Chapter 12

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El último día en Hogwarts resultó desagradable

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El último día en Hogwarts resultó desagradable. Astoria se enfureció al descubrir que Lyra y yo compartíamos habitación y, sin darme oportunidad de explicarle lo que realmente sucedía, se mostró implacable. Mi ánimo fue pésimo durante todo el viaje de regreso a casa. Evité hablar con mi madre e incluso dirigirle la palabra a Shafiq, quien había cruzado la línea ese día. La tensión en el ambiente era palpable, y los sentimientos encontrados me invadieron durante el trayecto de vuelta.

Estar en casa no me proporcionaba mucha tranquilidad, pero tampoco me resultaba incómodo. De nuevo, había cierta calma en el ambiente, dentro de lo posible. Mi padre seguía ausente como siempre, lo que hacía más llevadera la convivencia con mi madre. Lyra, por su parte, evitaba compartir las comidas, dejando claro que prefería estar en cualquier otro lugar. No la culpo, ya que si estuviera en su lugar, probablemente sentiría lo mismo.

Una de las actividades que más disfrutaba era salir al jardín para leer un rato. No obstante, me di cuenta de que no era el único que tenía esa costumbre, pues en más de una ocasión, vi a Lyra salir y pasear cerca del lugar donde solía refugiarme. La curiosidad me ganó un día que decidí seguirla discretamente.

Durante el recorrido, pude observar cómo se deleitaba con la naturaleza que la rodeaba, sus manos acariciaban con ternura las flores blancas que decoraban los árboles a lo largo del camino; era un sendero bordeado por esos mismos, sembrados en repetición.

Luego, ella escogía cuidadosamente un lugar bajo uno de esos árboles y se sentaba cerca del tronco para empezar a escribir en unas hojas que hacía aparecer de la nada. Su enigmática práctica despertó mi curiosidad aún más, que decidí observarla por un tiempo antes de que regresara a mi refugio literario.

La primera vez que la seguí, no me quedé mucho tiempo, pero después fue inevitable resistirme a contemplarla desde la distancia. Lyra lucía totalmente diferente, con una expresión más serena y en paz. Mientras ella se dedicaba a su actividad, yo me acomodaba en el suave césped y abría el libro que me había regalado. Fue entonces cuando descubrí que estaba lleno de datos fascinantes que no se encontraban en ningún otro libro. Así, mientras ella se sumergía en su mundo de escritura y creatividad, yo me sumergía en un mundo de conocimiento y aprendizaje a través de las páginas de aquel valioso obsequio.

Hoy seguí repitiendo la misma rutina de días anteriores, observando a Lyra a distancia. Sorprendentemente, ya no me sentía incómodo espiándola; de hecho, su presencia me brindaba cierta calma, a pesar de que aún debería estar molesto por lo que había ocurrido días atrás. Como de costumbre, me sumergí en el capítulo que estaba leyendo, perdiendo completamente la noción del tiempo. Al levantar la mirada hacia donde solía sentarse Lyra, me llevé una sorpresa desagradable.

Ella ya no estaba allí, donde minutos antes la había visto. Mi curiosidad y preocupación se despertaron al instante. Me apresuré a levantarme del lugar en el que me encontraba y me acerqué rápidamente a su parte del jardín asignada. Busqué exhaustivamente por todos los rincones posibles, pero no pude encontrarla. Una extraña inquietud comenzó a apoderarse de mí, como si una preocupación helada comenzara a extenderse por todo mi ser.

Los Elegidos Parte 1  [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora