Capítulo 8: Remordimientos

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No sabia cuánto tiempo había pasado, pero Ayumi seguía encima de ese tejado sin moverse. Después de lo que había presenciado, había quedado paralizada y la vista se le había nublado.
Lo único que tenía en mente era como ese titán se había comido a Eren.
Se suponía que era la líder del grupo, la que tenía que protegerlos a todos, pero no había podido hacerlo.
En ese instante, le vino a la mente el día que vio morir a su hermano mayor. Tanto él como el castaño se habían sacrificado para salvarla y todo por culpa de los titanes.

La rubia trató de enfocar la vista y se levantó lentamente.
Si quería vengar a Eren y a su hermano mayor, debía matar a todos los titanes como se había prometido a sí misma.
Entonces, un sentimiento de rabia le invadió y como si hubiera sido un fuerte detonante de energía, Ayumi se puso finalmente en pie y se elevó con su equipo de maniobras. Empezó a eliminar a todos los titanes que se le cruzaban por delante sin detenerse ni un segundo. La rabia y la frustración se habían apoderado de ella y quería descargarlas mediante la lucha.

La rubia siguió matando a todos los titanes que veía, hasta que al querer aterrizar en uno de los tejados después de haber eliminado a otro titán, no calculó bien y perdió el equilibrio. Cayó encima del tejado y puso todo su peso en su brazo, así que se retorció de dolor.
Cuando se detuvo, Ayumi se agarró el brazo para tratar de disminuir su dolor y se maldijo a sí misma. Si no se hubiera caído, podría haber seguido matando a más titanes.

—¡Ayumi! —la llamó Krista, la cual había visto como la rubia se había caído y fue rápidamente a socorrerla—. ¿Estás bien? ¿Que te ha...? —antes de terminar su frase, la chica se percató de que Ayumi estaba cubierta de sangre y tenía los ojos rojos. Sabía que le había pasado algo muy malo y verla en esa situación hizo que se compadeciera de ella—. Ayumi...

—No me mires así —le dijo la rubia mientras trataba de levantarse por si sola—. No quiero darte pena.

—Yo... Yo no... —trató de justificarse Krista para no decir nada que pudiese incomodar a su compañera a causa del estado en el que se encontraba—. He visto que te caías, así que supuse que necesitarías ayuda. Ymir y Connie han ido a socorrer a Armin.

—¿Armin sigue vivo? —le preguntó Ayumi perpleja ya que después de todo el tiempo que había pasado desde la última vez que lo vio, creía que su compañero ya habría muerto.

—Si, pero parece que no se mueve —le respondió la rubia mientras fijaba su mirada hacia uno de los tejados donde se encontraban Armin, Connie e Ymir.

Ayumi pudo ver con sus propios ojos que el rubio seguía vivo, así que un rayo de esperanza la invadió. Desgraciadamente no había podido proteger al resto de su grupo, pero mientras alguno de ellos siguiera vivo, haría todo lo que estuviera en su mano para protegerlo.
Rápidamente, Ayumi se elevó con su equipo de maniobras para ir hacia su compañero.

—¡Ayumi, espérame! —le pidió Krista mientras seguía de cerca a la rubia.

Las dos llegaron al tejado donde se encontraban sus compañeros y Ayumi se acercó a Armin.
Connie estaba agitando al rubio de un lado a otro para tratar de que reaccionara mientras que Ymir estaba vigilando que no viniera ningún titán.

—Ayumi —la llamó Connie aliviado en cuanto la vio—. ¿Dónde está vuestro escuadrón? ¿Por qué os habéis separado?

La rubia volvió a quedarse paralizada y no pudo decir nada. Le vino todo a la mente de nuevo y lo último que quería hacer era hablar de ello.
Entonces, Armin empezó a gritar desesperado mientras se ponía las manos a la cabeza alterado.

—¡Soy un inútil! —exclamó—. ¡Debería estar muerto! ¡No puedo más!

—Armin... —le llamó Ayumi apenada de ver a su compañero en ese estado de desesperación. Desde que Eren había muerto, la rubia solo había pensado en ella y lo cierto es que el rubio también había sufrido mucho.

BORN FOR THIS | Ataque a los titanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora