𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐌𝐏𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐑𝐄𝐘 | Michael Jackson

entregándolo todo

Al día siguiente me sentía fatal, mi cabeza daba vueltas y tenía unas inmensas ganas de vomitar, y ni siquiera me di cuenta en que momento me desperté y paré de la cama para salir corriendo al baño y devolver todo mi estómago en el retrete.

Maldición!

—¿Estás bien?— escucho que mi novio entra conmigo al baño y su tono luce preocupado.

Le hice una seña para que no se acercara y le bajé a la palanca para que todo se fuera. Me puse de pie y le miré.

—Ahora lo estoy— murmuré débil y me recargué en la pared— ¿Qué hora es?

—Las 6 de la mañana— Michael viene hasta mi y me abraza contra su pecho— ¿Qué ocurre, linda?, me asustaste.

Ni yo sabía que pasaba, solo se que no pude dormir bien en toda la noche por la desesperación de que hoy me llegarían los resultados de los análisis que me hicieron ayer y definitivamente no se si esto me este confirmado de una vez por todas que estoy embarazada.

—Debo... debo ir a recostarme otra vez— lo alejé de mi, pero antes fui hasta el lavamanos y enjuagué mi boca con agua.

—¿Cuándo estarán los resultados de tus análisis?— mi novio pregunta.

—Hoy— contesto secando mi boca con una pequeña toalla colgada a un lado de la pared— Le pedí al doctor que me enviarán los resultados a mi, perdón por no avisarte antes.

Oí un suspiro por su parte— Bien, en cuanto los tengas me dices inmediatamente porque no me gusta para nada verte así— regreso a verlo y él me extiende su mano— Ven, volvamos a la cama.

Con su ayuda regresamos y me subí a la enorme cama, anoche dormimos en la habitación de Michael que era mucho más cómoda, nos metimos entre las sábanas y me di la vuelta dándole la espalda, sentí su cálido cuerpo atrás de mi y su brazo rodear mi cintura acercándome más a él.

—Tranquila, amorcito. Estarás bien— susurra y besa mi cabello.

¿O estaré embarazada?

Dormimos como por dos horas más, hasta que el fastidioso sol empezó a darme en la cara, me removí en el colchón incómoda y abrí los ojos restregándolos un poco.

La puerta del baño se abrió y de ahí salió mi novio con el cabello húmedo y un perfecto traje bien planchado en sus manos para después colocarlo sobre la cama.

—¿Te sientes mejor?— pregunta y toma de su muñeca una liga para amarrar su cabello y soltar un par de rizos por su frente.

—Aún me duele la cabeza, pero al menos ya no tengo náuseas— dije tomándome un respiro— ¿Vas a trabajar?— fruncí mi ceño— Hoy es 31 de diciembre, es la fiesta de año nuevo.

—Lo se, linda, pero tengo unos documentos pendientes que revisar y firmar, no tardaré, lo prometo— responde y va hasta su gran tocador para ponerse su infaltable perfume que siempre me deja en las nubes.

—Eso huele delicioso— comenté cambiando de tema— Por favor, no te vayas, quédate conmigo— hice un puchero.

—Lo haría pero necesito trabajar, amor— Michael me mira— Aún así estaré desocupado después de las tres de la tarde y podremos almorzar juntos para después arreglarnos y bajar a la cena de año nuevo. Puedes quedarte todo el día aquí si eso quieres, no tengo problema.

—¿De verdad vas a ignorar un capricho de tu novia?— puse una mano en mi pecho haciéndome la ofendida— Me hieres, Mike.