Mantuve todo el día entretenida a Venable, intentando que olvide la horrible idea de enviar las cartas de admisión.
Supongo que era la maldita negación a alejarme de ella, sin embargo era consciente de que el momento llegaría algún día.
Pero teníamos un par de meses para aprender a decirnos adiós, aunque sabíamos a la perfección que ese día nuestra mitad se quedaría la con la otra, partidas en dos nos daríamos el último beso.
Añorando que el destino nos vuelva a juntar.— ¿Traes todo? — Pregunto Mina al subir al auto.
— Si, tengo todo. — Informe con una sonrisa.
Encendí el auto y me abroché el cinturón, no tarde mas de un minuto en comenzar a conducir.
Wilhemina reposo su cabeza en la ventanilla mientras una de sus manos sostenía mi pierna. Era su pequeña forma de decirme "estoy aquí".La carretera no estaba nada cargada, algo que me sorprendió bastante ya que estos últimos días, el tráfico había estado caótico.
Podríamos haber llegado relativamente rápido a no ser por Venable que se empeñó en comprar un vino.
En contra de mi voluntad conducí hasta una vinoteca bastante alejada, porque además de mandona es delicada.
Diez miembros más tarde, aparqué frente a mi antigua casa, aquella que compartí alguna vez con mis padres.
Bajamos del auto y ella tomó mi mano, caminamos juntas hasta la gran puerta de madera y di dos pequeños golpes en ella.
Lentamente esta se abrió, dejando al descubierto el rostro sonriente de papá.— ¡Hola! — Dijo eufórico mientras me abrazaba.
Caso omiso a la cercanía de papá, mi agarre con Venable se rompió.
Luego él de le dio un pequeño abrazo a ella también.— Adelante, pasen. — Respondió amablemente.
En silencio nos adentramos a la casa, caminamos hacia la cocina y las carcajadas de la niña empezaron a oírse.
Mis manos estaban sudando y al parecer Venable noto mi nerviosismo, ya que me acercó a ella y rodeó mi cuello con su brazo.
Aprovecho la altura que me sacaba y caminamos juntas a la par.
Cuando atravesamos la puerta de la cocina, lo primero que vi fue como revoloteaban los pequeños rizos de la niña mientras se retorcía de risa, aquella que era ocasionada por las cosquillas que le hacía un joven de ojos rasgados.— Hola. — Dije robándome la atención de aquellos dos desconocidos que por alguna razón, ahora éramos familia.
— Hola , soy Scott. — Dijo el muchacho mientras me ofrecía su mano.
— Madison. — Respondí mientras estrechaba con gusto su blanca y delgada mano.
Luego se centró en Venable y se dirigió a ella de la misma forma.
— Wilhemina Venable. — Se presentó la pelirroja.
Detrás del hombre con desendencia asiática se asomó la pequeña niña, y por primera vez vi el parecido que tenía con Cordelia.
Hannah, al igual que mi hermana fallecida se habían llevado los buenos genes de papá, ambas rubias de ojos claros, tanto como la pureza del mar.
¿Pero como era esto posible? Por pura biología dos hombres no pueden tener una hija ¿Ella fue planeada?
Diablos, claro que lo fue, no podía ser un error como papá decía.— Hola. — Dije sonriente mientras me arrodille a su altura.
La pequeña corrió hacia mi y me abrazó, lo cual me desconcertó por completo.
En su bazo había una pequeña marca de nacimiento, la misma que Cordelia y yo teníamos, eso fue más raro aún.
Mire a papá confundida pero olvide todo al escuchar su vocecita cerca de mi oído.— Eres la mejor hermana del mundo. — Dijo dulcemente.
Me rendí antes su ternura y la abracé también, fue como sentir un pedacito de Cordelia en ella.
— ¿Ella es tu mami? — Dijo Hannah mirando a Venable.
Wilhemina carcajeó y para todos fue inevitable no acompañarla.
— No amorcito, ella es su novia. — Dijo Scott.
La niña volvió a mirar a Venable y frunció el ceño en forma de desaprobación.
Venable rebuscó en sus bolsillos, sacó un montón de dulces y los puso frente a la pequeña.
Inmediatamente el rostro de aquella jovencita cambió, sus ojos soltaron un brillo encandilante y por supuesto una sonrisa gigante.
En ese momento supe que me entregaría a cambio de miserias.Hannah abrazo a Venable y la pelirroja me miro triunfante.
— Perfecto, me la robó con un par de dulces. — Bufé al ver como la niña sonreía junto a Venable.
— ¿Que pasa Jones? ¿Estás celosa? — Bromeó Wilhemina.
La niña empezó a jugar con las manos de Venable, las chocaba y hacía muecas graciosas.
Fue inevitable no morirme de amor en ese instante, acaba de conocer a esa niña y sentía que mi corazón podía morir por ella.
Caso omiso, fue inevitable no idealizar a Mina siendo madre, de hecho sería una fantástica. En mi mente se dibujo un pequeña Venable corriendo por el jardín de casa, de seguro Wilhemina sería la madre cool.— ¿Mamá? — Le pregunte a mi padre mientras me paraba a su lado.
— Fue al medico, ya sabes, las visitas de control. — Respondió Harry y fue suficiente para mi.
— ¿Has pensado en alguna universidad? — Pregunto papá y tuve de inmediato la mirada de Venable sobre mi.
Todo el trabajo que hice esta mañana para hacerla olvidar había sido en vano, y cuando hablo de trabajo me refiero a hacerle el amor una y otra vez hasta cansarla.
— Yale supongo. — Dije intentando sonar decidida pero él supongo no ayudó mucho.
— 3000 kilómetros. — Soltó como si estuviese pensándolo.
— Tengo hambre ¿Hannah tu también, cierto? — Cambie de tema.
— Mucha. — Dijo frotándose su barriga.
Papá abrió una pequeña puerta de una de las repisas y saco cajas de sushi de allí dentro, las dejo sobre la mesa y todos nos sentamos al rededor de esta.
Hannah se sentó junto a Venable y no me quedó más remedio que ir al otro extremo de la mesa, sola.— ¿Que planeas estudiar Madison? — Rompió el hielo Scott.
Esta gente tenía la maldita obsesión en arruinar mi paz mental
— Filosofía. — Respondí dando el primer bocado.
— Stanford tiene un buen curso de Filosofía, además está cerca. — Dijo papá.
— Si quiere ir a Yale, irá a Yale. Es su vida Harry. — Intervino Wilhemina.
— Lo se pero no veo la necesitad de alejarse tanto cuando puede hacer el mismo curso aquí cerca. — Respondió el.
— Yale siempre a sido mi sueño papá. — Dije algo abrumada por la estupída charla.
— ¿Y nosotros que? ¿Cuando te veremos? — Soltó Harry.
— Deja de ser tan egoísta, se trata de su futuro. — Dijo Venable molesta.
— Si, un futuro que construirá sin nosotros maldición. — Respondió papá.
— Harry está la niña, cuida tu vocabulario por favor. — Intervino Scott.
— ¿Que tonterías dices? Volveré, me casare con Mina y seremos dos ancianas deprimidas obsesionadas con los libros y la literatura. — Respondí quitándole importancia a aquella absurda discusión.
— Maldición, maldición, maldición. — Dijo Hannah haciéndonos reír a todos.
— Es tu culpa. — Scott español a papá.
Continuamos el almuerzo con charlas cotidianas, y conociéndonos unos a otros.
Mientras más tiempo pasaba al lado de Hannah más descubría el parecido con Cordelia y aquello estaba ocasionándome dolor de cabeza.
Nunca lo había visto de esa forma, hasta ese momento, si Hannah hubiese sido fruto de papá con una mujer podría haber sido un error, pero en su lugar. La niña tenía dos padres, o sea que había sido más planeada que yo.
Y no un simple error como papá había dicho.
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𝑷𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒂
FanficMadison Jones, después de una vida de mudanzas llega a la ciudad natal de sus padres, San Francisco, para por fin acentar raíces. Entre desconocidos descubrió un rostro que quiso volver a conocer toda su vida, y quizás así revivir una y otra vez ese...