Capítulo 42

2 0 0
                                    

Olivia

Estamos sentados mirando cada uno su carta para saber que vamos a pedir, yo acabo decantandome por pedir un entrecot pero sigo mirando la carta para curiosear que hay de postre y poder escoger también el postre ya de paso.

De repente noto una mano en mi muslo, cuando miro discretamente veo que es la de Gael, que está sujetando la carta unicamente con una mano y la otra la tiene encima de mi muslo. Me ruborizo y cubro mi rostro con la carta, él me mira y sonríe. Unos minutos después llega el camarero y nos toma nota, todos pedimos carne, yo pido el entrecot con patata asada al igual que Rayna y Gael y mi padre piden lo mismo pero con una salsa por encima.
Cuando el camarero se aleja, Rayna coge la mano de mi padre y dice:

—Gael cariño.— Gael aparta la mano de mi muslo rápidamente. Seguro que ha pensado lo mismo que yo, lo habrán visto. Pero no, nada mas alejado de la realidad. Gael atiende a su madre que le explica.

—Ayer llamó tu padre.— Gael la mira con indiferencia. Él y su padre no tienen muy buena relación. —Y...— Mira un momento a mi padre.
—Me dijo que queria que fueras a Madrid a pasar el resto de verano con él.—
—¡¿QUE?! No ni de coña no ire mamá.—
—Tienes que ir por mucho que no quieras
Gael.—
—Pues claro que no iré. Ni tu ni nadie puede obligarme.— Tras decir eso Gael se levanta de la mesa y antes de irse me mira y me dice.
—¿Vienes?— Rayna y mi padre me miran un poco confundidos y de repente me siento atrapada pero decido irme con Gael.
—Si.— Le contesto levantandome de la silla.
—Lo siento.— Les digo a Rayna y a mi padre.

Recorremos el pasillo, algunas de las personas que estan sentadas comiendo se giran para
seguir contemplando la escena que acaban de montar Gael y Rayna para ver como termina. ¿El final? Gael y yo saliendo del restaurante. Ni siquiera tengo idea de a donde vamos a ir ahora, no se que quiere hacer pero entiendo que se haya enfadado y de alguna forma también entiendo que haya salido del restaurante, lo que no entiendo es porque ha querido que yo le acompañase, pensé que querria estar solo, para pensar o lo que sea.

—Gael! GAEL! Espera! Para!— Le digo muy por detrás de él ya que va casi corriendo y no puedo alcanzarle. Tras unos minutos al fin se para y se da la vuelta.

Viene corriendo hacia mí es evidente lo cabreado que está.

—Porque, porque mierda AHORA quiere que pasemos tiempo juntos o que vaya si quiera a su casa. Si cuando vivia con él casi ni hablabamos joder venga ya.—
—Alomejor ha visto su error y quiere
arreglarlo—
—No. Que va. Ni de coña, ese hombre no sabe lo que es darse cuenta de que la ha cagado porque para él todo lo que hace está bien.—
—Solo quiero que sepas que estoy aquí ¿vale? Si necesitas desahogarte o lo que sea.— Le digo pero parece que no me presta mucha atención asique le cojo de los hombros para frenarle y me pongo enfrente de él. — Eh oye. Te quiero. ¿Lo sabes no?—
—Si. Lo sé.—
—Pues no pases de mí cuando intento
ayudarte.—
—Si lo sé lo siento es solo que esto es una mierda.—
—Lo sé.—
—Seguro que me obligan a ir joder.—
—O alomejor no. Quizás Rayna pueda hacer algo para que no tengas que ir o no se.—
—No creo pero bueno siempre queda esa 
esperanza.—
—Si.— Sonrío. Le doy un pico. —Y ¿que quieres hacer ahora? ¿A donde quieres ir?—
—Al hotel. Paso de hacer nada solo quiero dormir.—
—Pues vamos al hotel.—

De camino al hotel ninguno dice nada, cuando llegamos Gael se tumba en la cama a dormir y como no tengo nada mejor que hacer me tumbo con él.

Me tumbo en la cama y me giro de cara a Gael para mirarnos.
—Gracias.—
—¿Porque?— Le pregunto.
—Simplemente por estar ahí, podrías haberte quedado no tenías porque haber venido pero lo has hecho.—
—Pero quería hacerlo. Te quiero.—
—Te quiero.—

Me acerco más a él y le abrazo, él hace lo mismo, hundo mi cabeza en su pecho y el coloca la suya encima de mi cabeza como hacemos siempre.





Abro los ojos poco a poco, Gael y yo seguimos abrazados y sigue entrando luz por la ventana, me separo lentamente de Gael para mirar la hora, veo que son las cuatro y media casi las cinco. Me vuelvo a girar y entonces Gael entre abre los ojos.

—¿Que pasa?— Balbucea como puede ya que sigue un poco dormido.
—Nada que son las cinco.—
—Mmmmm.— Gruñe.

Estira su brazo hacia mi cintura y me atrae hacie él, se le dibuja una sonrisa de oreja a oreja y me besa.

P.D. Para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora