𝟾. 𝙳𝚊𝚗𝚌𝚎 𝚠𝚒𝚝𝚑 𝚖𝚎

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Mamá dijo que era un lugar súper lujoso lo cual ya intuía, Venable tenía buen gusto.
Ya eran casi las ocho, me duché y elegí en mi closet un buen vestido. Largo, negro y tenía un corte que permitía ver mi pierna.

— ¿Que tal? — Le pregunte a mamá sobre mi outfit.

— Estás muy hermosa, hija. — Me lleno la cara de besos.

— ¡Mamá, el maquillaje! — Me queje

— Ya no me dejas ni darte besos, aún eres mi pequeña. — Dijo y no pude evitar pensar "A tu pequeña le gusta su profesora." pero obvio que no lo dije.

— ¿Tú piensas ir así? — La mire confundida ya que estaba en pijama.

— Espero que no te importe, con tu padre cenaremos aquí. Necesitamos hablar.

— ¿Podrías haberme avisado no? — A ver, no es que no quiera cenar sola con Venable pero no se si estaba preparada para ello.

— Creí que Wilhemina te agradaba. — Dijo.

— Si pero ¿de que se supone que hablaremos? No se tratar con una mujer como ella, tan... cerrada. — Realmente no sabia que hacer y mamá de echo a reir.

— Es una mujer muy culta, puedes hablar de todo con ella. Además podrías conocerla más y ayudarla.

— ¿Ayudarla a que? — La mire más confundida aún.

— Darle consejos para que se anime a conocer algún hombre. — Dijo y la fulmine con la mirada.

— O una mujer... o nadie. No necesita a alguien para estar completa. — Ella asintió y creo que noto mi molestia. — Me voy, se me hará tarde.

— Tienes que recogerla, recuerda que su coche se descompuso.

Asentí sin decir una palabra más, no quería escuchar las estupideces que salían de su boca.
Me animé a subir al BMW para llevarla a su casa y por segunda vez lo estaba haciendo, solo ella conseguía eso de mi.
Conduje hasta la grandiosa casa de Wilhemina, esperé hasta la 21:00 en punto y llame a la puerta.

Dejé que mi cuerpo se apoyara en la puerta de copiloto y entre mis manos tenía las llaves. Por supuesto que ella iba a conducir.
Cuando aquella puerta se abrió, mi corazón empezó a latir muy fuerte y se intensificaba a su caminar. Traía un vestido lila tan hermoso como antiguo.

Alce mi mano con las llaves y ella me miro, se las lancé para luego subirme al asiento de copiloto.

— Buenas noches Miss Venable. — Dije cuando ella entró al auto.

— Buenas noches señorita Jones. — Me sonrió.
Y mi corazón estaba al borde de un paro cardíaco. — Me veo en la obligación de darle clases de conducción.

— ¿No le gusta conducir? — La miré fijamente.

— Si me gusta pero quiero que la próxima vez me lleve usted. — Encendió el auto.

— ¿Habrá próxima? — Puse música en el estéreo.

— Ya le he dicho que tendrá que cenar conmigo hasta que se vaya a la universidad. — Dijo sarcástica para luego comenzar a conducir

— Entonces tendrá que tutearme.

— "Señorita Jones" — Soltó mi nombre como si estuviera pensándolo. — ¿No le gusta? A mi me encanta como suena.

— Viniendo de su boca si suena bien. Pero demasiado formal.

— ¿Y como quiere que la llame? ¿Washington? — Soltó una carcajada ante aquel absurdo apodo que me había puesto Lisa.

𝑷𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora