Estaba sorprendido por el nivel de furia que había explotado en la habitación. La magia que me había lanzado contra la pared ahora estaba retrocediendo, regresando a su origen: Lyra. Sus ojos, de un verde intenso, brillaban con una ferocidad que me resultaba vagamente familiar, como si ya los hubiera visto así antes, en algún otro momento. Si en algún momento dudé de lo que era capaz, ahora ya no. Había presenciado su magia antes, pero nunca desatada con tal magnitud.
Al percatarme del traspié que dio, me levanté de inmediato. Su rabia pareció apagarse tan rápido como había surgido, justo en el instante en que se desvaneció. Rápidamente corrí hacia ella, estirando los brazos justo a tiempo para evitar que golpeara el suelo.
—Lyra —la llamaron desde el otro extremo del pasillo.
—Ni se te ocurra, Ross —dije, alzando una mano para detenerlo antes de que siquiera intentara acercarse.
Agradecí haber seguido mi intuición y haber decidido seguir a Lyra en el preciso momento en que noté que Ross desapareció de la mesa.
—¿Quién eres tú para ordenarme? —espetó Ross, con una rabia que parecía a punto de desbordarse.
—Yo soy...
—¡Por Merlín, ¿qué sucedió?! —interrumpió una voz agitada.
Theo se acercó rápidamente, acompañado de su hermana, Pansy, y el chico nuevo. Los tres exudaban la misma preocupación que yo sentía ardiendo en mi interior. Sus ojos iban de Lyra a mí, buscando respuestas.
—Ahorita no es momento para explicaciones —dije mientras ajustaba el cuerpo de Lyra entre mis brazos, su peso cada vez más liviano y su piel más fría.
Solo di dos pasos cuando Ross, decidido, habló nuevamente.
—Voy con ustedes —anunció, con una determinación que parecía inquebrantable.
Me detuve en seco, el impulso de ira brotando desde el fondo de mi pecho.
—Ni se te ocurra. No quiero verte ni a dos metros de la enfermería, porque esta vez no habrá nada que me detenga de romperte la cara —amenacé con los dientes apretados, mirándolo directamente a los ojos.
Sin decir más, continué mi camino hacia la enfermería, pero no pude ignorar los pasos apresurados detrás de mí. Me seguían, aunque lo último que deseaba en ese momento era tenerlos cerca. Cuando finalmente dejé a Lyra en la camilla, mi inquietud alcanzó su punto máximo. Su piel estaba helada, pálida, al punto que por un instante me pregunté si aún estaba respirando. Mi corazón latía con fuerza mientras observaba su pecho en busca de algún movimiento.
—Creo que ya nos puedes dar una explicación —dijo el chico nuevo, su mano aferrándose a mi brazo como si eso fuera a extraer las respuestas que buscaba.
Antes de que pudiera responder, Theo, percibiendo la tensión en mi cuerpo, reaccionó rápido. Tomó al chico del hombro y lo alejó con suavidad pero firmeza.
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Los Elegidos Parte 1 [EN EDICIÓN]
FanfictionTras el fin de la segunda guerra mágica, muchas familias de sangre pura perdieron su estatus en la sociedad mágica. Él creyó que con la muerte del señor tenebroso finalmente sería libre, mientras que ella pensó que podría decidir su propio destino s...