Capítulo 21

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Olivia

Hace días que no hablo con Leyda y es que cuando estamos en vacaciones de navidad casi no hablamos porque nos gusta centrarnos en la familia, solo nos mandamos algunos mensajes pero lo bueno se hace esperar, porque cuando volvemos de navidad quedamos mucho para poder contarnos en persona todo lo que ha pasado durante el tiempo que no hemos hablado tanto.

Estoy escuchando música mientras dibujo, cuando quiero darme cuenta he dibujado a una preciosa chica con moño, la mirada triste y que parece que está apunto de llorar, quizás sea porque estoy escuchando una canción triste, así que cojo el móvil para cambiar de canción y veo que son las casi las diez y tengo un mensaje de mi padre que dice:

"Olivia, Rayna y yo hemos salido a cenar en plan noche de cita, no te he querido molestar se te veía muy concentrada volveremos tarde. Te quedas con Gael. Te quiero."

Al parecer estamos yo y Gael solos en casa, salgo de mi habitación para picar algo, la puerta del cuarto de Gael está cerrada, voy a la cocina y me tomo un vaso de agua, quizás Gael quiera pedir algo a domicilio. Voy a su cuarto pero cuando abro la puerta no hay nadie, me paseo por su habitación sin pensarlo, ni siquiera me he planteado que pueda pillarme cotilleando sus cosas, veo los albumes que vi en la caja el otro día debajo de la cama y una pequeña foto con su madre colgada encima del escritorio, están ellos dos la foto parece reciente, Rayna está rodeando a Gael en la foto y él la está abrazando, es de lo más tierno.

Recibo un mensaje de Gael diciendome que suba a la azotea, así que lo hago, cojo las llaves y me aseguro de cerrar bien la puerta, en cuanto estoy en el ascensor me doy cuenta de que solo llevo una camiseta fina y que seguramente me congele de frío, se me ha olvidado la chaqueta así que vuelvo a buscarla y cuando por fin llego a la puerta de la azotea, la abro y ando hasta mi sitio de confianza le encuentro de espaldas.

—Vaya ni una semana y ya me has robado el sitio eeh.— Le digo bromeando, se gira y me sonríe, al parecer él es más listo que yo porque ademas de ponerse su chaqueta también ha traído una manta, ni siquiera me doy cuenta de que hay comida a su lado hasta que la veo.

Me acerco hasta donde está sentado Gael.

—¿Y todo esto?— Le pregunto señalando la comida que hay encima de una manta.
—Bueno, cuando mi madre y tu padre se han ido me han dejado dinero por si quería pedir comida y claramente he pedido McDonalds tu padre me ha dicho que te encanta, pero no quería comerlo en el salón como siempre sabes, he pensado que sería buena idea comerlo aquí mientras vemos la ciudad de noche y si quieres luego cuando acabemos nos podemos quedar hasta las tres, no creo que vengan muy pronto he escuchado a mi madre mencionar no se que de unos cocteles y tu padre quería presentarle a unos amigos así que tienen para rato.— Me explica.

De brazos cruzados por el frío y impresionada por todo lo que ha preparado solo puedo decirle.

—Muchisímas gracias Gael.— Le digo y me siento a su lado.
—Ah y... perdona por lo de antes en el restaurante, seguramente he escuchado mal o no se. Lo siento, de verdad que no quiero arruinar lo tuyo con Wyatt.— Me dice.
—No pasa nada.—

Comenzamos a comer y nos contamos anécdotas de cuando eramos pequeños.

—Pues yo cuando era pequeña era incluso más torpe que ahora y recuerdo una vez que mi padre me llevo a un McDonalds y cuando acabamos de comer le di la tabarra de que quería un sundae, al final conseguí convencerle y me lo compró, me lo estaba comiendo cuando de repente no se ni como lo hize pero se me cayó encima y como era verano ya se había derretido un poco así que me manché muchisímo y me puse a llorar como buena dramas que soy, cuando llegue a casa y mi padre me ducho, me acabé quedando dormida en mi cama y perdí una camiseta y mis pantalones favoritos porque la mancha no se iba.— Le digo y comenzamos a reírnos como locos.
—Pues atenta yo era tan torpe tan torpe que le tiré la bebida encima a un señor.— Me dice.
—No puede ser— Le digo y le doy un mordisco a mi hamburguesa.
—Como lo oyes. Estaba empeñado en llevar algo hasta la mesa así que mi madre para que me callase me dio el vaso de coca cola, yo como era un genio le quité la tapa y justamente un señor venía en mi dirección pensé que no me daba tiempo a esquivarlo y sin querer le eché toda la bebida por encima, mi madre le pidió disculpas como trescientas veces y yo me sentí super avergonzado.— Me explica y volvemos a reírnos a carcajadas.

Un rato después de acabar de comer y las anécdotas me entra el sueño así que sin pensarlo me recuesto en el hombro de mi hermanastro y el parece no quejarse, me arrepiento un poco pero sigo recostada en su hombro y noto como me voy quedando dormida, los dos tenemos la enorme manta de lana que él se ha subido echada por encima, finalmente me quedo dormida y sienta tan bien.

Cuando me despierto Gael tiene su cabeza apoyada en la mía y está despierto mirando el cielo.

—¿Que hora es?— Le pregunto.
—Ni idea he dejado el móvil abajo.—

Me incorporo y cojo mi móvil para mirar la hora, son las dos y media de la noche y tengo 20 mensajes de Wyatt y 10 llamadas perdidas también de él.

—Mierda Wyatt me ha llamado, voy a bajo ¿vale?— Le digo a Gael.
—Si si. Baja tranquila yo me quedaré aquí un rato y ahora bajaré.— Me dice.
—De acuerdo.—

Salgo de la azotea y me meto en el ascensor, llamo a Wyatt pero no contesta, entro en casa y le vuelvo a llamar, esta vez lo coje.

—¿Qué quieres?— Le pregunto.
—Que ¿qué quiero? Que cojones hacías que no me has contestado.— Me pregunta casi gritando.
—Estaba durmiendo— Le miento a medias, prefiero no decirle que he estado en la azotea con Gael cenando y que me he quedado dormida en su hombro, porque sé que se cabrearia aún más.
—Ah bueno y te he despertado.— Se calma de repente.
—Em. No. Me he desvelado. Quiero decir que me acabo de desvelar.— Le digo.
—Ah bueno sigue durmiendo solo te llamaba para ver como estabas y eso. Y Gael no está por ahí o ¿si?— Me dice.
—No. Está en la azotea pero que más te da.— Le digo.
—Ah no nada. Simple curiosidad.— Decido creerle, no me apetece pelear ahora mismo.

Colgamos y entonces llega Gael con la bolsa que hemos utilizado a modo de basura y las dos mantas en la otra mano, me acerco a él y le ayudo a recogerlo todo.

Nos sentamos en el sofá y vemos una peli y cuando acaba cada uno se va a dormir a su cuarto, son casi las cuatro y hace media hora mi padre me ha escrito que se iban a quedar a dormir a casa de su amigo porque habían bebido un pelín de más y no podía conducir.

P.D. Para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora