𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐌𝐏𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐑𝐄𝐘 | Michael Jackson

una oportunidad

—Recuerde chicas, las siguientes tareas que les mandé por correo se entregarán en la siguiente clase, espero cumplan debidamente.

Dijo la maestra de historia por la computadora, las otras chicas empezaron a responderle que si y todo eso, yo solo anoté lo que dijo y la clase terminó, salí de ahí y cerré la computadora después de tres horas de estar aquí sentada. Me paré para estirar mi cuerpo y regresar a mi posición habitual.

Tengo mil tareas que hacer y no quiero pensar en ellas, mi cabeza duele.
La puerta de mi cuarto sonó dos veces, abrí encontrándome con Mila y una chica más a su lado.

—Hey, mis clases terminaron y quería saber si gustas acompañarnos a tomar algo a la cafetería, ella es mi compañera de clase, Bárbara— Mila señala a la chica y esta me extiende su mano amablemente.

—Soy Barbara Walter— dice sonriente.

—Amelia Karev— contesté correspondiendo su saludo— Mis amigos me llaman Lía.

—¿Entonces vienes?— Mila vuelve a preguntar.

—Lo que sea con tal de no pensar en todas las tareas que tengo que hacer— rodé mis ojos y todas reímos— Andando.

Tomé mi celular y la tarjeta de la cafetería y cerré mi puerta.

—¿Quiénes son tus hombres, Amelia?— la chica llamada Bárbara me pregunta cuando entramos al elevador.

—Uhm...

—A mi me tocaron hombres feos, no quiero a ninguno— ella hace una mueca— Al menos a Mila le fue mejor.

—Lo acepto— ella contesta presionando el botón para ir a la planta baja— Pero a Amelia se ganó el premio mayor— Mila me guiña un ojo.

—¡Oh, dime!— Bárbara da un salto— Solo se que eres nueva por lo que me contó Mila.

—Lo soy— respondí, no se si decirle sobre mis hombres pero no creo que pase nada malo, las puertas del elevador se abrieron y las tres salimos de ahí— Bueno, mis hombres son Harry Hunter, Liam Massimo y El R...

Pero inmediatamente me quedé callada al ver lo que pasaba a mi alrededor, incluso antes de que pudiera terminar de decir mi oración Mila y Bárbara igual notaron lo mismo que yo.

—¿Es imaginación mía o todas están viendo extraño a Amelia?— Mila pregunta, las tres dejamos de caminar.

Mi pulso comenzó a desestabilizarse porque estábamos en la recepción del Campo, y todas las chicas que habían aquí me miraban como si yo fuera una bruja con SIDA apunto de infectarlas, me miraban raro, otras solo murmuraban entre sí, eran cerca de 45 chicas paseando por la recepción y queriendo intimidarme.

—¿Qué es todo esto?— Bárbara me voltea a ver confundida.

Yo solo puedo seguir viendo a mi alrededor a todas las chicas fulminandome— No tengo idea— murmuré.

—¡Oh, Dios, Mila, ¿ya te enteraste?— una chica llega corriendo hacia nosotras emocionada y se dirige a Mila.

—¿De qué debo enterarme, Chiska?— al parecer ella conocía a Mila.

—Es que... ¡Oh cielos, eres tú!— aquella chica da un grito cuando me mira también— ¿Tú eres Amelia, verdad?!— se acerca a mi sonriéndome de oreja a oreja.

Me quedé paralizada en mi lugar porque no entiendo nada, solo asentí mientras tragaba saliva nerviosa.

—¿De qué debemos enterarnos, Chiska?, ¿por qué las otras observan tan feo a mi amiga?— Mila protesta.