Dominic
Verla despierta me hizo respirar otra vez, todos los problemas desaparecieron cuando miré sus ojos azules una vez más. No me había dado cuenta de cuánto la necesitaba hasta que estuve a punto de perderla, entonces, haría lo que fuera por tenerla junto a mí siempre.
—¿Cómo te sientes, cariño? —Dimitri se sienta en la silla junto a la camilla.
—Cansada de estar aquí —la rubia frunce el ceño—. Quiero irme a mi casa.
Ha pasado una semana desde que Anne despertó y todo parece marchar al pie de la letra, al menos para nosotros. A veces, me cuesta apartarme de Annabella, me asusta saber que puedo perderla nuevamente, pero sé que eso no ocurrirá, porque la protegeré con mi vida si es necesario.
En cuanto a su relación con su verdadera familia, la cuestión es otra. Anne es demasiado dulce y se ha ganado el corazón de sus hermanos con facilidad, y con Dimitri ¿Qué puedo decir de él? La mira como si fuera un ángel, y cuando la conozca a fondo sabrá que es toda una diablura. Sin embargo, sabía que esto le hacía falta, tener el amor y el apoyo de su familia le hará bien.
—Relájate, ya falta poco —le recuerdo, me lanza una de sus características miradas asesinas y no puedo evitar sonreír en su dirección.
—Eso lo dices tú porque no estás atado a una cama —gruñe en mi dirección—. Dom, en serio, quiero irme.
—El doctor dijo que pronto podrás hacerlo, solo tienes que tener paciencia —me levanté del sofá que se encontraba en la habitación y me acerco a ella—. Aún tienes que guardar reposo.
—¿Y no puedo hacer reposo en nuestra casa? —hace un puchero, sin embargo, nota mi cambio rápidamente—. ¿Dom?
Miro a Dimitri, y sé que debo decírselo, porque no tiene caso ocultarle nada.
—Anne...
—Basta, Dominic —dice exasperada—. No le des tantas vueltas al asunto y dime la verdad.
—Escúchame —sostengo su rostro—. Alexander huyó.
Su rostro pierde color y enmudece.
—¿Cómo?
—No lo sabemos, su casa está vacía, Luciano no está y Jesse tampoco. Desaparecieron por completo —digo, quito los mechones rubios que cubren sus mejillas—. No voy a exponerte, Anne, así que no te llevaré a nuestra casa.
—¿A dónde iremos entonces? —susurra.
—Al departamento del centro ¿Lo recuerdas?
—¿Cómo olvidarlo? —ríe—. Me encerrarse ahí cuando te hice creer que me había ahogado en la tina.
Sonreí, porque recordaba ese día.
—¿Qué hiciste qué? —cuestionó Dimitri anonadado.
—No todo lo que ves es amor —responde mi esposa con una sonrisa—. Antes había más que solo comprensión, y creo que eso nos mantuvo unidos —mordió su labio inferior y me miró con ternura—. Pero siempre fuimos nosotros dos, solo los dos.
—Exacto —besé su frente—. Entonces, nos iremos al departamento, pero cuando el doctor lo vea conveniente, ¿Sí?
—Está bien —rodó los ojos, se cruzó de brazos y se dejó caer sobre el respaldo de la camilla—. ¿Puedo cambiarme de ropa al menos?
—Daniela te ayudará con eso —asintió—. ¿La señora quiere algo más?
—Una hamburguesa —respondió automática.
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Sr. Y Sra. Whittemore (Saga D.W. 1)
RomanceCOMPLETA Brindemos por lo que tú y yo sabemos, y por lo que nadie se imagina. Fuimos ese secreto que estuvo oculto en nuestras sonrisas. Fuimos nada, pero cuando estábamos juntos y solos, lo fuimos todo. Fuimos eso que nos mantuvo con vida y nos qui...