Helena abrió los ojos al sentir una suave brisa cálida sobre su rostro. Seguía agotada, hambrienta y sedienta. Pero por lo menos, ya no sentía aquel frío que perforaba hasta sus huesos. La chica hizo un esfuerzo por abrir los ojos. Frente a ella, una especie de hoguera ardía con fuerza junto a dos figuras oscuras.
- Parece que ha despertado... - dijo la voz de Ferdinand.
- Ya iba siendo hora... - suspiró otra voz que la niña no reconoció. Helena parpadeó un par de veces hasta que sus ojos se acostumbraron a la luz.
- ¿Quién...? - Helena se levantó, apoyándose en un charco de agua que hizo que volviese a caer al suelo de morros.
- ¡Helena! - chilló el sátiro preocupado mientras se acercaba a ayudarla.
- Estoy bien... Tranquilo - musitó ella mientras se sentaba junto a la hoguera. Ahora que podía ver mejor notó que lo que habían hecho era meterse en una especie de boca de metro abandonada y pegarlo fuego a un cubo de la basura. Helena pasó la manga de su chaqueta sobre sus ojos y limpió los restos de polvo y nieve que no le permitían ver.
Con la vista ya aclarada observó al chico que la miraba con una ceja levantada. Debía de tener su misma edad, tenía el pelo castaño corto y unos ojos azules que brillaban con un aire juguetón, reflejando las llamas de la hoguera. Su piel era de color blanca, pero repleta de moratones y pequeñas heridas que no parecían molestarle. El chico se señaló la mejilla y ella limpió rápidamente los restos de nieve de su rostro - ¿Y tú eres...? -
El chico suspiró y se levantó de un salto - Dante, hijo de Ares - miró a la chica como si no confiase en ella del todo - Y tú eres Helena, hija de... - miró a Ferdinand, buscando una respuesta, pero este se limitó a negar - Yo puedo llevaros al Campamento Mestizo -
- ¿Un hijo de Ares...? - musitó Helena, completamente anodadada.
- Así es Helena - dijo el sátiro mientras daba pequeños saltitos nervioso - Recuerdas que te dije que existían otros semidioses... Bueno, pues Dante es uno de esos... Un mestizo que vive en el Campamento Mestizo -
- Sí, sí, lo que sea - respondió él mientras le daba una patada al cubo de la basura que derramó las llamas sobre la nieve. En menos de un segundo el fuego fue extinguido y el frío volvió a envolver el cuerpo de la chica - Si ya estás despierta, hay que ponerse en marcha -
Ferdinand se acercó y ayudó a Helena a levantarse. Ahora que estaba de pie, la chica pudo comprobar que ambos eran de la misma altura. Pero había algo en ese chico que era diferente. En cuanto edad física, no debía de haber mucha diferencia entre ellos. Sin embargo, este chico... Tenía una especie de presencia... Era raro, como si fuese mucho mayor de lo que aparentaba.
- ¿Cuánto crees que nos costará llegar? - preguntó la chica mientras se limpiaba la nieve que había sobre su ropa.
Dante salió de la boca del metro y se asomó al exterior. Helena le siguió, comprobando que seguía siendo de noche. Su desmayo no debía de haber durado más de un par de horas - Me gustaría seguir descansando... Y movernos de día - dijo el chicho - Pero llevamos demasiado tiempo quietos. Raro sería si ningún monstruo nos hubiese rastreado ya - se giró a Helena con su seria mirada - ¿Lleváis todo ya? -
La chica asintió y se echó su mochila a la espalda. Sin embargo, en seguida notó que le faltaba una cosa - Mi cuchillo... ¿Dónde...? -
Como respuesta, Dante sacó su puñal de uno de los bolsillos de su chaqueta y lo lanzó hacia arriba para después atraparlo con facilidad - Lo voy a llevar yo, ¿vale? - dijo con una sonrisa - Será más útil en mis manos -
- Entonces... - dijo Ferdinand mientras se colocaba al lado de la chica - ¿Nos vamos ya? -
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ARES #1 // DIOSES DEL OLIMPO // PERCY JACKSON
FanfictionDescubre quién eres... Cinco años... Cinco años en el Campamento Mestizo, donde Dante se convirtió en uno de los semidioses más respetados. Sin embargo, la aparición de un nuevo campista y el despertar de un mal ancestral pondrán aprueba sus capacid...