XLI. EQUIDAD

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Tras varios días de navegación y discusiones, finalmente habíamos llegado a la isla, era mucho más linda de lo que parecía y poseía ese aire misterioso y enigmático de las películas de fantasía.

Krima y yo estábamos mejor, curiosamente Lance había tenido la amabilidad de darnos un consejo para curar la herida más rápido y me había ayudado con los vendajes algunas veces. A fin de cuentas no creo servirles de mucho en este estado.

Nuestras peleas eran constantes, él siempre intentaba tener el control y yo odio que me den órdenes, incluso llegó a decirme que limpiara la cubierta, nuestros gritos se desataron de inmediato y terminamos peleando otra vez. Pero en cuanto el sol se ponía y la luna se posaba sobre nosotros su actitud cambiaba, portaba un aire calmado y algo sereno, que volvía a esfumarse cuando salía el sol.

Dejamos el barco en la orilla y de inmediato acudieron a nosotros tres o cuatro soldados que había visto patrullando por el CG. Tal parece que tienen más enemigos de lo que les gustaría creer.

Lance me tomó del antebrazo, desencadenando un ligero dolor por la presión que ejercía en uno de los cortes que me hice en nuestras peleas, ahogué un grito de dolor y él alzó el rostro sonriendo.

-Eres más débil de lo que pensé.

-Prefiero que halaguen mi belleza, no eso-acoté zafándome de su agarre con una sonrisa cínica en los labios.

Seguida de Krima y su espantosa risa a mis espaldas me adentré al bosque que rodeaba la isla sin voltearme a verlo. Sabía que las tiendas estaban armadas donde encontraron a Mery muerto, pero este momento, en esta línea del tiempo él no murió, yo nunca estuve antes aquí y mucho menos la guardia.

Al menos me tranquiliza no tener que ver niños masacrados, seré una mierda, pero una mierda con buen corazón.

-¿A dónde vas? ¡Ni siquiera sabes dónde está el campamento!-exclamó divertido a unos metros de distancia.

-Quiero suponer que no eres tan idiota como para pedir que lo armen en un lugar obvio, así que si no me equivoco, está...-apresurando mis paso esquivé dos helechos y al apartar el último arbusto di con las tiendas armadas en una pequeña planicie- ¡aquí!

Él llegó a los pocos segundos con el ceño fruncido y se posicionó a mi lado.

-No me supone confianza que sepas tantas cosas-murmuró mirándome de reojo.

-¡Ay, por favor! Como si me importara que me tengas confianza-alargué chasqueando la lengua-Ahora deja de parlotear y dame comida decente y no esa mierda que comimos en el barco.

Caminamos hasta la tienda más grande, donde él entró primero y supuse que tendría la amabilidad de dejar abierto para que pasara, pero en cuanto di un paso al frente la tela golpeó mi cara acompañada de una carcajada de su parte.

-Como siempre, quieres llamar mi atención-bufé molesta entrando con pisadas sonoras-Deja de actuar como un imbécil y dame comida.

Di dos pasos y me senté en el suelo cruzando las piernas frente a él.

-¿Qué pasó princesa? ¿No te pones de buen humor en las mañanas? Avísame y lo arreglamos-dijo inclinándose levemente hacia mi rostro con un tono de voz coqueto y sarcástico.

-Comienzo a pensar que ese es tu fetiche-señalé apoyándome en la palma de mi mano-Pensar que la rehén indefensa e ingenua se enamore del tipo malo y rudo con pelos en el pecho. Pero primero, no soy tu rehén y, segundo, soy de todo menos indefensa e ingenua. Así que deja de aparentar frente a los inútiles de lacayos que tienes.

♤Inside      《Nevra/Eldarya》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora