XXI. HIPÓTESIS

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Caminé hasta la habitación de Chrome un poco apresurada, el sueño comenzaba a hacerme efecto y si quería dormir algo la revisión debía ser rápida. El cuarto del lobito quedaba frente a mí, sin golpear abrí encontrándolo despierto en su cama, me miró alzando las orejas y enderezó su torso.

-¿Cenaron sin mí?-preguntó cruzándose de brazos.

-Te dormiste por causa de la anestesia, pero te traje postre-sonreí entregándole el cuenco-come mientras te reviso.

Él asintió emocionado estirando su herida hacia mí, quité la venda con cuidado, había muy poca sangre seca pegada a ella, tome el paño y el agua de caléndulas volviendo a limpiar los últimos restos de sangre.

-¿Y el jefe?-preguntó Chrome con la boca llena.

-Se fue a dormir, yo tenía que revisarte antes de hacerlo-suspiré estrujando el trapo-Pero por lo que veo estas bien. La única condición es que mañana no podrás venir a la expedición.

-¿Qué? No-frunció el ceño dejando de comer-¿Esa fue idea suya?

-De hecho, fue mi recomendación-dije sentándome en el suelo de piernas cruzadas-No es buena idea que vayas.

-¿Y qué haré aquí?

-Podrás entrevistar más aldeanos-sonreí mirándolo mientras suspiraba.

-Nevae es lo más aburrido que he oído.

-Si quieres puedo ir contigo-coloqué una mano en su hombro-de paso me sirve para dejarle el trabajo sucio al vampiro.

-¿Sigues enojada con él?-me miró.

-No tanto como antes, pero sí.

-Está extraño últimamente, incluso Karenn me lo ha dicho-dijo volviendo a comer-No es muy usual que sea tan testarudo con algo así.

-Sólo quiere molestarme-asentí volviendo a colocar mi mano en la cama.

-No lo sé-dudó unos momentos mirando el suelo y luego volvió a mirarme agachando una oreja-Te contaré algo si me prometes no decirle a nadie-asentí riéndome-Karenn tiene la hipótesis de que le gustas.

Fruncí el ceño riendo nerviosa, eso era algo tan imposible y absurdo, a Nevra le gusta su soledad, su vida tal y como es. Y a mí me gusta la mía, y también Valkyon.

-Karenn tiene esa ilusión desde que llegué-reí negando.

-Yo tengo mis sospechas-asintió-Por ejemplo, él te compró ese abrigo que te di.

-¿Acaso no era tu regalo?

-¿En serio crees que tengo el maana suficiente como para pagar algo así?-frunció el ceño mirándome divertido-Esos abrigos son de lo más caros por aquí. Él lo compró y me pidió que fingiera que lo había hecho yo.

-No tiene sentido, Chrome-reí inclinando mi cabeza.

-Claro que sí-insistió-Si te lo daba él lo rechazarías, porque aun sigues molesta.

-Entonces solo quiere que me quede en Sombra, nada más.

-No lo sé Nevae, es muy extraño de su parte-asintió torciendo su boca.

-Como sea-reí-Ustedes intentan crearle un cuento, pero no sucederá-me paré colocando una mano en mi cadera-El amor de mi vida es Valkyon. Así que caso cerrado y me voy a descansar porque muero de sueño-sonreí alborotando su cabello-Duerme bien, no coloques la pierna hacia abajo y mañana te veo en el mercado-puntualicé dirigiéndome a la puerta, me paré unos segundo analizándolo-Mejor paso por ti y luego nos vamos. Adiós.

A la mañana siguiente golpee tres veces su puerta, luego de unos minutos desde adentro me contestaron pase, Abri la puerta encontrándomelo sentado en el borde de la cama parándose, tenía el cabello despeinado y el pantalón aún rasgado y empapado de sangre seca.

-¿Aún no te arreglas?

-Es demasiado temprano para mí-murmuró frotando su ojo izquierdo-Además, ¿viste la hora a la que viniste ayer? Me interrumpiste el sueño.

-Yo no interrumpí nada, tú estabas despierto-reí cruzándome de brazos-Ahora ve a arreglarte y te espero abajo.

Chrome asintió bostezando, me giré colocándome el abrigo para dirigirme hacia la puerta de la estancia, muy poca gente cruzaba el lugar, incluso la recepcionista parecía recién levantada. Abrí la puerta saliendo hacia el nevado día,  comparación de ayer el sol hoy estaba un poco más fuerte y el viento más calmado, me coloqué la capucha mirando hacia la cueva cuando de repente oí los pasos en la nieve y me giré esperando a que al fin el lobo haya bajado.

-¿Me esperabas?-preguntó Nevra sonriéndome coqueto.

-Pensé que era Chrome-suspiré volviendo a mirar la montaña.

-¿No dijiste que sería mejor que él no fuera a la cueva?-dijo parándose a mi lado.

-Oh, lo que sucede es que yo no iré-lo miré sobre mi hombro-Lo acompañaré al mercado.

-¿Me harás ir solo?

-Ayer nos mandaste a hacer el trabajo sucio mientras tú conseguías citas-enarqué una ceja-Nos lo debes.

-Pensé que todo había sido solucionado con la cena.

-Bueno, fue un chantaje -sonreí de lado-Así que ahora irás solo a inspeccionar la zona, si encuentras algo, me buscas por ayuda. Si no hay nada ni aparezcas.

-¿Y si me lastimo?-alargó jalando la manga del abrigo-¿Me curarás como al inútil del lobo?

-No, te dejaré que te desangres-bufé.

-Ush, que asco-gruñó tirando hacia atrás la capucha-Acabo de recordar algo…

-Mientras no vuelvas a quitarme la capucha, habla-dije mirándolo de reojo colocándola nuevamente.

-¿Anoche qué pasó?-sonrió de lado.

-¿Necesitas una gráfica de la situación?-dije frunciendo el ceño-No es necesario que te lo diga, bien consciente estabas.

-¿Y tú?-rio enarcando una ceja-¿Estabas consciente, Nevae?-murmuró inclinándose a mi oído.

-¡Ya estoy listo!-exclamó Chrome llegando a mi lado.

-Perfecto, nos vamos al mercado-sonreí girándome.

-No respondiste mi pregunta-alargó a nuestras espaldas.

-Si lo estaba y ya lo dije, fue divertido-exclamé entre risas girándome a verlo.

-¿De qué habla el inútil?-preguntó el lobo señalando nuestras espaldas.

-Oh, de la cena de anoche-sonreí restándole importancia.

Seguimos caminando mientras él no dejaba de mirarme reprochante, Krima se había ido casi como toda nuestra estadía en Killhea, parecía que odiaba el frío. Cuando al fin llegamos al mercado divisé un puesto de hierbas y cristales y jalé al niño a mi lado para que me acompañara.

-Sé que mientes-insistió parado a mi lado-Sé que algo sucedió, puedo oler tu nerviosismo.

-Chrome, estas dramatizando-negué viendo un frasco con unas extrañas flores azules.

-Si no me quieres contar asumiré con más razones que algo me ocultas.

-Te diré-suspiré dejando el frasco mientras rodaba los ojos-No quiero que lo tomes de otra manera pero, anoche al volver a las habitaciones yo lo besé.-sonreí de lado achinando los ojos.

-¿Estabas ebria?-preguntó de inmediato abriendo los ojos.

-Sólo un poco-asentí-pero lo hice por voluntad propia.

-¿Por qué? ¿Qué te pasa? Pensé que lo odiabas.

Reí de lado volviendo a caminar, no me agrada la palabra odiar, es muy fuerte, implica varias cosas y aunque tengamos diferencias no lo odio, solo me irrita.

-Nevae contesta-insistió.

-No lo odio-negué entre risas-Solo lo hice porque me apeteció-lo miré encogiéndome de hombros.

-Eso quiere decir que Karenn tiene razón-sonrió mirando hacia otra parte.

-No me gusta, niño-bufé golpeando una oreja con el dedo-Somos adultos, podemos besarnos sin ningún compromiso de por medio.

-Seguro que sí.

-Oye, hablo en serio. No me gusta-insistí tomando otro frasco que tenía unas hierbas al parecer de la región.

El dueño del puesto se nos quedó mirando unos segundos, yo podía verlo por el rabillo del ojo sin quitar la vista aún del frasco que tenía en mi mano. La planta en cuestión era alargada con muchas hojas como el romero, pero a diferencia de este su tallo era color azul intenso y las hojas un poco mas anchas que iban de rojo vibrante a blanco, casi al final del tallo le adornaba un pequeño brillo proveniente de una gema casi diminuta.

Chrome se había distraído en el puesto siguiente con unas joyas hechas a mano talladas en el granito de las montañas.

-Le interesa la Orteya-asumió el sujeto acercándose sonriente.

-Me parece muy curiosa-sonreí.

-Sirve para pociones de estabilidad-lo miré frunciendo el ceño para que prosiguiera-tanto de temperatura, como emocional y también mezclando con otras flores para las quemaduras.

-¿Esta planta es de aquí?-el elfo me miro asintiendo.

-No es tan común, pero crece en zonas rocosas y frías.

-Nevae, tienes que ver esto-dijo Chrome llegando a mi lado.

-Estoy ocupada.

-Necesito tu ayuda, es para un regalo-insistió jalando mi brazo.

Suspiré hastiada dejando el frasco mientras me despedía del vendedor y lo seguía arrastrando mis pasos en la nieve, él me guio hasta un puesto donde habían muchas joyas colocadas sobre un mesón adornado con un mantel rojo.

-¿Crees que estos pendientes le gusten a Karenn?-señaló sonriente.

-Si no le gustan me los podrías regalar a mí-dije codeándolo divertida.

-A ti que te regale Nevra-dijo riéndose colocando las manos en sus bolsillos.

-¿Qué debo regalarle a quién?-preguntó el susodicho llegando a nuestro lado.

Lo miré ruborizada arreglando la capucha de mi abrigo mientras Chrome se reía, el vampiro miró el mesón frente a nosotros fijando su atención en un particular par de pendientes con una perla.

-Tienes que venir conmigo-dijo volviendo a verme luego de unos segundos.

-¿Acaso no te dije que fueras solo?-me negué colocando ambas manos en mis caderas.

-Vi algo inquietante, necesitas venir conmigo.

Él me jaló de la muñeca y como pude me despedí de Chrome, seguimos nuestro camino hacia las montañas, pero a diferencia del día anterior subimos por otro lado donde no había un camino, sino rocas.

Cada tanto volteaba a verme para cerciorarse de que no fuera a caerme, creo que en verdad se tomo en serio que yo era una inútil.

Llegando al fin a una pequeña planicie frente a un hueco de tamaño mediano sacudió sus manos en sus pantalones y suspiró cansado volteando a verme.

-Oí voces adentro-señaló en voz baja-Probablemente lo que buscamos esté allí.

-¿Qué buscamos?

-No lo sé exactamente pero alguien está dentro de la cueva quemando cosas-inició acercándose-Como tienes buen olfato para los problemas supuse que traerte era buena idea-sonrió.

-Cállate de una vez y entremos, tengo frío-bufé empujándolo.


♤Inside      《Nevra/Eldarya》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora