Capítulo 24

1 0 0
                                    

Olivia

Wyatt y yo vamos cogidos de la mano, caminamos unos cuantos pasos lejos de mi edificio y entonces paro. La idea de haber dormido con Gael y no decirselo a Wyatt me carcome por dentro, además no tengo razones para ocultarselo no significó nada, o puede que sí y es por eso que me siento mal. De todas formas he de decirselo así que lo hago. Le paro a él también y suelto su mano, me pongo en frente de él y le miro a los ojos.

—Te... tengo que decirte una cosa.— Le digo nerviosa.
—Que. ¿Que pasa?— Me pregunta intrigado.
—Pues veras. Ayer... tuve... tuve una pesadilla y no podía dormir. Así que...— Le digo.
—Así que. ¿Qué?— Me presiona.
—Pues que... me fui a dormir con Gael.— Suelto por fin y sienta muy bien decir la verdad.
—¡¿QUEEEE?!— Me grita Wyatt.
—Oye tranquilo solo dormimos.— Le digo.
—ERES UNA PUTA ZORRAAA— Me grita.
—¡¿PERDONA?!— Le grito también.
—Ya me has oído. Debí sospechar que te lo querías follar cuando te pusiste sus pendientes y no te pusiste mi collar. GUARRAA— No me puedo creer lo que está pasando.

Estoy en shock, cuando entonces Wyatt dice.

—¡Le dije a ese capullo cabrón que no se acercase a ti y ha conseguido meterte en su cama!— Grita y al instante por la cara que pone me doy cuenta de que se le ha escapado y no quería decirlo, acaba de confesar que lo que me dijo Gael aquel día en el restaurante era cierto. Wyatt le amenazó. Me cabreo, la ira empieza a arder en mí.

—¡¿Como has dicho?!— Le digo.
Doy unos cuantos pasos atrás antes de seguir gritandole.

—Para empezar capullo de mierda. Te dije que no quería un puto collar y me gritaste, obligandome a cogerlo. Para seguir no eres nadie para amenazar a Gael de que no se acerque a mí. JODEER VIVIMOS JUNTOS WYATT.
¿Que pensabas que no me iba a dirigir la palabra? No crees que hubiese sido
sospechoso.—
—Olivia...— Me dice com tono amenazador.
—CALLATE LA PUTA BOCA. No pienso dejar que sigas así, haciendome sentir mal por cosas que no están mal. Jodeer eres un puto psicopáta. Ah y por último, a mí nadie me mete en la cama soy YO quién decide hacerlo, nadie me manipula solo tu lo hacías y desde hoy eso se acaba aquí y ahora.— Le digo y empiezo a caminar.

Wyatt me sigue y me agarra bruscamente del brazo.
—¿Me estas dejando? Que pasa que te gusta él verdad.— Me dice. Me giro y hago un movimiento para conseguir sacar mi brazo de su mano.
—Sabes que Wyatt. Eres muy inseguro porque nadie te quiere. Ni tu madre. Porque estás
loco.— Le digo evitando su pregunta.
—Pero te gusta.— Vuelve a repetir. Me canso de negar lo evidente.
—Joder sii.— Espeto. —Pero esa no es la razón por la que estoy rompiendo contigo sino porque eres un puto tóxico y un celoso de mierda.— Le digo. Me agarra con fuerza del brazo y por un momento temo que pueda pegarme, pero intento reprimir el miedo y le digo.
—Wyatt. Sueltame.—
—No te atreveras a dejarme.— Me dice.
—Ah no. Y que haras, amenazarme en vano como hiciste con Gael. Pues hazlo. No te tengo miedo. Ya no. Haz lo que quieras no tengo NADA que esconder.— Le digo a pocos centimetros de él. Sabe que ahora que no me tiene a mí está solo, que es lo que mas teme. Doy media vuelta y me voy.

—¡ESOO VETE A FOLLARTELO AHORA QUE PUEDES!— Me grita desde la lejanía.
—¡LO HARÉ!— Le respondo.

Vuelvo a casa, me meto en el ascensor y voy hasta la azotea, me siento en mi lugar de siempre, llevo mis rodillas hasta el pecho y las rodeo con mis brazos. Rompo a llorar al instante.

—¿Olivia?— Me sorprende la voz de Gael. Intento secarme las lágrimas rapidamente pero no funciona porque salen a borbotones.

Se acerca y se sienta a mi lado.

—Eeh. Estás bien ¿que ha pasado? ¿Que haces aquí?— Me pregunta.
—Lo siento Gael. Siento no haberte creído aquel día en el restaurante. Le he dicho que anoche dormí contigo por lo de la pesadilla y se ha puesto a gritarme y ha confesado sin quererlo. Le he dejado.— Le explico.
—Olivia tranquila. Está bien ya no estás con ese gilipollas.— Me rodea con sus brazos y me da un cálido abrazo.
—Cuatro meses.— Le digo, Gael se separa de mí mientras yo sigo llorando.
—¿Qué?— Me pregunta confuso.
—Cuatro meses he estado con él y no quería ver la realidad Gael. Al principio era tan tierno que... no se pensaba que eran simples celos y cuando me gritó por lo del collar yo...— Al instante me doy cuenta de que Gael no sabía lo de aquel día.
—¿Como que lo del collar? ¿Como que te gritó? Olivia que pasó aquel día.— Me dice.
—Fuimos a descambiarlo y le dije que no quería un collar porque no me gustaban, pero me gritó y tuve miedo así que elegí uno cualquiera para contentarle.— Le explico.

Se queda mirandome sorprendido mientras lloro.

—Por eso viniste tan cabreada. Tendría que haberme dado cuenta. Joder Olivia lo siento.— Me dice.
—Y al día siguiente. Cuando vió que no me había puesto su collar pero si tus pendientes se cabreó y en la mesa cuando me dijiste aquello, yo quería sonreír pero me echó una mirada asesina y... y... yo estaba asustada. Hoy he llegado a pensar que me iba a pegar.— Gael me abraza de nuevo pero está vez no me suelta.
—Tranquila ahora estás conmigo.—
—Este mes estaba siendo tan agradable que pensaba que simplemente eran celos y no le he dado importancia hasta que sin darse cuenta ha confesado.— Le explico.

Un rato después, cuando ya estoy mas calmada nos separamos.

—Y. En realidad anoche. Cuando te dije que había soñado con un monstruo. Él era el monstruo. En el sueño una especie de fuerza me arrastraba hacia él alejandome de ti y me caía en un pozo oscuro y tu intentabas ayudarme dandome la mano para que yo pudiese salir pero entonces él aparecía y no me dejaba hacerlo. Fue horrible.—

Gael me abraza de nuevo, esta vez con más intensidad, me hace sentir segura.

—Y...— Me separo de él y le miro a los ojos. —Me ha dicho que si le dejaba era porque me gustas. Pero esa no ha sido la razón.— Le explico.
—¿Entonces no es verdad? ¿No te gusto?—
—La verdad es que... si. Si que me gustas pero no quería admitirlo. Pero entiendo que yo no te guste y solo me veas como una hermanita y— Antes de que pueda acabar la frase Gael me calla con un beso largo y apasionado. Noto sus labios presionando contra los míos, mientras el viento hace que mi pelo vuele en el aire, me rodea la cara con sus manos y yo hago lo mismo.

Paro el beso y le digo.

—Entonces ¿te gusto?—
—Si.—

P.D. Para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora