parece que no ha desaparecido

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Durante la fecundación in vitro, se recolectan óvulos maduros de los ovarios y se los fecunda con espermatozoides de algún donador en un laboratorio. Después, el óvulo o los óvulos fecundados se implantan en un útero.

¿Cómo es que Zara quería que le hicieran eso?

Mejor dicho, ¿cómo se atreve si quiera a preguntarle a mi novio si quiere ser su donador?

Mi cabeza daba vueltas y vueltas y siento que no se como reaccionar, pero Michael me mira esperando a que le diga lo que sea, él ya sabe que no reaccionaré muy bien, y lo sabía perfectamente.

—¡Está loca!— alcé la voz y golpeé con mi mano la barra de la cocina— ¡Esa mujer está completamente loca!

Me salí de la cocina tirando humo por los oídos y por todas partes.

—Corazón, debemos hablarlo— la mano de Michael me detiene del brazo en el camino y me hace mirarlo otra vez— No puedes irte así solamente.

—¡¿Y qué quieres que haga?!— reí con sarcasmo— ¡Esto no es para nada una buena noticia y tu pareces tan calmado!— exclamé muy confundida hacia su actitud y me solté de su agarre.

—Linda, aún no he aceptado nada, no pienses mal de mi— dice suspirando.

Sentí como si un ladrillo me cayera encima.

—¿Entonces vas a pensarlo?— pregunté en un hilo de voz— ¿De verdad vas a considerar tener un hijo con esa mujer mientras tu estás comprometido conmigo?

—Yo no voy a tener nada con Zara, no me has entendido, yo no quie...

—Vete a la mierda— gruñí demasiado enojada y me di la vuelta subiendo las escaleras hacia la habitación.

El segundo piso era únicamente el baño y nuestra habitación con enormes ventanas, así que terminando de subir las escaleras me aventé a la cama pegando mi cara contra la almohada.

—Lía, vamos a hablarlo— escucho su voz cerca y después el colchón a mi lado hundiéndose.

—No hablaré más sobre eso— dije, aún contra las almohadas.

—Odio que peleemos, no me gusta estar así contigo y menos que dejes de hablarme— siento su mano sobre mi espalda.

Suspiré, no se que hacer.

Volteé la cara hacia la derecha para mirarlo.

—Déjame sola— susurré y volví a hundir mi cara en la almohada.

Michael me conocía muy bien, sabía que cada vez que le decía eso él debía hacerlo, él me daba mi espacio. Y a mi tampoco me gustaba que discutamos, pero cuando pasaba yo me alejaba un rato y después lo solucionábamos.

Aún así, en este momento no encuentro la manera de actuar.

Porque no quiero ni siquiera imaginar la idea de que él acepte la propuesta de Zara.

Su sueño se cumpliría.

Hace meses cuando nos mudamos juntos hablamos mucho sobre el tema de nuestro futuro, hasta que llegó el tema de los hijos. Yo definitivamente si me proyectaba a mi misma siendo madre en algún momento, muy en el futuro.

𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐌𝐏𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐑𝐄𝐘 | Michael Jackson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora