𝟹𝟶. 𝚂𝚎𝚛𝚊𝚗 𝚝𝚛𝚎𝚜

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Mientras escribo la carta, la última con 17 años. Me doy cuenta que faltan sólo un par de minutos para la tradición familiar, mis padres me despertarían gritando "Feliz cumpleaños" y todas esas cosas. Pero lo que ellos no saben es que llevo despierta toda la noche, no he podido pegar ojo.

Se supone que el cumpleaños es tu día especial, lleno de felicidad y rodeada de gente que amas. Pero para mi, desde que Cordelia se fue, nada a sido igual.
Un feliz cumpleaños se transformó en un aniversario de muerte.
Si, Cordelia murió el día de mi cumpleaños y odio recordar aquella trágica noche.
Sacando a mi hermana de mis pensamientos, finalizó la carta con un punto, esta lista para ser guardada para siempre.

"Creo que es inútil escribir una y mil cartas en tu ausencia porque jamás las leerás, pero hacen que todo sea menos doloroso, es mi pequeña forma de tenerte cerca. Si tan solo entendieras cuanto te amo te hubieras quedado toda la eternidad a mi lado. Pero no lo haces y ahora me toca extrañarte.
Tu aroma sigue en mi olfato, tus labios están tatuados en los míos, aún siento tus manos apretando mi cintura y tu corazón amándome.
El cielo de estrellas que me regalaste sigue intacto, pero no tardes demasiado, una pequeña luz se ha apagado.
Estoy simplemente existiendo en mis días grises, la vida se me está consumiendo porque cada día te veo menos, con suerte te cruzo por los pasillos. Me alejaste de tu lado y yo no me opuse. Renuncie a ti a pesar de lo que me dolía hacerlo.
Entonces ahí es cuando aquellos días grisáceos son consumidos por la oscuridad infinita. Porque según pasa el tiempo, peor estas, te hundes y no entiendo el porqué.
Ojeras marcadas resaltan en tu precioso rostro, por las mañanas llegas con los ojos rojos e irritados, has llorado. Si tan solo me miraras entenderías que estoy acompañándote en este dolor, si me miraras verías que mis ojos están igual a los tuyos.
Quiero odiarte pero no puedo, me rompiste en millones de partes y esos pedazos te siguen amando.
Empiezo a creer que lo harán para toda la vida."

Sobre lila y a la misma caja de siempre, la que sólo guardaba dos cartas, ahora tiene una nueva.

La puerta de mi cuarto se abrió repentinamente, robándome la atención de lo que estaba haciendo.
Mis padres saltaron felices a abrazarme.

— Feliz cumpleaños pequeña. — Dijo mamá mientras me abrazaba con fuerza.

Fingí una sonrisa.

— Feliz cumpleaños mi princesa, deja de crecer por favor. — Se sumó papá al abrazo.

— Gracias. — Musite.

— Ella estaría orgullosa de la mujer increíble en la que te estás convirtiendo. — Soltó papá y fue lo suficiente para destrozarme.

— No te das una idea de cuento la extraño. — Dije y mis ojos se llenaron de lagrimas.

— Cordelia siempre vivirá aquí. — Aportó mamá mientras señalaba mi corazón.

Llore como todos los años lo hacía, pero esta vez mis lagrimas perduraron por más tiempo en mi rostro.
No solo había perdido a mi hermana, sino también al amor de mi vida.
Las dos mujeres más importantes de toda mi existencia no estaban conmigo y eso era suficiente como para quitarme las ganas de seguir caminando.

— ¿Que planeas hacer hoy? — Preguntó mi padre dándole otro rumbo a la conversación.

— Ir al instituto. — Dije.

— ¿Y luego? — Volvió a preguntar.

— No lo se, papá. Este día es deprimente. — Musite.

— Justamente por eso, si te quedas aquí encerrada será peor. — Dijo mamá.

— Me lo pensaré ¿Vale? — Suspire.

𝑷𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora