Chapter 21

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Desde que entramos al elevador, ella había estado provocándome, incluso antes

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Desde que entramos al elevador, ella había estado provocándome, incluso antes. Sin darse cuenta, sus risas reservadas para nadie más aceleraban mi pulso, sobre todo cuando se mordía el labio, lo cual tenía un efecto directo en mi entrepierna. Tal vez era porque esa simple acción me hacía revivir la noche en que la poseí. Yo quería escucharla gemir, pero se negaba a hacerlo, así que me propuse arrancarle cada sonido de excitación.

Mi paciencia se fue al garete cuando ella repitió esa acción una y otra vez. Era como si en silencio me estuviera suplicando que la tomara. Rápidamente presioné el botón de parada y, sin que ella lo esperara, la acorralé contra el metal, provocando que una nueva ola de excitación y necesidad me golpeara.

—Sabes que en menos de 5 minutos se va a disparar una alerta —dijo ella, con diversión brillando en sus ojos.

—No me importa —respondí encogiéndome de hombros.

—Mmm —tarareó mientras deslizaba sus manos por mi pecho—. ¿Quieres morir esta noche?

—Tú me estabas tentando —me acerqué a su oído para susurrarle—. Ambos sabemos que te encanta portarte mal.

Su respiración se aceleró, y el rubor en sus mejillas la delató. Rozé su oreja con la punta de mi nariz, moviéndome por su mejilla hasta llegar a su nariz. Nuestros labios estaban tan cerca que nuestros alientos se mezclaban. Sus ojos verdes se oscurecieron, y su cuerpo temblaba bajo el mío, lleno de deseo.

—Cariño, eso no es portarse mal —dijo con una sonrisa traviesa—. Te mostraré lo que realmente es.

Antes de que pudiera siquiera refutar, unió nuestros labios en un beso desesperado y ardiente. Mi mente solo estaba enfocada en un pensamiento: hacerla mía. Mi cuerpo reaccionó inconscientemente a su tacto, que descendía hasta mi pantalón. Nos separamos brevemente, solo para que sus ojos quedaran cautivados por los míos mientras deslizaba su mano dentro de mi pantalón y ropa interior, acariciando mi dureza. La suave palma se sentía tan bien sobre mi falo que no pude resistirme al placer que me embriagaba.

—¿Te gusta? —preguntó con lujuria tiñendo su voz. Asentí apenas, mientras algunos jadeos se escapaban involuntariamente—. ¿Debo detenerme?

—Lyra —susurré. Sus movimientos arriba y abajo disparaban sensaciones de adrenalina que nublaban mis sentidos.

Mi respiración se entrecortó y mi control se fue completamente a la mierda. Bajé mi mano por una de sus piernas; la sensación que dejaba en ella debía de ser tan buena que sus movimientos se intensificaron como recompensa. Mi excitación estaba llegando al punto en que si no paraba, iba a correrme. ¿Lo quería? Claro, pero no sé si bajo estas circunstancias. Su mano apretó mi tallo, pero tan rápido como lo hizo, me soltó al son del repique de las puertas del elevador.

—Eso, bebé, es solo una parte de portarse mal —sacó su mano de mi pantalón como si nada—. Nos vemos —dejó un beso en mi mejilla antes de pasar por mi lado y salir.

Los Elegidos Parte 1  [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora