𝟹𝟽. 𝚁𝚎𝚒𝚗𝚊 𝚢 𝚙𝚎𝚘𝚗𝚎𝚜

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Me despedí de Sandra y cada una eligió su camino, contrario al de la otra.
Por un momento pensé en aceptar su propuesta pero, habría sido muy estupido de mi parte.
Solo conseguiría lastimarla y todavía no estoy tan jodida como para que eso no me importe.

Mi teléfono vibro en mi bolsillo y lo saque de inmediato.

"Estoy viéndote" Leí y carcajee.

Elevé mi cabeza para buscarla a mi alrededor, vi su auto y volví al teléfono.

"A veces me aterras, pequeña psicopata" Envíe.

Una bocina hizo que vuelva a alzar la mirada y la puerta del deportivo negro acababa de abrirse frente a mi.
Vi una Venable tensa dentro de él.
Camine hasta donde estaba y me adentre para sentarme a su lado.

— Hola. — Musité sonriente.

— ¿Era Sandra? — Dijo molesta, señalando la mujer peli negra que se alejaba de nosotras a grandes y largos pasos.

Solté un suspiro agobiante y rodee los ojos. Se venía una escena de celos y no estaba de humor para ello.
Intente bajar del auto pero su mano tomó mi brazo haciéndome débil.

— Lo siento. — Musito.

La mire detenidamente y observé sus ojeras marcadas, aquellas llevaban tanto tiempo acompañándola que se me estaba haciendo costumbre verlas.

— Debes confiar en mi. — Dije sin quitarle ojos de encima.

— No puedo. — Susurró.

— ¿Por qué no puedes? No he hecho nada como para que desconfíes de mi. — Respondí molesta.

— Porque tú me enloqueciste y se que jamas conseguiré hacerte eso. — Confesó apartando la mirada.

La tome del mentón y acerque su rostro al mío.

— Me arrebataste la vida y la hiciste tuya ¿Acaso eso no es locura suficiente? — Dije cerca de sus labios.

Esto no era más que una partida de ajedrez y Venable, como buena jugadora, había tomado la reina y con ella se deshacía de los peones.

Pero jamás vio venir la llegada del rey

Beso mis labios suavemente, con tanto amor, con tanta pasión, con tanto sentimiento, tanto que daba miedo y a pesar de cuanto le dolía, les dijo adiós, en un intento de respirar para continuar existiendo.

Dejé mi cabeza gacha mientras cerraba mis ojos con fuerza, queriendo dejar aquel momento grabado para siempre en mi memoria.
Sentí su mano acariciando mi mejilla haciendo que mis ojos cedieran hasta abrirse.
Me encontré con aquella intensidad que la caracterizaba y me sonrió. Haciendo que mi corazón explote de amor.

— ¿Quieres que te lleve a casa? — Pregunto.

Asentí y ella sonrió, se acomodó en su asiento y yo hice lo mismo.
Encendió el auto y comenzó a rodar por la carretera.
Las luces rojas de los semáforos chocaban contra su piel blanca haciendo destacar las pequeñas pecas de su cuello.
La noche estaba empezando a caer y traía un atardecer hermoso entre manos.
Los faroles de las calles se encendieron, aquel amarillo cálido comenzó a rodearnos mientras cantábamos a todo pulmón las canciones clásicas que sonaban en la radio.

Me rendiría siempre por tocarte
Porque sé que me sientes de alguna manera
Eres lo más cercano que estaré del cielo
Y ahora no me quiero ir a casa

La mire de reojo y me perdí en su cabellera rojiza que revoloteaba con la suave brisa

Eres todo lo que puedo saborear es este momento
Y todo lo que puedo respirar es tu vida
Porque tarde o temprano terminará

Tomó mi mano y entrelazo nuestros dedos, me fue imposible no sonreír. Elevó su voz incitándome a cantar también y lo hicimos al unísono.

Simplemente no quiero extrañarte esta noche
Y no quiero que el mundo me vea
Porque no creo que ellos entiendan
Cuando todo está hecho para ser roto
Sólo quiero que sepas quien soy

Detuvo el coche frente a mi casa, bajo de él para luego rodearlo y abrir mi puerta.
Me ofreció su mano y la tome, con fuerza me acercó a ella para besarme.

No puedes luchar contra las lágrimas que no llegan
O los momentos de verdad en tus mentiras
Cuando todo se siente como en las películas
Sí, estás vivo, estás vivo

Con dificultad caminamos hasta la puerta, era difícil hacerlo sin separar nuestros labios.
Nos adentramos a la casa y caímos en el sillón. No tardó en despojarse de mi ropa, lo mismo hice con la suya.

Y no quiero que el mundo me vea
Porque no creo que ellos entiendan
Cuando todo está hecho para ser roto
Sólo quiero que sepas quien soy

Acaricio mi cuerpo desnudo, lo recorrió con tanto amor, tanto que me sería difícil de volver a sentir. Nuestros gemidos le dieron vida a la vacía habitación, y entendí por fin que Venable era mi razón de existir.

Y no quiero que el mundo me vea
Porque no creo que ellos entiendan
Cuando todo está hecho para ser roto
Sólo quiero que sepas quien soy.

Su teléfono sonó y ambas lo ignoramos, estábamos bastante perdidas en la otra.
Pero la insistencia de este hizo que Venable se aleje de mi cuerpo en búsqueda del aparato, lo cogió entre sus manos y atendió.
Se alejó por los pasillos mientras hablaba en voz baja.

Sólo quiero que sepas quien soy
Sólo quiero que sepas quien soy
Sólo quiero que sepas quien soy

Venable se fue, al parecer su hermano la necesitaba, al cerrar la puerta se olvidó de que yo también lo hacía. Necesitaba más que nunca que me diga que todo estará bien, y que aquel huracán que había arrasado con nosotras, se había ido.
Me dejó allí, desnuda, débil, extrañándola y ansiando su regreso.

A/C: ¡Hola! La canción del capítulo es Go Go Dolls - Iris.
Está en inglés pero la traduje para que entiendan y voy a hacerlo con todas las canciones que use.
Si tienen unos minutos escúchenla, es muy hermosa.

Pd: Gracias por entender lo complicado que son mis horarios ahora mismo pero, aprovecharé el fin de semana para adelantar capítulos y actualizar con más frecuencia.

𝑷𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora