Capítulo 8

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Nos hemos quedado dormidos en la cama, me despierto y veo lo mono que es Wyatt durmiendo, me levanto de la cama y voy al lavabo a hacer pis, para cuando salgo Wyatt ya se ha despertado, estoy en el pasillo cuando me grita des de la cama.

—¡Vuelve a la cama conmigo!— Me asomo y cuando me ve me sonríe.
—¿No tenías una sorpresa para mí?— Le pregunto con las manos en el aire.
—Ostia es verdad.— Se lleva una mano a la boca, seguidamente se levanta de la cama y viene hacía mí, me rodea con los brazos dandome un abrazo y me dice.
—Te va a encantar.— Le aparto, le agarro la cara con las dos manos y le doy un beso.
—Lo sé.— Le digo y le estrujo la cara mientras me sonríe. Desayuno un vaso de leche con colacao y después comienzo a vestirme, me pongo lo mismo que llevaba ayer y me peino el pelo. Mientras Wyatt acaba de vestirse y prepararse miro mi móvil. Tengo un mensaje de Leyda que dice:

"Olivia. Cuenta. Al final donde fuiste ayer. ¿A tu casa o a la suya? 😏"

No puedo evitar reírme al instante al ver el emoticono que me ha mandado Leyda junto con el resto del mensaje.

"A la suya. He dormido aquí. Con él. Y ahora me va a llevar a no se donde. Dice que es una sorpresa."

Le contesto a Leyda, que no tarda ni tres segundos en ver el mensaje y contestar.

"QUE DICES TÍA. Wyatt es super mono. Pues nada disfruta amiga."

Mientras sigo mirando el móvil escucho a Wyatt hablar así que pongo atención a lo que dice.

—Sí. Llegaremos en unos veinte minutos. ¿Está todo?— Oigo como le pregunta a alguien por telefono supongo. Seguramente sea por la sorpresa.

Me río y entonces cuando apago el móvil Wyatt aparece en el salón y dice.

—Vale. Ya está. Ya nos podemos ir.— Me levanto del sofá y Wyatt coge las llaves de su casa. En cuanto estamos fuera Wyatt me coge de la mano sonriente e ilusionado.
—Te va a encantar.— Me dice contento. Sonrío al verle tan feliz. Durante el camino intento sonsacarle la sorpresa.
—¿A donde vamos a un McDonalds o algo?— Le pregunto intrigada.
—¡No! Como vamos a ir a un McDonalds. Es muy cutre para una cit... para... bueno.— Se corta al instante.
—Una cita. Puedes decirlo eh.— Le sonrío. Se ruboriza.
—Lo sé. Pero no se.— Me dice tocandose la nuca con la mano derecha. Le suelto la mano, me pongo delante de él, le cojo de la cara con las dos manos y le digo.
—Me has preparado una fiesta. O una quedada con Leyda y Jannette. O quizás.— Wyatt me calla dandome un beso en la boca. Se separa y me dice.
—Tu solo dejáte llevar.— Me vuelve a coger de la mano y seguimos el camino.

Llegamos a un parque y Wyatt me tapa los ojos con la mano derecha y me coge una mano con la izquierda.

—Ven por aquí.— Me guía. —Escalón.— Me indica para que no tropieze. Me río. Wyatt me hace parar y dice.
—Vale ya está.— Me destapa los ojos y en cuanto lo hace veo una preciosa manta fina en el cespéd y encima de la manta una cesta enorme. Me llevo las manos a la cara.
—Wyatt. Es precioso.— Me sonríe preocupado.
—¿Sí? ¿No es demasiado no?— Me pregunta preocupado.

Le agarro la cara con las dos manos, le acerco a mí, juntamos las frentes, estamos a muy pocos centímetros.

—Wyatt. Es perfecto. Eres perfecto.— Le digo y pienso al instante en lo último que he dicho.
—Quiero decir que. Bueno que.— Intento corregirlo pero solo lo empeoro, Wyatt me sonríe.
—Olivia. Olivia, está bien. Tu tambíen eres perfecta.— Me dice sonriendo y acto seguido me da un pico.
—Ven. Sientate. Te va a encantar. He hecho de todo: Sandwiches, zumos y tambien he hecho mini cruissanes.— Me dice con un precioso brillo en los ojos. Es tan mono cuando se ilusiona.
—Te has esforzado tanto.— Le digo y me siento. —Por ti.— Me dice. Le sonrío y empezamos a comer. Durante comemos le pregunto.
—Y. El año pasado en tu curso. Tenías amigos ¿no? Me los podrías presentar algún día.— Empieza a toser bruscamente, cuando se recupera me dice.
—Em. Bueno en realidad no eran amigos míos. No son gente muy agradable que digamos.— Le miro sorprendida. Cuando acabamos de comer nos tumbamos mirando boca arriba, Wyatt apoya sus piernas encima de las mías y yo apoyo mi cabeza en su pecho, entonces el empieza a jugar con mi pelo, me encanta que la gente juegue con mi pelo porque me relaja muchísimo, cierro los ojos mientras Wyatt sigue jugando con mi pelo y a la vez acariciandome la cara.

Rato después abro los ojos y Wyatt ya no está jugando con mi pelo pero si acariciandome la cara, me giro y le miro a la cara, empiezo a acariciarle la cara, le acaricio sus preciosas cejas pobladas, son preciosas, luego bajo los dedos y empiezo a jugar con sus ojos haciendole formas raras, nos echamos a reír a carcajadas, bajo las manos y le acaricio los labios.

—Me encantan. Tus labios. Es mi parte preferida de ti.— Me quedo mirandole mientras le acaricio los labios.
—Lo sé. A mí tus ojos. Tienes unos ojazos lo sabías.— Me halaga.
—Siempre me lo dicen pero no se, tengo bastantes inseguridades.— Le confieso.
—Pues no deberías. Eres preciosa.— Me dice y me ruborizo.

Wyatt me da la vuelta cuidadosamente y se pone encima mío. Nos sumergimos en un intenso, apasionado y largo beso. Por suerte no hay nadie en el parque, porque son las dos de la tarde y todo el mundo está en su casa comiendo, las únicas personas que pasan son las que vienen del trabajo y van con tanta prisa que no se van a parar a mirar a una pareja de adolescentes con las hormonas disparadas. Nuestros labios se separan y Wyatt se quita de encima mío para ponerse a mi lado, me giro para mirarle, acerco mi mano a su cara y sigo con lo que estaba haciendo antes de que él interrumpiese con su beso, me encanta su cara, es precioso, para mí todo en el está en su perfecta proporción. Al rato dejo de acariciarle y le abrazo, me acurruco en su pecho y él me rodea con su brazo derecho.

Pasamos el resto de la tarde así.
Wyatt saca su móvil, conecta un adaptador y nuestros cascos y pone musica y estamos el resto de la tarde así, tumbados, yo con la cabeza recostada en su pecho, hasta que dan las cinco y media y recogemos para irnos a casa de vuelta, antes he informado a mi padre de que me quedaba mas días a dormir en casa de Leyda, me tranquiliza saber que se lo ha tragado y no sospecha.

P.D. Para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora