XXII

288 31 4
                                    

- Ya han pasado dos días desde que volvimos... - murmuró Helena. Habían organizado una rápida reunión para discutir el estado de Dante. Al parecer el chico no había dicho nada desde que llegaron al campamento y eso tenía preocupados a los campistas. En el campamento Dante tenía la reputación de ser el más fuerte y verle así había sido un duro golpe para la moral de todos.

- ¿Sabemos qué le pasó? - preguntó Quirón.

- No... - reconoció ella mientras bajaba la mirada - Nos separamos al final -

- ¿Y el diagnóstico médico? - preguntó Clarisse.

- Nada, está sano. El problema no parece ser médico... - dijo la chica - No lo entiendo... -

- ¿Has intentado hablar tú con él? - le preguntó Quirón.

- Es como hablar con una pared. Es como si no nos escuchase... - contestó Helena - Y no sé qué hacer... -

- Sin duda su situación es bastante preocupante, no se ha presentado en el comedor los últimos días y tampoco va a dormir a la cabaña. El otro día pulverizó a las arpías de limpieza que quisieron echarle - dijo Quirón.

- ¿Qué podemos hacer? - preguntó Clarisse.

- Lo siento... Pero no lo sé - reconoció Quirón - Creo que Dante solo volverá a ser quien era cuando él mismo lo decida -

- Creo que nunca volverá a ser el mismo - dijo Helena por lo bajo.

- Recemos porque sí...

En cuanto Quirón pronunció esas palabras una bombilla se encendió en la cabeza de Helena- Rezar... - musitó - Eso es, podemos pedirle ayuda a algún dios. El señor D es el dios de la locura, tal vez él pueda ayudarle -

- No perdemos nada por intentarlo - dijo Clarisse, intentando sonar animada.

A lo que Quirón suspiró cansado - Hablaré con él -

***********

- Hola Damián - dijo Dioniso. Al final entre Quirón y Helena habían conseguido convencer al dios para que echase un vistazo al chico. Ahora estaban los tres junto a Dante en una de las praderas donde el chico había estado pasando el tiempo.

Ahora mismo Dante estaba sentado en el césped con la mirada perdida en el horizonte. No se inmutó por las palabras del dios, ni siquiera se digno a mirarle. Era como si no siquiera pudiese escucharlos...

- Ejem... Es Dante, no Damián - le corrigió Helena por detrás.

- Sí, lo que sea. Hola Dante, veamos lo que pasa en esa cabecita tuya - dijo el dios. Helena vio como Dionisio alargaba la mano lentamente, dispuesto a tocar la cabeza de su amigo cuando de golpe Dante levantó la mano, atrapando la muñeca del dios antes de que le tocase.

Dionisio apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando Dante usó el favor de Ares para con un movimiento mandarle por los aires. El dios se levantó lentamente, un poco atontado. Como si no fuese capaz de comprender lo que acababa de pasar - ¡¿Cómo osas?! - tronó mientras su mirada se encendía con un color púrpura.

- No vuelvas a intentar entrar en mi cabeza. Jamás - dijo Dante con tono amenazador mientras se levantaba y liberaba todo su poder. Las olas de pura energía que desató su mera presencia obligaron a Helena a dar un paso atrás mientras veía como el chico se encaraba con el dios.

- Mocoso, ¿quién te crees que eres? - dijo Dioniso. La chica vio con impotencia como los ojos de este se volvían rojos, inyectados en sangre - Voy a disfrutar convirtiéndote en una lata de Coca-Cola -

- Inténtalo - le desafió Dante listo para pelear, pero Quirón fue más rápido, interponiéndose entre ambos.

- Señor D, perdone al chico - le dijo al dios - Entienda la situación extraordinario por la que ha pasado -

ARES #1 // DIOSES DEL OLIMPO // PERCY JACKSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora