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Después de que me encontraron aferrada a una roca, Jack ordenó a todo el cuerpo que buscarán el cuerpo de Torrente, ya que cuando mis hermanos dijeron lo que había pasado, no encontraron su cuerpo por ningún lado de la pequeña isla, sólo manchas d...

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Después de que me encontraron aferrada a una roca, Jack ordenó a todo el cuerpo que buscarán el cuerpo de Torrente, ya que cuando mis hermanos dijeron lo que había pasado, no encontraron su cuerpo por ningún lado de la pequeña isla, sólo manchas de su sangre.

Ahora nos estábamos arreglando para asistir al funeral.
Até mi cabello castaño para hacer una coleta baja para luego enrollar éste haciendo un chongo. Vestíamos nuestro uniforme, sólo que llevábamos una especie de boina negra, junto con unos guantes blancos.

Fuimos directo a comisaría, Horacio se fue con Volkov mientras que Gustabo con Greco. Yo fui a buscar al super a su despacho, todos ya se estaban yendo al punto acordado, el cual era la pequeña isla donde lo mataron.

Entre a su oficina, Jack estaba sentado en su silla, vestía su ropa de siempre, su cabeza estaba entre sus manos, mirando hacia el suelo. Me acerqué a él y lo tomé de las manos, para poder ver su rostro. Este tenía rastros de lágrimas, sus mejillas al igual que su nariz estaban rojas, sus ojos oscuros estaban cristalizados, eso hizo que los míos se pusieran igual.

—No debió de haber pasado esto— me dijo, con su voz más ronca de lo normal.

—Lo sé— Conway se paró de su lugar y me abrazó, poniendo su cabeza en mi hombro— pero lamentablemente ya está hecho.

Después de unos dos minutos así, lo separe un poco de mi, secando sus lágrimas.

—Vamos— lo tomé de la mano y lo guíe hasta afuera de comisaría.

Nos subimos a su patrulla y condujo hasta el muelle para llegar a la isla. Todavía habían muchos policías subiéndose a lanchas, así que nosotros nos subimos a una.

Llegamos a la pequeña isla, ahí habían más agentes, todos nos pusimos en fila para luego colocarnos en una postura de firmes.

Algunos de los agentes formados comenzaron a reírse, no sabía de qué y ni siquiera quería saber, solo hizo que me hirviera la sangre por la poca seriedad que le tenían a la situación, ¿cómo pueden reírse cuando un día antes mataron a uno de sus compañeros?

Jack y Volkov comenzaron a caminar hacia nuestra fila mientras que los otros pendejos seguían riéndose.

—¿Se puede saber de qué chingados se están riendo?— los regañé, haciendo que se callaran—no sé si están pendejos o se hacen. Literalmente ayer mataron a uno de sus compañeros, ¿y ustedes se están riendo? nada más les pido tantita madre.

—Estoy de acuerdo— dijo Volkov, cruzándose de brazos— para mi no deberían de formar parte del Cuerpo Nacional de Policía, es una gran falta de respeto.

Después decir eso, Jack nos ordenó saludar, y eso hicimos.

—¿Saben la diferencia entre él y los demás caídos? que con los demás tenemos tumbas en donde llorarles, pero de él solo nos queda el mar, la puta sangre en el suelo y a mi su placa.

Se escuchaban las olas chocar contra las rocas. Podía jurar que se oían las balas que mataron a Torrente, además de que en mi cabeza recordaba mis gritos y los ojos asustados de mis hermanos llenos de lágrimas.

—No quiero héroes— comenzó a caminar— esto no es una puta película.

Cerré mis ojos y de ellos salieron lágrimas. No dejaba de pensar en que yo pude haber salvado a Torrente. No quería sentirme como una "heroína" que salva a todos, porque sabía que eso era imposible aunque lo quisiera, pero me llenaba de tanta impotencia no poder hacer nada.

—Estoy seguro de que cuando Torrente murió, el cielo y el mar se juntaron para recibirlo. Si alguien quiere decir algo, de un paso al frente, en orden.

Horacio soltó un suspiro, dio un paso con sus ojos cristalizados y miró al mar.

—Torrente, esta va por ti— dijo, escupiendo al suelo— te recordaré allá donde estés y gracias por entregar tu vida por mis hermanos y por mi.

Sonreí un poco por lo que dijo.

Unos le dedicaron algunas y después de eso ya todos se estaban retirando.

Le dije a mis hermanos que se adelantaran, yo me quedé viendo el mar, abrazándome a mi misma por la ligera brisa.
Estar aquí, en el funeral de Torrente, viendo al mar, me recordaba a mi papá, a él le gustaba el mar. Lo recuerdo tomándome de la mano para que se me quitara el miedo a las olas, me ponía sensible recordarlo.

Sentí una presencia a mi lado, no era necesario voltear para darme cuenta que era Jack.

—¿Qué pasa?— preguntó, sacando un cigarro y encendiendolo.

—Nada, me pone sentimental ver el mar, me recuerda a mi papá y esto de Torrente no ayuda mucho...

Él asintió dándole otra calada al cigarro. Voltee hacia atrás pude ver una pequeña lancha, supongo que ordenó que dejaran una.

—Jack— lo llamé— ¿crees que pude haber salvado a Torrente? es que creo que pude hacer otra cosa, es mi culpa porque se que pude hacer algo y solo me quedé arrodillada y...

Tiró su colilla al suelo, la pisó y soltó el humo que tenía retenido para luego tomar mi rostro en mis manos.

—No fue tu culpa.

—Es que yo pude salvarlo— sollocé, separandome de él.

Mis manos temblaban de la impotencia, sentía una fuerte punzada en mi pecho por la culpa que sentía, comencé a caminar en círculos para intentar calmarme, pero no podía, parecía que las lágrimas caían con más y más rapidez.

Él me rodeó con sus brazos, me derrumbe. Lo abracé tan fuerte que pensé que se incomodaría, pero al parecer mi fuerte abrazo no lo separó de mí, es más, me atrajo mucho más a su cuerpo si es que eso era posible. Mis piernas flaquearon haciendo que ambos quedáramos arrodillados todavía abrazandonos.

—Él quería salvar a mis hermanos y a mí, él me defendió cuando el calavera me apuntó y yo no me puse enfrente suya. Es mi culpa, Jack, debí ser yo.

Me miró a los ojos, no traia puestos sus lentes, no me di cuenta a qué hora se los quitó, podía ver su preocupación y tristeza en ellos.

—No quiero volver a escuchar qué dices eso. No fue tu culpa ¿vale?

—Pero es que...

—Pero nada— me interrumpió— no fue tu culpa, ninguno de ustedes tuvo la culpa, el que la tiene soy yo, nadie más.

"No fue tu culpa", esas fueron una de las últimas palabras que me dijo mi padre antes de morir, recordar esas palabras hizo que me partiera en llanto de nuevo, buscando refugio en sus brazos.
Puso su mano en mi espalda dejando caricias en ella, recargó su cabeza sobre la mía, soltando un suspiro.

—No te voy a dejar sola ¿vale? aquí estaré.

Solté una pequeña sonrisa entre mi llanto, sin que pudiera verme.
Aquellas palabras me reconfortaron bastante, y aunque no pudiera hablar por el gran nudo que tenía en mi garganta, yo también estaría para él.


 Aquellas palabras me reconfortaron bastante, y aunque no pudiera hablar por el gran nudo que tenía en mi garganta, yo también estaría para él

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No fear || Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora