Capítulo 16.

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—¿Tanto tiempo llevas tocando el piano? —pregunté asombrada. Sinceramente Rosé era una caja de sorpresas— Me gustaría verte tocar uno algún día.

—Te llevaremos al estudio con Teddy, te caerá genial, ya verás —se apresuró a decir emocionada. Al parecer a todas les hacía ilusión grabar el nuevo álbum, y yo no era menos—. Allí hay un piano electrónico, prometo tocarte la canción que quieras.

—¡Yupi! —salté emocionada. Ver a Roseanne tocar el piano debía ser toda una gozada.

Paseando por las calles de Seoul, me percaté que había una tienda de Chanel, por lo que fruncí el ceño.

—¿Qué hace Chanel aquí?

Chaeyoung soltó una risilla tapándose la boca con la mano izquierda.

—Estamos una calle rica de Seoul. —me respondió con cierta ternura.

Sentí el calor acumularse en mi cara. Agaché la cabeza algo avergonzada, estaba tan ensimismada que no me había dado cuenta.

—¿Algo así como...uhm, La quinta avenida de New York?

—No tan extravagante, pero, sería un muy buen ejemplo. Si te fijas, hay Chanel, Gucci, Louis Vuitton, Prada, y al final una tienda de Tiffany.

—¿Podemos entrar a Chanel? —pregunté algo emocionada. Nunca antes había entrado a una tienda así, a pesar de que conocía muy bien la marca.

—Sabes que puedes pedirle a Jennie lo que sea, ¿verdad? —y era cierto, pero de alguna manera me hacía sentir mal— Se nota que te gusta mucho Chanel.

—Lo sé, sí, pero prefiero conseguirlo yo, gracias igualmente Rosie —le sonreí y ella me la devolvió al instante— ¿Te parece que vayamos primero a Tiffany, y después a Chanel?

—Por supuesto, no hay problema.

Ésta calle no estaba para nada concurrida, más bien lo contrario, a penas habían un par de personas merodeando aquí y allá, eso era bueno, debíamos tener cuidado, yo tenía en cuenta que Rosé era una celebridad, y no le podían ver con cualquier persona, pues los rumores corren rápido.

Entramos en la cara joyería el inmediatamente el olor a caro inundó mis fosas nasales. Estaba todo perfectamente colocado. Los diamantes relucían en las joyas, y los precios no estaban puestos, como pasaban todas las joyerías de Tiffany.

Me quedé emblesada por tanta joya, eran todas preciosas. Rápidamente un joven de dispuso a atendernos. Tomamos asiento y nos ofrecieron zumo de naranja y galletas de chocolate que no rechazamos ninguna.

—¿Buscáis algo en particular? ¿Soléis llevar joyas de Tiffany? —preguntó amablemente junto a una sonrisa con dentadura.

—Sí, y buscábamos algo para compartir —aclaró la rubia, yo estaba totalmente perdida—, una pulsera, por ejemplo.

Abrí los ojos de par en par. Rosé jugaba sucio, yo no llevaba joyas, mucho menos de Tiffany, y para colmo, ¡seguro que insiste en pagarlo todo ella! Ah, no, de eso ni hablar.

El dependiente sacó varias pulseras, pero una de oro rosa con cadena fina y varios brillantes llamó su atención.

—Sí, me llevaré esas dos. —afirmó viendo una plateada y una de oro rosa al conjunto.

Le puse una mano en el brazo pero me ignoró por completo. Suspiré rendida, más tarde hablaría con ella.

Cuando salimos le di una mala mirada, pero ella solo sonrió. Definitivamente era imposible enfadaré con ella.

𝐄𝐍𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐀𝐃𝐀. || Lisa y tú. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora