Secreto (Sterek)

4.

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4.

Cuando Lydia dio el anuncio, la manada excepto Stiles iniciaron la carrera. Stiles no tenía la energía suficiente como para intentar alcanzar a los otros sobrenaturales, por ende, prefirió hacer el mismo recorrido, pero con más calma, no podía caminar ya que tardaría muchísimo más, así que trotó todo el recorrido. Cuando regresó al punto de partida ya habían pasado veinte minutos y Liam se había coronado como ganador.

-Usualmente no eres tan lento. – Le habló Derek en modo de regaño. - ¿Lo hiciste a propósito para no esforzarte?

Claramente esa era su intención, pero a pesar de que solo había trotado se sentía como si hubiese hecho el mismo recorrido corriendo y más de tres veces. Estaba agotado, incómodo y podía sentir su corazón en sus oídos.

-Por supuesto que no. – Se defendió el chico mientras intentaba estabilizar su respiración. -Realmente puse todo mi empeño en la carrera.

Todos podían notar lo cansado que se encontraba el chico así que le dieron toda la razón.

-Siéntate conmigo Stiles, dejemos que ellos entrenen a sus capacidades. – Le habló Lydia mientras palmeaba a su lado.

Stiles tomó asiento, pero después de casi diez minutos su respiración y cansancio no se normalizaban. Llegó a ser tan extraño que la manada había dejado su entrenamiento para centrarse en el pobre chico que se había acostado en el suelo con una toalla cubriéndole los ojos.

-Me duele todo el maldito cuerpo. – Murmuró el Castaño para sí mismo.

- ¿Stiles te encuentras bien? – Preguntó Isaac.

-Me encuentro de maravilla. – Respondió el chico casi de inmediato.

-No creo que te encuentres bien. -interpuso la coyote. – Todos escuchamos tu corazón, no está del bien.

-No deberían escuchar el corazón de los demás. - Habló después de un tiempo en silencio. – Solo estoy cansado, llevo un tiempo sin correr.

-La cuestión aquí es que tu no estabas corriendo Stiles. – Habló Scott mientras se acercaba a su amigo.

Stiles aún tenía cubiertos sus ojos por tanto no notó cuando Scott se acercó y tocó uno de sus brazos. De inmediato en la mano del Alpha resaltaron sus venas de color negro. Stiles lo notó y de inmediato apartó su brazo del otro. La manada estaba sorprendida; sabían que Stiles estaba un poco exhausto, pero jamás llegaron a pensar que sintiera un dolor tan potente y verdadero.

-¿Por qué no dijiste que te dolía? -Hablo Lydia cuando el humano fue obligado a sentarse y mirar a los presentes.

-No me duele nada. -interpuso con terquedad. – Les digo que solo llevo un tiempo sin estirar las piernas.

Scott y Isaac compartieron una mirada entre los dos, y sin que nadie lo esperase tomaron al chico en brazos.

-¡Qué demonios! – Exclamó este con sorpresa. Scott y Isaac caminaron hasta el área en donde estaban parqueados los autos, mientras que los demás miembros de la manada los seguían por detrás. -¡Bájame! ¡A dónde me llevan!

-Iremos con mi madre. – Explicó Scott mientras abría la puerta del auto del jeep. – En el hospital pueden revisar si no es nada de qué preocuparnos.