𝟷𝟷. 𝙸𝚗𝚜𝚒𝚐𝚗𝚒𝚏𝚒𝚌𝚊𝚗𝚝𝚎

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Una nueva semana comenzaba, la anterior había sido insufrible, Venable se encargo de hacerla insufrible. Me ignoraba excepto cuando tenía que regañarme y a decir verdad lo hacia por cualquier cosa,  por no recordar el guión, por hablar en clase, por no saber como resolver las actividades, hasta incluso una vez me dejo fuera de clase por llegar dos minutos tarde ¡Dos minutos!
Pero a pesar de ser insignificante ante sus ojos cumplía su promesa, me recogía todas las mañanas y me bajaba una calle antes del instituto.
Los viajes eran bastantes incómodos, ella no me miraba, ni mucho menos me hablaba. Y yo me limitaba a existir.

— Buenos días. — Dijo Wilhemina entrando al salón. Ni siquiera la mire. — Espero que hayan aprovechado este fin de semana para terminar de leer orgullo y prejuicio, ya que hoy haremos una reseña.

— Mierda — Balbucee y Olivia volteo a verme.

— ¿Lo has leído? — Pregunto por lo bajo.

— Tengo cara de haberlo leído — Respondí sarcástica y Oli río.

— Te ayudare. — Acaricio mi mano.

— Por cierto, el trabajo es individual así que ni se molesten en pedir ayuda. — Dijo Venable ¿Acaso había escucho a Olivia? — Al final de clase dejaran sus hojas en mi escritorio.

Centre la vista en mi hoja y pensé que rayos escribir en ella, estuve así por un par de minutos hasta que sentí su mirada, no pregunten como, solo lo hice, pero cuando eleve mis ojos en busca de los suyos, estos huyeron. ¿Qué pasa contigo Wilhemina? ¿Qué te he hecho?

Comencé a escribir: "Orgullo y prejuicio: Narra las aventuras amorosas de Elizabeth, una de las hermanas Bennet, ella comienza una relación con Darcy, un amigo del joven y rico Charles Bingley... " ¿A quien quiero engañar? No tengo ni idea de lo que escribo, solo estoy copiando la sinopsis del libro.
Arrugue la hoja para luego guardarla en mi mochila, saque otra y coloque mi nombre. ¿Qué hice el fin de semana como para no leer el libro? ¡Oh si, ya lo recuerdo! Me atormente buscando respuestas de que rayos le sucede a Venable. ¡Maldita sea! ¿Cómo permití que aquella mujer se vuelva mi razón de existir?

Un horrendo y tenebroso sonido retumbo mis oídos, indicando que la hora finalizo. Pero aquel estruendo solo daba comienzo al verdadero caos, al silencioso. Mire mi hoja con temor y estaba vacía, por supuesto Madison ¿Qué pensabas, que se escribiría sola?

Mis compañeros comenzaron a levantarse, dejaban su hoja y huían del salón, eso debía hacer yo, huir.
Me coloque en la fila extensa que se había formado frente al escritorio de Venable, y para mi desgracia yo era la ultima.
De a poco las personas comenzaron a desaparecer, a tal punto que solo quedaba yo frente a Wilhemina. Deje la hoja sin siquiera mirarla a los ojos, gire mi cuerpo y comencé a caminar hacia la puerta, en mis interiores rezaba porque ella no abriera su boca y continuara ignorándome como lleva una semana haciéndolo. Pero no fue así.

— Señorita Jones. — Soltó con su imponente voz, mi nombre sigue sonando bien en sus labios.

— ¿Si? — Respondí temblorosa mientras volteaba a verla.

— Su hoja esta vacía. — Afirmó.

— ¿De verdad? No lo había notado. — Dije sarcástica.

— Veo que es usted muy graciosa. — Respondió arqueando una ceja.

— Si, bueno, me lo dicen seguido. — Continúe.

— ¿Y también le dicen seguido que queda suspendida dos días de clase? — Preguntó con una sonrisa siniestra.

— Espera ¿Qué? — Dije exaltada — No puedes hacer eso.

— Oh, claro que puedo, soy la directora. Hoy puede continuar con sus clases pero no se moleste en venir mañana, ni pasado. — Soltó triunfante.

𝑷𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora