Chapter 20

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Me encontraba sentada detrás de mi escritorio, intentando concentrarme en los documentos que he estado tratando de leer durante un rato

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Me encontraba sentada detrás de mi escritorio, intentando concentrarme en los documentos que he estado tratando de leer durante un rato. Debo dejar todo en orden, ya que después de la inauguración de mañana, Draco y yo planeamos regresar a París por un par de días antes de dirigirnos a Londres.

Sin embargo, la tarea se ha vuelto difícil debido a Thomas, quien no ha dejado de elogiar el trabajo de mi prometido durante la reunión matutina de esta mañana. Mi mente no deja de darle vueltas a las imágenes que Fawley me mostró, especialmente aquellas en las que Draco parecía haber sido captado sin darse cuenta. Desde que terminó esa reunión, me encerré y me propuse ser lo más eficiente posible, pero hasta ahora ha sido en vano.

Desde aquella cena juntos, no he dejado de pensar en el hermoso gris de sus ojos o en lo melodiosa que es su voz. Dejo a un lado mis papeles, giro hacia el gran ventanal justo detrás de mí y contemplo el cielo estrellado. Hace una semana, parecía que estábamos inmersos en una burbuja donde ambos elegimos asomarnos al otro, compartiendo esa parte de mí que normalmente no permito que conozcan. Supongo que esa es la razón por la cual he levantado nuevos muros.

La forma posesiva en la que habló cuando se dio cuenta de que mi ropa revelaba mi cuerpo fue lo que me hizo sentir temor, no un miedo trivial, sino uno real que te arrastra sin remedio. Desde aquel día, he estado debatiéndome sobre mis decisiones y si fue acertado marcar la rutina de los días posteriores a ese encuentro.

Siempre me levantaba antes que él para las reuniones con el personal, encerrándome en mi oficina hasta altas horas de la noche cuando él ya estaba dormido. Si llegaba temprano, él no aparecía hasta que supuestamente me encontraba dormida. Hubo una única ocasión en la que vino a mi oficina con el almuerzo en mano; nuestra conversación se redujo a un simple "gracias" y continuó con un silencio espantosamente cómodo.

Me asusta el hecho de que su mera presencia me haga sentir bien, que las palabras no siempre sean necesarias entre nosotros y que, a pesar de todas las expectativas, su calor durante las noches sea suficiente para soportar no verlo. Cierro los ojos sintiendo una presión en mi pecho, una sensación que podría estallar en cualquier momento. El sonido del teléfono de mi escritorio me sobresalta cuando suena sin parar; rápidamente contesto solo para escuchar la melodiosa voz de mi asistente.

—Lyra —resonó la voz al otro lado de la línea.

—Fawley, ¿qué pasa?

—Los últimos ajustes en el jardín están listos, así que necesito tu aprobación.

—¿No es tu responsabilidad?

—Mis disculpas, pero resulta que debo asistir a una reunión crucial con uno de los proveedores.

—Está bien, ahora iré a inspeccionarlo.

—Perfecto, avísame si encuentras algo que no te parezca correcto.

Rodé los ojos mientras me levantaba de mi silla y salía de mi oficina. A esas alturas, parecía que no tenía nada más que hacer, simplemente perder el tiempo antes de llegar más tarde a la suite. Di un suspiro antes de cerrar la puerta y girar en mis talones para dirigirme al observatorio botánico. Para mi sorpresa, Draco se apoyaba contra la pared, luciendo unos pantalones azul marino y una camisa blanca arremangada hasta los codos. Al percatarse de mi presencia, se alejó de la pared y se acercó con paso seguro hasta donde yo estaba parada.

Los Elegidos Parte 1  [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora