¿Qué pasaría si te dijera que Gustabo y Horacio llegaron con alguien de México?
No, no son los famosos hermanos Escobilla, pero ¿y si ese "alguien" es una mujer?
Mónica Hernández, una mexicana a todo dar, si no la provocas, claro.
Esto será como un pequeño recorrido de toda la historia, pero narrado desde la perspectiva de Jack jiji
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Jack Conway
Otro día aquí sentado, escuchando las gilipolleces de la gente ¿qué coño quieren que haga si no saben describir como era el jodido ladrón? Que no soy adivino.
Unos golpes en la puerta se escucharon.
—¡Adelante!
Greco la abrió con una ligera sonrisa.
—Vienen a denunciar una amenaza, super — me dijo.
Lo mire mal y le hice una seña para que se hiciera a un lado. Detrás de él estaban tres personas, dos hombres y una mujer. Los mire con seriedad a cada uno. Uno de ellos tenía una cresta, el otro era rubio y ella... bueno, ella no estaba tan mal.
—Soy el superintendente Conway ¿que os han hecho?
Se quedaron en silencio.
«¡No leo mentes, coño!»
—¿Vais a hablar o el gato os comió la lengua, muñecas?
Note una mueca molesta en la chica.
—Dile, Horacio — habló el rubio.
—Anda, Mónica — alentó el otro.
Ella empezó a explicar lo sucedido, les hice un par de preguntas y al final, les dije que investigaremos sobre eso.
—Ahora iros a tomar por culo.
Se dieron la vuelta y miré como ella le susurró algo al de cresta y este se rió.
«Serán un dolor de huevos»
...
Y tenía razón, son un puto dolor de huevos. Ahora mismo los estaba persiguiendo, les había apetecido atracar una jodida joyería. Yo decidí ir tras la chica, fue divertido hasta que el hombre perdió el control de la moto y ambos cayeron al suelo.
Volkov y yo nos bajamos del patrulla y nos dirigimos a ellos, sin dejar de apuntar.
—¡Las manos arriba! — gritó un agente.
Me acerqué a ella. Ya no tenía la máscara puesta. Sus rodillas y brazos estaban llenas de raspones y moretones. En su cara podía ver algo de incomodidad. Ella se lo ha buscado.
