Capítulo 23

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Gael

Me encanta esto, me encanta estar así ahora mismo con Olivia, probablemente no debería pero me encanta, no puedo evitarlo. Hace unas semanas me di cuenta de que me gusta. Olivia. Mi hermanastra. Suena un poco raro pero así es, me gusta Olivia, aunque no creo que sea mutuo, ella está con Wyatt y por mucho que me amenazase hace un mes, no tengo pruebas y Olivia no me creera sin pruebas. Abro los ojos y Olivia tiene la cabeza hundida en mi pecho y estamos los dos abrazados. Escucho como mi madre y Richard se preparan para salir a desayunar como cada sabado y un rato después se escucha la puerta, deben de ser las nueve. No quiero salir de la cama pero tengo que despertar a Olivia, así que lo hago.

—Olivia.— Susurro.
—¿Mmm?— Es lo único que consige decir.
—Son las nueve nos tenemos que despertar
ya.— Le digo.
—Pero no quiero.— Me dice y hunde más su cabeza en mi pecho y me agarra más fuerte.

Le alzo la cara, cogiendola de la barbilla.

—¿Entonces has dormido bien?
¿Sin monstruos?— Le pregunto.
Ella asiente dulcemente y se me queda mirando durante un rato, tiene unos ojos preciosos y está preciosa aún recién levantada, tiene el pelo alborotado y la luz que entra por la ventana ilumina su precioso rostro y el color morado de su pelo.

—¿Rayna y mi padre se han ido?— Me pregunta.
Asiento con la cabeza y ella se vuelve a tumbar.
—¿Me puedo quedar un rato más?— Me pregunta.
—Pues claro. Yo voy a desayunar.—

Salgo de la cama, me pongo las zapatillas y antes de ir a la cocina voy al baño, hago mis necesidades y me lavo las manos.

Entro en la cocina y empiezo a hacer una masa de tortitas, no se porque pero me apetece. Me pongo los cascos mientras las hago para escuchar música sin molestar a Olivia porque sino se me hace muy aburrido.

Tras un rato haciendo las tortias por fin las acabo, meto los utensilios sucios que he utilizado para hacerlas en el lavaplatos y lo enciendo porque está lleno, me preparo un café y cuando lo acabo y voy al salón con el café Olivia aparece por el pasillo.

—¿Has hecho tortitas?— Me pregunta lo evidente.
—Si. ¿Es que no te gustan?— Le pregunto.
—Si si. Claro que me gustan.— Me contesta.

Va a la cocina y cuando vuelve lleva un vaso de leche con Cola cao.

—¿No te gusta el café?— Le pregunto confuso.
—Para nada. Lo odio. Es muy amargo y asqueroso.— Me dice. Abro los ojos como platos y hago de broma un gesto de ofensa del cual los dos acabamos riendonos.

Cada uno cogemos una tortita, yo la unto en crema de cacao pero ella no lo hace.

—Que. ¿Tampoco te gusta el chocolate?— Le digo alegre.
—Por supuesto que me gusta. Me encanta. Pero no me apetece.— Me dice mientras pellizca un trozo de tortita y se lo lleva a la boca.

Enserio. De verdad que está guapisíma de buena mañana.

—Entonces... ¿Has dormido bien?— Le pregunto preocupado.
—Si. Gracias por dejarme dormir contigo sé que alomejor te pareció raro pero no tenía otra opción.— Me dice.
—Bueno. Tenías a Golfo.— Le digo sonriendo.
—Bueno pero no es lo mismo.— Me contesta con una pequeña sonrisa. Me alegra que se sienta segura conmigo.

Acabamos de desayunar y me voy a mi habitación para hacer los deberes que pusieron el otro día y que como buenisíma estudiante como no Olivia ya ha hecho. Sonrío para mí al pensar en ella.

Estoy en mi habitación y he hecho una redacción que había de deberes a lápiz así que ahora la estoy pasando a limpio con boli. Cuando acabo me pongo a buscar la goma para borrar el lápiz, pero no la encuentro por ninguna parte así que voy a la habitación de Olivia para pedirle una, de camino me encuentro a Golfo durmiendo en su cama en el pasillo, que tierno es.

Abro la puerta y la encuentro vistiendose, con una sudadera puesta, pero sin pantalones, al instante la cierro de golpe.

—¡Lo siento! ¡No sabía que te estabas
vistiendo!— Le digo avergonzado.

Tras unos minutos Olivia abre la puerta de su cuarto, ahora vestida completamente. De arriba abajo.

—No pasa nada, pero estaría bien que la próxima vez picaras a la puerta, por algo la cierro a veces sabes.— Me dice.
—Si. Totalmente. Fallo mío lo siento.— Le digo.
—¿Que quieres?— Me pregunta.
—Eeh. Una goma de borrar no encuentro la mía por ninguna parte.— Le digo. Se acerca a su escritorio y coge su goma, me la da y dice.
—Cuando acabes devuelvela a su sitio.—
—Vale.— Le digo. Cierra la puerta pero la paro con mi mano. —A donde... ¿a donde vas?— Le pregunto.
—Ah. Em. He quedado con Wyatt.— Me informa. Sin querer saber más del tema pongo los ojos en blanco y me voy pitando de ahí. No quiero saber nada de ese imbécil. Es un tipo asqueroso y no le soporto.

Me vuelvo a mi cuarto y borro el lápiz de la hoja dejando solo lo que hay escrito en boli.
No puedo evitar pensar en Olivia y el capullo de Wyatt. Me da tanto asco. No me puedo creer que siga con él, con ella es muy bueno y hace el papelón pero en verdad es un gran imbécil de mierda.

Unos minutos después Olivia entra en mi habitación para avisarme de que Wyatt ya está abajo esperandola y se va. Y que no tardara en volver ya que solo han quedado para hablar, no se de que van a hablar pero tampoco me importa así que simplemente le digo adiós y sigo con mis deberes, escucho como cierra la puerta y se va, tras unos minutos suena la puerta de abajo y los escucho saludarse y besarse a través de mi ventana, que en estos momentos odio que de directamente a la calle y odio haberla abierto, así que me levanto y la cierro, en cuanto lo hago les veo desaparecer en la calle. Vuelvo al escritorio y sigo haciendo mis deberes.

P.D. Para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora