Parte 30

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- Hace algunos años Àlex y yo éramos amigos, muy amigos. Él no era como es ahora, obviamente. Era un chaval amable, buena gente, era de barrio si, pero era una persona leal. Un día tuve problemas, ya sabes que siempre fui de meterme en movidas. Me dejaron tirado en mitad del parque y me dieron una paliza de la hostia. Por suerte, Àlex me encontró y me llevó a su casa. Allí su padre me reconoció. El padre de Àlex y Borja, tenía un negocio de coches de segunda mano y tal, cosa que les venía muy bien ya que el hermano de este, tenía un taller, en el que trabajo a día de hoy.

Se toma una breve pausa antes de seguir.

- Mi padre trabajaba para él en el sitio este de coches de segunda mano. Desde entonces, su familia y la mía se hicieron como uña y carne. No les importaba que ellos fueran los jefes y mi padre el empleado, éramos todos iguales. Poco a poco, mi familia empezó a coger más confianza, incluso mi padre fue ascendido, lo cual significaba más dinero y eso quieras que no... siempre trae más felicidad. - Se queda pensativo unos segundos.- Pero no fue así, cada vez que mi padre subía más puestos, más cabreado venía a casa, pero al mismo tiempo era como si tuviera miedo. No paraba de repetirnos que nos dejáramos de juntar con cierta gente en el barrio, incluso nos prohibían acercarnos a ciertos sitios de la ciudad como las canchas de baloncesto del sur. Un día, mi padre vino a casa llorando, temblando, con varias heridas por todo el cuerpo y un ojo morado. Recogió sus maletas y se fue de casa. Estuvimos meses sin saber de él, ¿sabes lo que es no saber nada de tu padre durante meses? No saber si está vivo, la angustia de no saber nada, nos mataba a nosotros cada día. La comida escaseaba en mi casa, pero mi madre no conseguía trabajo, y Raul... tenía solo 16 años.

Comienza a levantar el tono de voz y se levanta del sofá. Empieza a dar vueltas de un lado a otro de la habitación.

- ¿Y qué hicisteis?- Pregunto rompiendo el silencio.

Me mira, serio, sin expresión alguna.

- El padre de Àlex vino a casa. Habló con mi madre durante horas en la habitación. Mi hermano y yo no sabíamos que hacer, así que decidimos intentar escuchar a través de la puerta. - Aprieta su puño, recordando.- El negocio de los coches era una tapadera, al igual que lo es el taller, toda la familia Villanueva se dedica a lo mismo: la coca y las pastillas.

- ¿Cómo? ¿Eso significa que a día de hoy...?

- Déjame terminar y entenderás todo, te lo juro. - Asiento y prosigue.- Por lo visto mi padre se había metido hasta el fondo en esto, dinero fácil, pero no tuvo cuidado y le pillaron. Le pegaron una puta paliza los Villanueva por haber sido tan imbecil como lo fue, y tuvo que escapar sin decir nada. Desde entonces no le veo, los Villanueva si saben donde está, y le dan cierta protección. - Me mira.- Pero todo tiene un precio. Raul trabaja en el negocio de los coches sustituyendo al padre de Àlex, el cual, por culpa de mi padre, tuvo que huir unos meses después para que no le pillaran. Mi madre...- Toma una leve pausa y su voz se rompe.- Mi madre, trabaja en unas oficinas casi catorce horas diarias para que ese desgraciado de mierda siga vivo ¿sabes?

Me levanto lentamente, me aproximo a él y acerco nuestros cuerpos para abrazarlo. Él se mantiene firme, pero lo acepta. Aprieta mi cuerpo con fuerza, no quiere separarse de mi.

Tras unos minutos, se calma y nos apartamos levemente.

-No hace falta que sigas.

-Si, te lo debo.

- No me debes nada.- Susurro.

Agacha la cabeza para evitar mantener contacto visual, no es capaz de sostener su mirada.

- Ese hijo de puta al que Àlex llama papá, violó a mi madre aquella noche, y ni Raul ni yo pudimos hacer nada.

Le miro, aturdida, con lágrimas en los ojos.

- ¿Y aún así eres capaz de trabajar para ellos? ¿Y la policía? ¿No hay nada que hacer?- Comienzo a gritar una vez he asimilado sus palabras.

- ¿Y qué otra puta opción me queda Daniela?-Grita.- Si Raul, mi madre o yo, dejamos de trabajar, o le tocamos los huevos a alguno de los Villanueva, posiblemente mi padre la palme en menos que canta un gallo.

-Ni si quiera sabes si sigue con vida.

- Pero.. ¿y si sí lo está?

- Siento decirte esto, pero... él se lo buscó. Ni tú ni nadie de tu familia tiene que pagar por nada de esto.

Se escucha la puerta de la calle cerrarse. Hugo y yo miramos, sorprendidos.

- Eso mismo le dije yo.- Dice Raul desde la entrada.

Va vestido con un uniforme de camisa azul clarita, por su cara y su pelo revuelto, tiene pinta de estar borracho.

- Hola.- Murmuro.

- ¿Por fin te has decidido a contarle toda la mierda que nos inunda? - Se tambalea de un lado a otro y tira las llaves contra una mesita, pero falla y estas caen al suelo.- Uy.

- Raul, por favor.- Hugo agacha la cabeza, evitando mirar a su hermano.

- ¿Por qué parte va? ¿Por la de como violaron a mi madre? ¿Por la que mi querido hermanito, se niega a dejar a Àlex, porque piensa que así nuestro padre dejará de ser un hijo de la grandisima puta que nos dejó tirados?- Se acerca a mi y me susurra al oído.- ¿O por la parte en la que casi deja que te violen para salvar su culo?

Mis ojos se abren como platos, y se inundan en lágrimas.

-¿Que-que coño acabas de decir?- tartamudeo. No creo lo que mis oídos acaban de oír. Me mantengo inmóvil, procesando los últimos segundos.

- Raul, sabes que eso no fue así.- Hugo aprieta sus puños, y me mira, pero yo soy incapaz de mirarle, solo miro a Raul.

- ¿Recuerdas el día que dieron la paliza a tu amigo... como se llamaba? ¿Sergio?

-David.

Hugo se acerca a mi, pero de un empujón le aparto.

- Déjale que hable.- Sigo sin mirarle.

- Ese, David. Luego fuiste a casa de Borja, para ver como estaba, ¿recuerdas?- Asiento, asustada.- ¿Recuerdas cuando te sacó de la casa corriendo, casi echándote?

Miro a Hugo por primera vez, asustada. Él también me mira, con ojos llorosos pero al mismo tiempo aprieta su mandíbula, negando con la cabeza.

- Mientras tú te preocupabas por Borja, dos o tres chavales más, incluido mi querido hermanito, escuchaban todo lo que Àlex te haría en cuanto salieras de la habitación, entre risas. - Se acerca a mi nuevamente para susurrarme.- Y no eran cosas buenas precisamente lo que quería hacerte.

- Pero la saqué de allí. - Grita Hugo.

- ¿Llegaste a pensar en algún momento no hacerlo?- Le pregunto con rabia.

- Yo.. no.. no podía hacer nada. Imagínate lo que le hubieran hecho a mi padre, por favor, entiéndelo. Además, al final te saqué de allí, y te advertí que no te acercaras a él joder, te lo dije. Te lo puto dije. También tuve problemas por sacarte, pero sabes que siempre te cuidaré, te lo prometí, y...- Me grita efusivamente al tiempo que varias lágrimas caen por sus mejillas.

- ¿Y si aquel día la suerte no hubiera estado de mi parte y no me hubieras sacado de allí? ¿Hubieras dejado que me violara, que me hiciera lo que le hubiera dado la puta gana?

Me mira, inmóvil.

- Entiendo que no pudierais hacer nada para impedir que violaran a tu madre, erais pequeños y no tenéis la culpa de nada de lo que pasó. - Agacho la cabeza y comienzo a llorar. - Pero esto... esto no tio. - Levanto la cabeza, mirándole.- Eres una mierda de persona, y te mereces todas las mierdas por las que estás pasando.

Cojo mi móvil de la mesa y salgo por la puerta corriendo, entre lágrimas.

PURO VENENO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora