—Pero, Horacio ¿por qué escogiste esa ropa? — le dijo Gustabo.Miré a Horacio de arriba abajo, llevaba un traje blanco con detalles rojos que combinaban muy bien con su cresta del mismo color. Yo lo lleve a comprar esa ropa.
—Porque está guapo el traje — le contestó y se lo acomodó con las manos.
—Vienes de chulo, tío.
—Pero se le ve bien — me metí en la discusión. Mientras veía una tienda de ropa a través del ventanal de esta.
Estábamos caminando en Los Santos, una ciudad completamente desconocida para nosotros, y eso era bueno, porque significaba que empezaríamos de nuevo. Hemos estado de ciudad en ciudad sin tener algo fijo, y esta parecía ser la indicada para empezar en algo bueno.
Un chico pasó corriendo entre nosotros, empujándonos para poder pasar más rápido.
—¡Nos empapelan, nos empapelan!
Era bastante chistoso su acento y su forma de vestir. Lo que más resaltaba era su suéter amarillo, yo no lo entendía pues hacía muchísimo calor.
—¿Pero por qué o qué? — le pregunté, volteando en la dirección de donde había venido para saber si lo seguían persiguiendo, pero parece que los perdió.
—¿No tienes droga o algo?
—No, no, me discriminan por ser gallego — ahora su acento tenía más sentido.
—¿De qué trabajas, amigo? — preguntó mi amigo güero.
—Soy basurero — respondió con simpleza y orgullo.
—¿Y cuál es tu nombre? — le dije yo, cruzándome de brazos.
—Segismundo García, señorita.
...
Pasaron tres horas y nos hicimos basureros como nuestro nuevo amigo Segismundo, fue rápido porque no había mucha gente que quisiera este trabajo, pero al ser foráneos teníamos que aprovecharlo.
Yo era la encargada de manejar, y eso era bueno porque el olor a la basura no llegaba tan fuerte hacia donde yo estaba. Hicimos una parada en una esquina, mis amigos bajaron y empezaron a recolectar las bolsas. Después de unos minutos no volvieron a subir. Extrañada me bajé del camión.
Mis amigos estaban gritando desesperados.
—¡Me han robado! — exclamó el gallego apenas llegue con ellos.
—¿Cuánto? — le pregunté dándoles un vistazo rápido a los tres. No parecían lastimados.
—Setecientos ochenta pavos.
—Ah no, pues sí es mucho — puse una mano en su hombro — vayamos con la policía para ver que pueden hacer.
...
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No fear || Jack Conway
Fanfiction¿Qué pasaría si te dijera que Gustabo y Horacio llegaron con alguien de México? No, no son los famosos hermanos Escobilla, pero ¿y si ese "alguien" es una mujer? Mónica Hernández, una mexicana a todo dar, si no la provocas, claro.