Estaba tan harta de mi padre. Siempre me encontraba algún moratón por la parte delantera, no creo que haga falta decir que me usa como quiere.
Se lo que estaría pensando, ¿porqué no lo denuncio? Lo he hecho, tres veces para ser exactas, y ninguna de ellas me ha servido, siempre de alguna manera se ha salido con la suya, y claro, después de eso, ya podía rezar por mi vida, porque tremenda paliza que me caía...
Lo mío no era miedo, era un trauma, puro pánico, ¿sabéis lo que es tener a alguien delante y mearos en los pantalones del pavor que le tenéis? Pues eso me pasa cada vez que se me acerca.
Estaba en mi habitación, escuchando música a todo volumen mientras mi padre se follaba sin descaro a una prostituta.
"Mientras no me folle a mí"
Pensaba ideas para escaparme, pero literalmente no tenía a nadie. La familia por parte de mi padre está muerta, y la de mi madre, la cual también falleció, está repartida por Estados Unidos, y no tengo un duro.
Cuando escuché gritos procedentes de la habitación me escondí en el armario aún sabiendo que no iba a servir de nada. Después noté cómo la puerta se abría bruscamente, dando un portazo en la parte trasera de la pared.
—¡Maldita cría! ¿Dónde mierda estás? —vociferó el hombre.
Tragué saliva saliendo de mi escondite.
Comencé a temblar cuando se quitó el cinturón. Sentía la respiración pesada. La camiseta fue arrancada de un tirón. Después me echó a la cama y, pasados el primer latigazo, dejé de pensar con claridad.
No perdí la consciencia de milagro. Sentí cómo me cargaba en brazos. No podía hacer un solo movimiento, estaba totalmente aturdida, ni siquiera podía ver correctamente. Noté el aire y enseguida supe que habíamos salido. Caminó aproximadamente durante diez minutos. Me era imposible orientarme.
Sentí cómo me dejaba en el suelo sin ningún cuidado. Mordí el interior de mi mejilla cuando la sentí chocar contra el cemento. Parpadeé lentamente y cuando quise darme cuenta ya no había nadie a mí al rededor. Me estaba desmayando, sentía cómo todo daba vueltas y se volvía negro. Lo último que creo recordar ver es una figura acercándose a mí.
•••
Abrí los ojos de forma brusca mientras me incorporaba de la misma forma. La espalda y la mejilla me alertaron de que no volviera ha hacerlo más.
—¿Dónde estoy?
Miré mi atuendo y enseguida supe que no era mío.
Llevaba una camiseta de manga corta color negra bastante ancha, y unas mallas muy, muy cortas. Lo que significaba que alguien me había cambiado. Tragué saliva por eso. Al echar un vistazo a la habitación supe que era una mujer. Tomé el cuello de la camisa y lo acerqué a mi nariz.
—Huele muy bien...
—Oh, gracias.
Me sobresalté cuando escuché una segunda voz en el cuarto. No sé cuándo se me aceleró más el corazón, si cuando me dió el susto, o cuando la vi.
Era hermosa.
Era un maldito ángel.
Pero no podía ensimismarme con eso ahora. Debía saber qué hacía aquí, dónde estaba, quería respuestas. Se acercó a mí y se sentó en el borde de la cama.
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𝐄𝐍𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐀𝐃𝐀. || Lisa y tú. ©
FanficElla me encontró. Me salvó de mi infierno. Me ayudó a superar mis miedos. Pero lo que ninguna de las dos sabíamos es que, sin darnos cuenta, nos ayudábamos una a la otra a enamorarnos. El amor creció a la par que el miedo, pero eso no nos impidió...