Estábamos sentados en las sillas de la oficina del superintendente. Resulta que nos había citado para hablar con nosotros, y como nos gusta que nos miren raro, mis amigos dijeron que era buena idea ir vestidos igual, llevábamos una falda negra y una chamarra color café. Emilio se hizo más cercano a nosotros en estas últimas semanas, así que aquí andaba en el desmadre.
—Os tengo un nuevo trabajo — dijo Conway, recargándose en el escritorio justo enfrente de mi.
Los cuatro nos quedamos confundidos. Desde lo de Pablo mis hermanos dijeron que no querían trabajar más para él, pero como Jack persuade a casi todos, mis amigos probablemente aceptarían. A mi me daba igual mientras esté con ellos.
—Vais a ser agentes de tránsito.
—¿Como parquímetros andantes? —preguntó Horacio con ilusión.
El super asintió mientras hacía un sonido de afirmación.
—¿Y qué haremos con eso? —preguntó Gustabo.
—Evitareis que las personas se estacionen donde no deben, podréis multar a las personas que excedan los límites de velocidad.
Asentí, casi convencida.
—Pero se necesita un documento ¿no? si paramos a alguien no nos va a creer que somos tránsitos — comenté.
Jack se giró un poco para tomar un documento y lo vió por unos segundos.
—Aquí lo tenéis ¿a quién se lo doy?
Mis amigos se estiraron para poder agarrarlo pero yo le arrebaté el papel, con cuidado de no romperlo.
—Presta pa' la orquesta—dije viendo el documento.
Lo metí con delicadeza a mi mochila para que no se dañara.
El super caminó hasta su silla y se sentó ordenando unos papeles.
—Iros.
Salimos de la oficina emocionados por nuestro nuevo trabajo. Nos subimos al carro siendo yo la que manejaba, Emilio de copiloto y los otros dos atrás.
Conducí por la ciudad hasta que encontramos nuestra primera víctima, un conductor nos rebasó estando en un semáforo, mis amigos me comenzaron a gritar que lo persiguiera y eso hice.
—¡Policía! ¡Detenga su coche!—gritaron asomándose por las ventanas.
El chico se bajó del carro y mis amigos lo revisaron en lo que yo llamaba una grúa.
—Moni— me habló Horacio. Me acerqué— mira.
Vi que aquel chico tenía un arma, abrí mis ojos.
—Caballero, lo vamos a llevar a comisaría, ahí sabrán que hacer con usted—le dije.
Nos subimos al carro y como había dicho, lo llevamos a comisaria.
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No fear || Jack Conway
Fanfiction¿Qué pasaría si te dijera que Gustabo y Horacio llegaron con alguien de México? No, no son los famosos hermanos Escobilla, pero ¿y si ese "alguien" es una mujer? Mónica Hernández, una mexicana a todo dar, si no la provocas, claro.