Secreto (Sterek)

25.

25.

-No sueltes mi mano.

Dylan apretó fuertemente con sus deditos la mano callosa de su padre.

Después de discutir acaloradamente con Scott, aceptó el hecho de ofrecer techo a aquellos dos chicos que en un inicio había visto como una amenaza. Descubrió sus nombres, el hecho de que estaban pronto a casarse y, también que pronto serian padres. Realmente esta última realidad fue la que lo convenció a dejarlos quedarse con ellos.

-Paí, quiero helado. – Pidió el niño con suavidad mientras señalaba a un puesto de helados que se encontraba justo en frente.

-Está bien. Solo porque terminaste tu almuerzo.

El lobo caminó a paso seguro, con el niño aún de su mano. La fila no era tan extensa, Pronto el lobo se encontró frente a la vendedora, quien la recibió con una enorme sonrisa.

-Buenas tardes, ¿En qué puedo atenderlo? – Hablo con cordialidad la trabajadora sin dejar su enorme sonrisa, no veía hombres guapos muy seguido.

-Un helado de chocolate en vaso, Por favor. – Pidió el lobo con semblante serio.

-Muy bien, acompáñeme al otro mostrador allí mi compañero le entregará su pedido y podrá pagar su orden.

Derek asintió la cabeza mientras notaba el sonrojo en el rostro de la mujer que había tomado su orden. Su mano se alzó en el aire para tomar a su hijo, pero no lo encontró. Giró su cabeza con agresividad y no vio al niño a simple vista. Asustado, se enfocó en sus super sentidos, finalmente escuchó el familiar palpitar del corazón de su hijo. Camino hacia la dirección. Encontró al niño entre algunas mesas al aire libre pertenecientes a la heladería.

-Dylan, Por amor a dios. – Exclamo el lobo alzando al niño en sus brazos. - No debes irte de esa manera.

-Pedon paí. – Se disculpó el pequeño mientras tomaba con fuerza la mano de su padre ya en el suelo. Sin embargo, no se movió de su lugar y seguía rastreando con su nariz algún olor llamativo.

-¿Qué sucede? – Pregunto Derek notando como el niño batallaba para rastrear el olor.

-En el aire, huele a triste. – Se explicó el niño vagamente.

Derek se concentró en sus sentidos para captar los aromas del ambiente. Estaba extrañado por el hecho de que su hijo parecía particularmente curioso por uno de los tantos olores que probablemente, debido a su edad, estaba sintiendo todo el tiempo.

Podía oler muchas emociones impregnadas por todo el lugar, pero de inmediato captó la única que llamaba su atención. No sabía porque este sentimiento era tan fuerte, pero lo que tenía claro, era que la razón del resalte era porque la emoción era familiar. Provenía de alguien familiar.

Unas mesas más allá, se le hizo imposible no reconocer la esencia del chico humano.

Del humano que conocía desde que este era adolescente.

Del humano con el que había pasado muchas cosas juntos, Desde el despertar de su primer amor hacia un chico, hasta su primer corazón roto.

Ese era el único humano al que no podía lastimar, y también evitaba que sus antiguas emociones resurgieran de nuevo.

-Stiles...

Derek alejo su concentración del humano para observar al niño que se aferraba a su mano. Dylan, su hijo, había mencionado el nombre del chico del cual siempre estuvo enamorado. Pero aparte del asombro inicial, también le invadía la duda, ¿Su hijo y Stiles habían tenido interacción? ¿Habían hablado sobre algo? Y sobre todo, la duda que le mataba en vida era, ¿Cómo es que su hijo ya distinguía el aroma de Stiles?, solo tenía tres años, a esa edad no reconocía ninguna fragancia aparte de la de sus propios padres.