Capítulo 18: El Juicio

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Una vez que Jean y Ayumi terminaron su trabajo, esta última fue a un comedor donde daban de comer a los soldados. El castaño se había quedado a terminar unas cosas y le dijo a la rubia que se encontrarían allí más tarde.

Ayumi cogió una bandeja con algo de comida, aunque no tenía nada de hambre. Después de saber qué Marco había muerto en esas condiciones le había revuelto el estómago.

—Ayumi —oyó como le llamaba Armin. La rubia levantó la mirada de la comida y lo vió sentado en una mesa junto a Mikasa—. Siéntate con nosotros.

Ayumi se lo pensó durante un par de segundos, ya que no le apetecía demasiado hablar con nadie, pero se trataba de sus dos amigos y creyó que si se sentaba con ellos, a lo mejor podría desconectar un poco.

Finalmente, la rubia accedió y se sentó delante del rubio.

—¿Has hablado con el comandante Erwin? —le preguntó la pelinegra rápidamente; prácticamente sin darle tiempo a Ayumi para sentarse.

—Mikasa, no deberías preguntarle... —empezó a reñirla Armin, pero fue interrumpido por la rubia.

—Tranquilo, Armin. Sé que ambos estáis preocupados por Eren y es normal que preguntéis si mi padre me ha contado algo.

—¿Y bien? —quiso saber Mikasa.

—He hablado esta mañana con él y me ha dicho que van a juzgar a Eren —le respondió Ayumi.

—¿Van a juzgarlo? ¿Por qué? —le preguntó la pelinegra sobresaltada.

—Van a decidir qué harán con él, ¿verdad? —intuyó el rubio.

—Si. Decidirán si es una amenaza para la humanidad o no —le respondió la rubia con un gusto amargo en la boca.

El Eren que conocía no podía ser una amenaza para la humanidad y aún pudiéndose transformar en titán lo creía así.

—¿Y que pasará luego? —le preguntó Mikasa preocupada.

—No conozco los detalles, pero si deciden que no es una amenaza, lo más probable es que Eren se una al cuerpo de exploración —explicó Ayumi y se preparó para contarles a sus amigos la otra posibilidad—. Pero si el juez decide que es una amenaza... Seguramente... Lo mataran.

La pelinegra se levantó de golpe, como si hubiera sido un acto reflejo para ir a buscar al castaño y salvarlo de aquel destino, pero no hizo nada. Simplemente se quedó de pie apretando sus puños.

La rubia la observó y empatizó enseguida con su amiga. Ella tampoco quería que le ocurriera nada malo a Eren y esperaba que Erwin pudiera arreglarlo todo.

En ese momento, por la puerta del comedor, entraron tres hombres; dos armados y uno con una lista en mano.

—¡Ayumi Smith, Mikasa Ackerman, Armin Arlert! —les llamó el hombre de la lista—. ¡¿Estáis aquí?!

Ambos rubios se levantaron y se posicionaron al lado de la pelinegra.

—¡Si! —exclamó Armin.

—¡Se os ordena comparecer como testigos en el juicio que tendrá lugar esta tarde! —les explicó el hombre y él y sus dos compañeros se marcharon.

Todos los soldados que habían en el comedor miraron a los tres jóvenes y Ayumi se sintió algo incómoda.

Sabía todo lo que estaba pensando esa gente y odiaba que se hicieran una idea equivocada. Aún así, sabía que de un momento a otro los convocarían, tal y como Erwin le había advertido. Y ya había llegado el momento.

El futuro de Eren iba a decidirse esa misma tarde.

[...]

Todos los convocados para el juicio se reunieron en el consejo de guerra.

BORN FOR THIS | Ataque a los titanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora