Parte 1

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Escucho música. Pero parece que esté a kilómetros de mi. Es casi un susurro, pero la distingo perfectamente. Comienzo a tararearla, cerrando los ojos, sintiendo cada una de las estrofas.

Poco a poco el tarareo se convierte en canto, y alguien se ríe a mi lado. Me giro para saber quien es, pero no veo a nadie.

Entonces, me despierto de golpe.

-¡Despiértate ya, pesada!- dice mi amigo David mientras me estampa un cojín en la cara.

Me levanto de golpe, aturdida y medio despeinada, y abrazo el cojín en modo koala.

Una vez me he ubicado miro a mi amigo con cara de asco y este me sonríe.

-¿Que haces tú aquí?- le pregunto volviendo a tumbarme.

-¿Como que qué hago aquí?- Me quita el cojín con fuerza de los brazos.- Cariño, ¡Hoy empieza el verano!

- Pues por eso mismo.- Froto mis ojos con fuerza, aún no me he acostumbrado a la luz de la habitación.- ¡Déjame disfrutarlo!

-¿A esto le llamas tú disfrutar del verano?- Me señala riéndose.

-Cada uno lo vive a su manera.

- Bueno, pues este verano lo vas a vivir a mi manera.- Tira de mis talones hasta tirarme al suelo.

- Aaaaah- Grito al caer.- ¿Era necesario?

- Totalmente.

-Te odio.- Susurro mientras me levanto dolorida.

- Me amas, querida.

Ambos nos reímos y bajamos a desayunar algo a la cocina.

- Bueno, ¿y que has pensado para hoy?- le digo mientras me meto una galleta en la boca.

- Para empezar, ahora tenemos que ir a recoger a María a su casa.

- Dime por favor que no hay que despertarla.- Junto mis manos entrelazando los dedos a modo de súplica.

La ultima vez que tuvimos que despertarla, nos tiramos como dos horas llamando a su telefonillo, esperándola, pero seguía dormida. Por suerte, justo cuando íbamos a rendirnos, llegó su padre de trabajar y nos abrió la puerta. No he visto a nadie que le guste más dormir en este mundo.

- Tranquila, la he llamado un ratito antes y ya estaba despierta.

- Madre mia, menos mal. - Susurro.- ¿Y después?

-Después hemos quedado con el resto en la piscina municipal, la del sur, para evitar a los del instituto, bastante asco les he cogido ya en estos seis años.

Bueno, para ubicarnos os haré un pequeño plano de la ciudad, o mejor dicho pueblo, en el que vivimos. Hay tres zonas diferentes, al norte se encuentra el barrio pobre, allí las casas son muy antiguas y sobre todo frecuentan las bandas callejeras, luego está la zona sur, muy parecida a la norte pero mucho más "familiar" y más nueva, y por último la zona rica, o así la llaman, donde vivo yo. Nosotros tenemos pista libre para ir por el pueblo, no nos metemos con nadie y ellos nos ignoran, pero los del sur y los del norte... no se pueden ni ver. El verano pasado un chaval del sur empezó a salir con una chica del norte.. cuando se enteraron, digamos que fue el último verano del chico.

Me rio, y le dejo que continúe.

- Después de la piscina, cada mochuelo a su olivo, te duchas, te peinas, te maquillas, y te pones el vestido más pegado que tengas.- Da un gran sorbo a su café. Me mira con un bigotillo producido por el rastro de leche que le ha quedado en el labio superior.- Y nos vamos a perrear.

-Ni de coña voy a ir a la discoteca.- me levanto e intento irme corriendo de la cocina.

- ¡Por favor, Dani!- Me coge del brazo impidiendo que me vaya- Ha sido un año de mierda, llevamos más de 15 meses sin salir de fiesta, hemos vivido una pandemia, una cuarentena, llevamos meses sin poder abrazarnos, sin poder beber, sin poder quitarnos la mascarilla. ¡Ya ha acabado todo! Ahora es momento de disfrutar. Por favor, no seas un muermo.

¡Auch! Eso duele, que tus propios amigos te llamen muermo...

Lo cierto es que siempre me ha gustado la fiesta, demasiado, pero me gusta mucho más la idea de quedarme en casa. En las fiestas todos se comportan como unos imbéciles, y eso hace que le coja demasiado asco a gente. Por eso prefiero auto engañarme con que la gente no es tan mala quedándome en casa. Lo sé, soy rara, estoy acostumbrada a que me lo digan.

Finalmente resoplo indignada y tras terminarme la taza de un sorbo miro a mi mejor amigo.

- De acuerdo, pero mañana elijo yo los planes.- digo en un tono algo cansado.

-Mientras que no me lleves a una biblioteca o me encierres en casa, perfecto.- Comenta mientras me abraza. Me gira y me susurra al oído- Y ahora, a ponerte el bikini, nos esperan.

PURO VENENO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora