Estábamos sumidos en un sueño apacible cuando, de repente, ella comenzó a contonearse frenéticamente, sacándome de mi letargo. Lyra, una vez más, estaba siendo víctima de una pesadilla. La tristeza pintada en su rostro avivó mi preocupación. En un intento de calmarla, la envolví en mis brazos, esperando que mi abrazo pudiera aliviar su angustia, pero no fue así.
—¡Hunter! —gritó en su sueño, con una urgencia palpable—. Por favor...
A pesar de encontrarse en un profundo sueño, algunas lágrimas se deslizaron por sus ojos. Sin titubear, las limpié y con la otra mano, la atraje hacia mi cuerpo. ¿Qué podría estar causándole tal dolor para experimentar episodios tan críticos y vehementes? Esta joven constituía un enigma; en lugar de alejarme, sus secretos me enlazaban aún más.
—Lyra —la llamé en un susurro—. Tranquila, voy a cuidarte.
—No me dejes —siguió hablando dormida mientras sus sollozos se intensificaban.
¿Debería despertarla? La confusión se apoderaba de mí; no sabía cómo abordar la situación. Sin embargo, no podía seguir viéndola sufrir.
—Despierta, Lyra —la moví ligeramente.
Ella abrió los ojos de inmediato, revelando que el verde de sus iris brillaba más intensamente que nunca. En mis 19 años, nunca había presenciado algo similar. A pesar de ello, mantuve la calma y permanecí a su lado.
Al despertar, me encontré con unos ojos grises y un cabello platinado. Este no era el jardín de la mansión Shafiq, no estaba tirada a un lado de su cuerpo, y no había nadie a punto de hacerme daño. Mi pulso resonaba con fuerza en mis oídos y en mi pecho, mientras la molestia de mi respiración se hacía presente en cada intento de inhalación. Nuevamente, las pesadillas volvían, trayendo consigo sus recuerdos. Esto no podía sucederme de nuevo; ¿por qué ahora? La ansiedad recorrió mi torrente sanguíneo, alimentando mi adrenalina. Rápidamente, me aparté del lado de Draco, saliendo con dificultad de la cama y agarrando mi bata en el proceso de abandonar la habitación.
Mi respiración se tornó pesada con cada paso que daba, la realidad y mi pasado me golpeaban con fuerza, dificultando mis funciones básicas para respirar. La bruma volvía borrosa mi vista y debilitaba la fuerza en mi cuerpo. Intenté sostenerme de algo, pero ya era tarde; mis piernas cedieron, haciéndome perder el equilibrio.
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Los Elegidos Parte 1 [EN EDICIÓN]
FanfictionTras el fin de la segunda guerra mágica, muchas familias de sangre pura perdieron su estatus en la sociedad mágica. Él creyó que con la muerte del señor tenebroso finalmente sería libre, mientras que ella pensó que podría decidir su propio destino s...