Los tres estábamos un poco emocionados. Gustabo ya parecía un poco mejor después de aquella noche. Aunque igual, Horacio y yo estábamos al pendiente. Esa misma noche le platiqué a Jack, él no entendía mucho, pero yo intenté explicarle todo. Conway estaba un poco más preocupado que en uno de esos episodios que ya estaban siendo más recurrentes en Gustabo, nos hiciera algo, lo tranquilice diciéndole que no pasaría eso. Obvio no estaba segura.
Ahora ya íbamos hacia el cerro que nos dijo Emilio. Yo estaba ansiosa por saber la gran noticia que tenían para decirnos. Ahí vimos el helicóptero, habían cuatro personas, entre ellas estaban Nadando y Emilio. Nos bajamos del coche y ahí nos explicaron que uno de ellos se llevaría nuestro carro. Sería sospechoso que se viera un carro en medio de un cerro, entonces tenía sentido que se lo llevaran.
Nos subimos al helicóptero y una media hora después ya estábamos en un lugar techado. Había distintos carros y prácticamente estaba oscuro. Había una especie de puerto que daba directo al mar y una entrada al lado izquierdo que daba hacía el cerro, o donde sea que estábamos.
Nos bajamos y nos reunimos con los demás, todos con máscaras y obvio nosotros también.
—Os dijimos que teníamos noticias para vosotros — habló Nadando, pronto me di cuenta que el Calavera no estaba. Fruncí mi ceño — pues os las diremos después.
—¿Entonces por qué tanta mamada? — todos me miraron.
«Ah cabrón, no lo pensé»
—Pero ahorita queremos que se estén a gusto, en un rato se las decimos.
...
J.
Me envías mensaje luego
Por alguna razón, la vibra de se me hacía rara, no sé qué signifique eso.
Todos estábamos sentados en rueda. Cada quien con su bebida que se me hacía tonto porque nadie se quitaba sus máscaras, aunque el líquido bajaba y bajaba, tal vez de alguna forma ellos tomaron sin que me diera cuenta.
—Perdonen por ser tan metiche, pero ¿y el Calavera?
—Tuvo alguna junta fuera de la ciudad, no podrá estar presente — me contestó Nadando, moviendo un poco la cabeza.
Unas horas después, ya siendo las altas horas de la noche, note a los miembros de la mafia algo ansiosos y a mis amigos nerviosos, en especial Gustabo, supongo que Pogo no estaba ahí.
—Venga, que ya hemos taldado mucho con la noticia — dijo Xiaomi, con su particular acento.
—¿Quieres hacer los honores, Diablo?
Emilio se removió un poco, puso su cerveza en el suelo y dio un aplauso mientras frotaba sus manos.
—Pues me alegra anunciarles que ya están casi casi que en la mafia.
—¡No mames!
—Solo una pequeña prueba más, por eso os hemos citado aquí.
Mis hermanos y yo estábamos emocionados. Después de meses por fin íbamos a entrar, con riesgos, con muchos riesgos.
Emilio se acercó un poco a mi y me susurró que quería hablar conmigo, por lo que nos paramos y nos fuimos a un barandal alejado de el grupo, por ahí veíamos el mar.
—¿Estás lista?
Negué. Seguía teniendo miedo, en esta situación ¿quien no lo tendría?
—Pero supongo que tengo que estarlo.
—Sabes que yo siempre te de defenderé ¿verdad? — me extendió un vaso con refresco. Lo acepte gustosa y seguí mirando al frente.
—Lo sé, Emilio.
—Es que yo no quiero que te pase algo, Moni.
Solté una pequeña carcajada. Esto me hacía recordar en nuestra niñez en México, el lloraba cada vez que me caía o algo, me cuidaba demasiado. Ahora extraño esos tiempos.
Le di un trago a mi bebida e hice una mueca, sabía raro.
—No estoy segura de sí estaremos bien, pero confío en ti, chillón.
Lo escuche tragar. Le di otro sorbo a mi bebida, pero después de este mi cabeza empezó a doler. Escuche golpes detrás mío, habían noqueado a Horacio y Gustabo estaba intacto, mirando hacia mi dirección.
Me tambalee hacia atrás, Emilio me agarró, evitando que me cayera. Nos engañaron, nos engañaron y no pude evitarlo. No pude darme cuenta.
—Perdóname, Mona — alcance a escuchar la entrecortada voz del menor de los Escobilla.
Mis ojos se cerraban y mi cuerpo pesaba hasta que no logré percibir nada más.
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No fear || Jack Conway
Fanfiction¿Qué pasaría si te dijera que Gustabo y Horacio llegaron con alguien de México? No, no son los famosos hermanos Escobilla, pero ¿y si ese "alguien" es una mujer? Mónica Hernández, una mexicana a todo dar, si no la provocas, claro.