Amelia no pensaba casarse tan pronto, ahora debía decidir entre 3 hombres y en solo 6 meses cuando su tía la lleva a un lugar extraño para calmar su rebeldía.
"¿Podrías decirme que hacemos aquí?"
"Querida, Lía, uno de ellos es tu futuro esposo. Bien...
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Guardé lo más rápido que pude los documentos en mi escritorio y me acerqué corriendo al pequeño espejo que tenía junto al estante de libros, corroboré que todo estuviera bien y en orden conmigo, mi maquillaje y mi vestido y afortunadamente lo estaba. Se me estaba haciendo tarde, ya iba tarde de hecho.
Pasaron dos años del día en el que di a luz a mi hijo en medio de un apagón, lo recuerdo como uno de los días más terribles pero deslumbrantes de mi vida, solo porque nació mi bebé era algo bueno.
Hoy era la boda de Mila y de Gerardo, al fin se iban a casar, de hecho ya había pasado, me perdí la ceremonia pero iría en este momento a la fiesta, todo porque tuve un trabajo de emergencia en el Campo.
Estos dos años no han sido fáciles para mi, desde que empecé a hacerme cargo del trabajo de mi ex novio y de todo lo que él hacía casi no duermo, pero debo mantener a flote todo lo que me dejó. No quería arruinarlo, Louis sigue conmigo y me ayuda a que no pierda la cabeza entre tantas finanzas y números y juntas y esas tonterías que me generaban día tras día millones de dólares a mi cuenta. Era algo increíble.
Se supone que Mila debía casarse el año pasado, cuando cumplimos 18, pero ahora que soy dueña y jefa del Campo y puedo cambiar un poco las reglas, ella me pidió que atrasara la boda, solo para que tuvieran todo en orden y se prepararan mentalmente, Mila era mi amiga, así que moví las reglas y le dije que si, que se casaran el siguiente año.
El siguiente año llegó y hoy amiga ya debe estar casada y en unos momentos bailará el primer vals con su nuevo esposo.
Al menos a ella le fue bien en eso del compromiso y el amor.
—Señorita Karev, es hora de irnos, el Señor Hunter me llamó diciéndome que la fiesta está por comenzar— Louis entra a mi ahora oficina que obviamente remodelé, también iría a la boda, usaba un traje y un moño en el cuello, muy tierno a mi parecer.
—Corramos, estoy lista— le dije, tomé mi bolso y salimos de la oficina. Literalmente corrimos por los pasillos y después de salir del elevador hacia el auto.
Mi chofer condujo lo más rápido posible porque definitivamente no quería perderme algo más sobre la boda de mi amiga y Gerardo, que también era mi amigo.
—¿Harry no te dijo nada más?— le pregunté a Louis en la parte trasera del auto.
—Uh, no, solo eso, que la fiesta estaba por comenzar— respondió.
—Excelente.
Nos tomó como media hora llegar a Miami, siempre odié que el Campo estuviera tan lejos de la ciudad, pero no podía hacer nada más que quejarme. Bajamos del auto y el chofer se quedó dentro, acomodé mi vestido que por el aire se movía.
Estábamos en la playa, el mejor lugar del mundo para una boda, Mila y Gerardo decidieron algo sencillo, privado, sofisticado y de día, eran como las 2 de la tarde, el sol estaba en su punto pero era bastante agradable.