Capítulo 16

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Gael

Estoy durmiendo placidamente cuando de repente una preciosa melodía me despierta de mi sueño. Abro los ojos, me los froto y seguidamente me estiro, la melodía ha parado, miro el móvil. Las nueve de la mañana 《voy a seguir durmiendo un rato más》 pienso para mis adentros, pero entonces vuelve a sonar esa preciosa melodía, por un momento creo estar soñando, me aparto las sabanas de encima y me dejo caer con suavidad en el suelo, me voy arrastrando hacia la pared que da a la habitación de mi hermanastra y que es de donde proviene la melodía, pego mi oreja a la pared y escucho como alguien canta Sober de Demi Lovato, cuando entonces me doy cuenta de que quien la está cantando es ella, la verdad es que canta la ostia de bien. Apuesto a que su noviete no tiene ni idea de esto, me rio para mis adentros ante la idea de que conozca tan poco a su novia. Entonces mi móvil vibra avisandome de que he recibido un mensaje, Olivia continua cantando mientras yo miro mi móvil, es mi madre que dice:

"Cariño, como aún no estabais despiertos Richard y yo hemos ido a hacer la compra así que cuando volvamos abriremos los regalos de Santa jaja. Tu y Olivia estais solos en casa, no os porteis mal"

Acto seguido me manda tres emojis de la carita tirando un beso y le contesto que no se preocupe y que porfavor me compre galletas de chocolate.

Olivia sigue cantando, creo que piensa que aun sigo durmiendo pero no, asi que decido ir a su cuarto. Cuando entro se esta pasando la plancha por el pelo haciendose unas hondes, mientras se mira frente a su espejo y sigue cantando al ritmo de la canción que suena en su móvil.

—¿Te habian dicho alguna vez que cantas de la ostia?— Le digo con voz ronca ya que me acabo de despertar y sigo un poco adormilado.

—¡Mierda Gael que susto!— Pega un bote y uno de sus dedos choca con la plancha que está ardiendo. —Mierda me he quemado.—
—Mierda lo siento no era mi intención.— Le digo acercandome a ella asustado.
—¿Podemos parar de decir mierda?— Me dice sonriendo.
—Si. Perdón.— Le contesto sonriendo también mientras cojo su dedo en mis manos y lo miro.

—Ven te lo voy a curar.— Le digo arrastrandola suavemente del brazo hasta el baño.
—Curar el que si solo me he hecho una pequeña quemadura.— Me dice.
—Ya pero yo cuando me quemo dejo el dedo bajo el agua helada que cae del grifo durante cinco minutos y luego pongo una tirita hasta que se cura.— Le explico.
—Menuda chorrada.— Me dice burlona.
—Para nada lo encontré en Google una de las primeras veces que me quemé y estaba solo en casa y funciono perfectisimamente asi que chitón.— Le digo.
—Vale. Muy bien médico de Google.— Nos reímos.

Pongo su dedo bajo el chorro de agua helada que cae del grifo, en ese momento giro la cabeza, ella también, nuestras miradas se cruzan. Vaya no me había fijado hasta ahora pero tiene unos preciosos ojos verdes, supongo que ella estará mirando mis ojos color marrón claro, no hay mucho que ver son los típicos ojos marrones, pero los suyos son de un precioso tono verde claro que me hipnotizan, nuestras caras se acercan un poco hasta que se crea una tensión que se podría cortar con un cuchillo.

Toso y digo:
—Ejem. Bueno eeh. Yo creo que ya está.— Aparto mi mano de la suya.
—Si, ahora. Eeh. Bueno, me seco el dedo ¿no?— Me pregunta.
—Si. Pero con papel higienico mejor. Toma— Le digo tras coger un poco y darselo.

Se seca el dedo mientras yo cojo una tirita del mini armario que hay bajo el grifo, se la pongo y nos volvemos a quedar mirando hasta que nos separamos.
Vuelve a su habitación y yo la sigo.

—Asi que... ¿me has escuchado cantar?— Me pregunta de espaldas a mí.
—Sip.— Le contesto. —Bueno era algo inevitable teniendo en cuenta que estas justo a mi lado.— Continuo.
—Cierto. Se me había olvidado. Que
vergüenza.— Me dice.
—Que va, no la tengas lo hacias genial, tienes madera de cantante.— Le digo.
—Gracias pero no se.—

Hace la cama y cuando acaba se sienta en ella y mira el móvil, me siento a su lado.

—¿Y para que te has vestido? Mi madre me ha dicho que cuando volviesen abririamos los regalos tienes que estar aquí para poder
hacerlo.— Le digo confuso.
—Lo sé mi padre también me ha escrito a mí. Pero cuando acabemos de abrirlos voy a ir con Wyatt a descambiar el colgante y le dire que me haría mas ilusión otra cosa.— Me informa.
—Ah. Es verdad ayer me lo dijiste en la azotea. Lo siento mala memoria.— Le digo.
—No pasa nada.— Sonríe.
—Bueno voy a desempaquetar mas cosas cuando lleguen avisame.— Le pido.
—Hecho.— Me dice sin levantar la vista del móvil, está obsesionada con esa mierda y con... como no el puto Wyatt.

Voy a mi habitación y empiezo a sacar cosas de las cajas y colocarlas por mi habitación, posters, cojines, libros...

P.D. Para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora