creo que no saldrá de mi cabeza

282 39 1
                                    

Me quedé estática unos segundos porque no comprendí exactamente lo que me había dicho. Terminé quitando su mano de la mía.

—¿Qué?— reprimí una risita— Nadie puede ayudarme— finalmente reí— No necesito ayuda.

El Rey mordió su labio inferior sonriendo y bajando la cabeza, a veces hacia eso y ese acto me dejaba sin aliento, no se porque.

—Todos necesitamos ayuda alguna vez, Lía— regresa a verme fijamente.

—Se que mi tía le dijo mucho sobre mi, no se porque estoy aquí contándole algo tan personal— negué moviendo la cabeza.

—Realmente solo me mencionó lo básico sobre ti, las razones por las que estás aquí ahora, pero me gustaría que tú me dijeras lo más importante de ti.

—¿Y para que quiere saber eso?— fruncí mi ceño.

—Porque aunque no me escojas para casarte contigo al menos estaría encantado de conocerte más— dice amenamente— Quizás ser amigos.

En mi interior y muy dentro mío me sentí agradecida, desconozco la razón, pero justo ahora estoy experimentando todos mis sentimientos apunto de salir, frente a él, frente a un hombre que no conozco.

Creo que nadie jamás había querido conocer algo importante de mi, todos los chicos con quiénes salí alguna vez, únicamente querían de mi el poder decir "Amelia Karev sale conmigo", y tristemente yo le di a Peter esa oportunidad durante 10 meses, los cuales fueron en vano.

—No estoy segura de que alguien como yo realmente le interese, usted debería salir con mujeres de su edad— comenté mirándolo— Por cierto, ¿cuantos años tiene?

El Rey reprimió otra risita— Tengo 28.

Mis ojos se abrieron muy grandes al oírle. Y me quedé sorprendida. Yo solo tengo 16, es decir, no soy buena en matemáticas pero si calculamos un poco este hombre es 12 años más grande que yo.

¿Y así quiere casarse conmigo? Está loco.

—Increíble— susurré pensando y asimilando aquello.

—Se que soy muy grande para ti, así como Harry o Liam Massimo, pero mi abuelo era 14 años más grande que mi abuela, para el amor no hay edad, quisiera comprobarlo— y sus ojos siento que queman mi cuerpo poco a poco, él tenía una mirada dulce y profunda que lo hacía ver muy atractivo.

Pero, ¿amor?, ¿quién está hablando de amor?

De repente mi teléfono comenzó a sonar, tuve que parpadear varias veces para regresar en si y no seguir perdiéndome en aquel hombre. Saqué mi celular de mi pantalón y puedo jurar que casi vomité cuando leí el identificador de llamadas.

Peter.

Tragué saliva y hasta me puse pálida.

—¿Te encuentras bien, Lía?— la voz del Rey retumba en mis oídos, subí la mirada viéndolo nerviosa y con la piel de gallina.

Mi celular seguía sonando.

Joder!

—Debo irme— dije rápidamente y casi inaudible, tomé el violín y antes de que el tipo pudiera contestarme algo salí corriendo de su oficina.

(....)

—¡¿Qué jodidos quieres, imbecil?!— gruñí en el teléfono cuando por fin contesté, mis manos temblaban y solo podía caminar por toda mi habitación mordiendo mis uñas y enojada.

𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐌𝐏𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐑𝐄𝐘 | Michael Jackson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora