Amelia no pensaba casarse tan pronto, ahora debía decidir entre 3 hombres y en solo 6 meses cuando su tía la lleva a un lugar extraño para calmar su rebeldía.
"¿Podrías decirme que hacemos aquí?"
"Querida, Lía, uno de ellos es tu futuro esposo. Bien...
Liam y Harry no eran los tipos engreídos que yo creía, probablemente Liam un poco, lo admito, pero Harry para nada. Y sonará estupido pero estar encerrada aquí por 6 meses no se si sea tan malo después de todo.
La única persona que me quedaba por conocer era al Rey, y hablo de conocer en el aspecto de hablar como dos personas civilizadas, ayer que lo vi en su oficina prácticamente solo le grite, pero tenía miedo, estaba enojada con todos, así que la Amelia furiosa habló con él. Tampoco es que me emocione mucho saber más sobre el, todos dicen que es increíble, inteligente, maravilloso y no se que más, quizás si lo sea, pero eso es muy aburrido para mi. No quiero gente aburrida en mi vida.
¿Qué tan especial puede ser El Rey para que todos hablen encantados de él?
Mi alarma sonó estrepitosamente y la apagué de mala gana, según el reglamento del Campo debo estar en mis clases en línea a las 7 en punto y son las 6:30 ahora, así que debo correr, no es la primera vez que se me hace tarde para la escuela, al menos ahora ya no tengo que salir de mi habitación, pero apenas estaba comenzando a salir el sol y mis ganas de levantarme eran inexistentes, ademas, admito que levantarme en un lugar y una habitación completamente diferente a la de siempre me era raro.
Tuve menos de 20 minutos para ducharme y peinarme, me puse un vestido suelto y unos tenis cómodos, me maquillé un poco y a las 8 en punto ya me encontraba sentada en mi silla del pequeño escritorio qué hay aquí frente al computador tomando mi primera clase oficial en el Campo.
Odiaba la escuela, y mi tía me había abandonado en un sitio donde seguían dando clases, no le bastó con botarme en este lugar, si no que encima de todo debo seguir yendo a clases.
Definitivamente odio mi vida.
Me sentí como un bicho raro aquí, toda mi clase era de puras chicas de mi edad, supongo que las otras tomarán clases conforme a su edad. Algunas ya tenían unos días o unas semanas estudiando en el programa del Campo, pero yo y dos chicas más era nuestro primer día así que tuvimos que presentarnos y decir nuestros nombres, lo típico.
Mi primera clase terminó dos horas después y fue de álgebra, la materia más aburrida del mundo, en mi anterior escuela solo pasaba la asignatura por milagro. Tenía un descanso de 30 minutos así que salí de mi habitación sin saber muy bien a donde ir, solo bajé por el elevador que me dejó en el primer piso y cuando salí de este aún no me acostumbraba a ver todo esto frente a mi.
Parecía un hotel gigante, todo era limpio y ordenado, las chicas pasaban con algunas mochilas para el jardín listas para quizás alguna clase allá afuera, otras iban de la mano con sus hombres felices de tenerlos. Todo era muy pintoresco y hasta podría decir que lindo.
Pero de nuevo me sentí un bicho raro.
Siguiendo los letreros pude llegar al comedor del Campo junto a la cafetería, muchas chicas comían platicando con otras chicas y reían y no parecían querer escapar de aquí como yo.
El lugar era amplio y de colores blancos, habían varias mesas preparadas por todos lados y una cocina a un lado donde habían dos mujeres atendiendo y preparando cosas. Hasta el fondo se encontraba una barra de comida donde podías escoger todo lo que quisieras.
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