𝟻𝟶. 𝙽𝚞𝚗𝚌𝚊 𝚎𝚗𝚝𝚎𝚗𝚍𝚎𝚛𝚊́𝚜

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La primera semana de escapó como estrella fugaz de nuestras manos, el tiempo parecía perder el control cuando estaba con Venable.
Ella es ese hecho fascinante que solo te pasaba una vez en la vida, es la infinitud de todo el universo.

Me encanta observarla cuando está distraída, ahora mismo estaba haciendo un licuado, de hecho tenía mucho entusiasmo desde que fuimos al marcado a comprar las frutas.

— Está muy rico. — Dijo mientras daba un gran sorbo al líquido. — ¿Quieres? — Pregunto mientras se acercaba a mi con dos vasos.

— Por supuesto. — Dije tomando uno de los recipientes.

Di un gran sorbo y un sinfín de sabores inundaron todos mis sentidos, cerré los ojos para disfrutar aquel néctar.

— ¡Por Dios! Es delicioso. — Balbucee mientras ingería más licuado en mi sistema.

— Tú eres deliciosa. — Oí que dijo Venable mientras se recostaba en la hamaca ubicada entre dos palmeras.

Sonreí y camine hasta ella, dejé el vaso a un lado para luego recostarme sobre Wilhemina.
Me quede minutos mirando sus ojos y ella los míos, sin decir una palabra... simplemente existiendo.
Pose mi cabeza sobre su pecho y el latir de su corazón empezó a parecerme la melodía más hermosa jamás creada.
Ahí fue cuando el primer trueno hizo resonar todo el cielo, una tormenta de acercaba.

— Mejor vamos dentro, ¿no? — Pregunto mientras intentaba ponerse de pie pero al verme inmutada dejó de intentar.

— Estamos completamente solas en esta isla. — Afirme y ella mi miro con curiosidad. — Y que me hagas el amor se me está volviendo una necesidad.

Llevamos una maldita semana y Venable no había tocado mi cuerpo con aquellas intenciones.

— No quiero. — Balbuceo.

Dejé mi posición recostada para sentarme sobre ella, mis rodillas quedaron a los lados de su cintura y mis manos se posaron sobre su abdomen desnudo, solo una delicada pieza de bikini negra cubría sus pechos.

— ¿Que pasa? ¿Que tienes? — Pregunte algo confundida.

— Tengo miedo Mad, lo siento. — Confesó para luego cubrir su rostro con ambas manos.

— ¿A que? — Intente indagar.

— A nosotras... — Balbuceo y se quedó en completo silencio, luego de unos largos y extensos segundos retomó. — No soy una experta en esto del amor, ni siquiera puedo entender el sentimiento, solo se que un "te amo" es real cuando te lo digo a ti, y tampoco entiendo el hecho de que me ames hasta cuando ni yo misma lo hago, le das sentido a todas las canciones de amor, sembraste felicidad en las mesetas que llevaban el nombre de odio. — Su voz se volvió temblorosa y las lagrimas amenazaban con salir. — Y tendré que decirte adiós, pero no quiero, no puedo. Eres mi vida entera y sin ti no podré seguir. — Las palabras destructivas de Venable me llenaron de culpa, pero quedarme no era una opción, yo debía construir mi futuro. — no podré verte subir al avión, ese que te lleva tan lejos de mi, así que no quiero que me esperes, no iré a decirte adiós.

— ¿Crees que para mi es fácil dejarte? ¿Crees que no me duele el hecho de que no me esperaras? ¿El que no vendrás? Me duele tanto como a ti, Mina. Incluso más, porque cada vez que te has ido, yo te abría la puerta feliz en cada regreso. Y me arde el alma saber que tu no harás eso por mi, que jamás me amarás una pizca de lo que yo te amo, e intento vivir con eso, así que no me obligues a tomar una decisión, porque esta vez me elegiré. — Sentencie y me puse de pie, recogí el vaso de licuado vacío y camine hasta el interior de la cabaña.

Venable no tardó en llegar, me abrazo por la espalda repentinamente y solté un gran suspiro al sentirla, me conozco tanto que se de sobra que me rendiré ante ella.

— No tienes idea de cuánto te amo, jamás lo entenderás y jamás podré demostrarte tanta inmensidad. — Musito en mi odio. — Y dejarte ir, es el mayor acto de amor que haré en toda mi vida, pero te he mentido. He sostenido que no voy a esperarte pero lo he hecho para no atarte, para no cargarte con ese peso. Pero ahora, el tiempo se agota y la vida se me está escapando de las manos, y aunque lo niegue, voy a esperarte toda la vida porque tú eres mi todo.

— Tu no eres una atadura Mina, eres mi motivo, mi presente y mi futuro. No entiendo porque piensas que me iré a acostarme con otras personas si lo único que quiero es formar una familia contigo. — Giré entre sus brazos y tome su rostro. — Me iré por nosotras y nuestro futuro.

— ¿Lo prometes? ¿Prometes volver? — Pregunto en un hilo de voz. — Necesito creer en ti.

Algo dentro de mi me decía que no lo haga, que la romperé. Sin embargo un claro y rotundo "lo prometo" salió expulsado de mis labios.

Esa inerte obscenidad me decía que todo iba a joderse en cuanto suba al avión, que ella correría a brazos de alguien más o incluso yo lo haría. Y el peor error era tratar de convencernos a nosotras mismas de que no pasaría.
Porque así es la vida, llena de encuentros y desencuentros pero siempre, serás de una misma alma, y el destino, cual verdugo de mi amor por Venable, no pararía hasta destruirnos.

¿Éramos tan fuertes como para cambiarlo?

A/C: ¡Hola! Se que no estuve actualizando mucho pero estoy en un ⚰️bloqueo⚰️ y llevo días intentando superarlo, así que disculpen el corta extensión del capítulo.

𝑷𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora