Parte 32

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-Son las 9:30, quedamos aquí en una hora exactamente, no tardéis. - El pelinegro y yo nos dirigimos a la puerta, pero cuando estoy a punto de salir, Àlex la cierra, dejando a Hugo fuera.

- ¿Que haces?- Le miro extrañada.

- Tenemos que hablar.

- Vale.- Me siento en la mesa nuevamente.- Tú dirás.

- Ayer Hugo intentó besarte, ¿no es así?

Le miro, sorprendida.

- ¿Me has estado espiando? - Él se encoge de hombros. Otra arcada hace que esté a punto de vomitar, pero me tranquilizo y trato de mantener la calma.- Bueno, pues si lo hiciste, pudiste ver perfectamente como le di un bofetón solo por intentarlo.

- Ya, lo vi.- Se forma una sonrisa triunfal en sus labios, que desaparece rápidamente con la siguiente frase. - Lo que no me gustó fue lo que vi después.

Se acerca a mi, poniendo mis piernas a ambos lado de su cuerpo, pegándome a él tanto como puede. Nuestras bocas están a pocos centímetros.

- ¿Que hicisteis en su casa? Os vi entrar, pero estuve esperando casi media hora y no vi salir a nadie.

- ¿A caso te importa? Te recuerdo que no soy de tu propiedad.- Ambos nos miramos fijamente, intentando quedar uno por encima del otro. Finalmente cedo, así no conseguiré nada.- No hicimos nada, solo hablamos y me demostró lo mierda de persona que es.

- ¿Como?- Exclama, sorprendido.

- Y es por eso...- Levanto su barbilla con mi mano.- Que he decidido darte una oportunidad, si estuve tan equivocada con como era él, ¿por qué no puedo estar equivocada también contigo?

- Eso significa que..

- Eso de momento, no significa nada, no te voy a dar la vida resuelta, serás tú quien tenga que hacerlo.

Me bajo de la mesa, y paso a su lado, noto su mirada fija en mi. Abro la puerta para encontrarme a Hugo nervioso, y me mira.

Paso a su lado, y sin mediar palabra, me subo a su coche.

"Bien hecho nena."- Me digo a mi misma.

Tras unos cuantos cambios de ropa, y maquillarme nuevamente, por fin estoy lista. Llevo un vestido cruzado de colores pastel, es algo arreglado, pero es lo que Àlex me pidió.

Al salir de casa, Hugo me mira, serio. Sus ojos bajan por mi cuerpo de arriba a abajo, y trazan el recorrido nuevamente en sentido contrario. A pesar de todo, el gesto de su cara no cambia.

- Dani..- Me agarra del brazo cuando paso a su lado.

- No, para.- me deshago de su atadura. Me acerco a él levemente fingiendo buscar algo en mi bolso y le susurro.- Por si no lo sabes, Àlex nos tiene vigilados, sabe lo de ayer... - Me pauso un segundo y ambos nos miramos a los ojos.- No todo, claramente. Le he tenido que mentir.

- No es de eso de lo que quiero hablar, Àlex me importa una mierda.

-¡Pues no debería!- Subo ligeramente mi tono de voz. Al darme cuenta miro a todos lados, nerviosa.

- Pues es así, los Villanueva me importan una mierda, pero tú no. - Le miro, perpleja.- No voy a dejar que sigas metida en toda esta mierda. Se acabó. Pienso hablar con Àlex, le convenceré de que te deje al margen.

- No.

-¿Como?

- No quiero estar al margen, quiero formar parte de esto, y ni tú ni nadie me lo va a impedir.- Entro al coche, alterada.

Él me imita, y cierra la puerta, mirándome.

- ¿De que coño va todo esto Daniela?- Le ignoro, pero me coge la cara con la mano para obligarme a mirarle.

Le aparto esta de un manotazo. Mis ojos se comienzan a inundar en lágrimas.

- Te he dicho que no me toques.- Le grito.

El coche se queda en silencio por varios minutos, ambos miramos al frente, pero ninguno se mueve. El único sonido es el de nuestras respiraciones al unísono sonando con cada bocanada de aire. Finalmente, rompe el silencio, a la par que agarra con fuerza el volante.

- Te saqué... - Susurra.

- ¿Como?

- Aquella noche, te saqué de la casa.

- No empieces otra vez.

- Si empiezo si. ¿Que tengo que hacer? ¿Que coño tengo que hacer para que te alejes de toda esta mierda? - Grita.- Para que te alejes de él.- Me quedo inmóvil, no sé qué responder.- Te ha drogado, te ha intentado violar, te ha pegado, te ha humillado... ¿Quieres que te mate? ¿Es lo que estás buscando? Pues sigue así porque vas de puta madre por este camino.

Las lágrimas siguen acumulándose en mis ojos. Saco fuerzas de mi interior y fuerzo una amarga sonrisa, dejando así que un par de estas rueden por los laterales de mi cara.

- ¿De verdad crees que toda esta mierda tiene que ver conmigo? ¿O con él? - Tomo aire, no me creo lo que estoy a punto de decir, pero no puedo seguir callando. - Todo esto es por ti maldito imbecil. Porque quiero que tengas un futuro, y me trae sin cuidado si con ello tengo que pasar por encima de diez mil personas y arruinarlo todo. - Cojo su cara entre mis manos.- Quiero que salgas de ahí, que tengas una puta vida, un futuro. Quiero que seas feliz, que puedas ver a tu madre y a tu hermano sin tener que arriesgarlo todo cada día, quiero que vuelvas a ver a tu padre. ¿Te crees que salí llorando ayer de tu casa por lo de Àlex? No, no fue por eso.

Me aparto de él y suelto su cara. Me giro para evitar que vea como las lágrimas se derraman aún más por mis mejillas. Hugo, aparta el pelo de mi espalda y con su mano tatuada, coge mi mentón, obligándome así a mirarlo nuevamente.

- ¿Y por qué fue?

Sus ojos marrones están más brillantes que nunca, y parecen atravesarme con solo una mirada. Quiero mentirle, decirle que le odio, y que nada de esto es por él. Pero no puedo, yo lo sé, y él también.

- Porque entendí, al fin, que ya no hay vuelta atrás. - Tomo aire.- Y que nunca vamos a poder vivir en paz si tan solo uno de los Villanueva sigue con vida en este maldito pueblo.

Me mira, sorprendido, sus ojos se abren como platos, su cabeza parece bloquearse por un segundo, intentando procesar lo que acabo de decir.

Ninguno hablamos, solo nos miramos. El silencio siempre me pareció la cosa más incómoda del mundo, pero ahora, ahora es todo lo que necesito. Llevo días con demasiado ruido en mi cabeza y a mi al rededor, ya es hora de que todas las voces callen.

Me miro en el espejo retrovisor y arreglo mi maquillaje para evitar que parezca que he llorado. Me acomodo en el asiento y alargando la mano, enciendo el motor del coche.

Hugo mira mis movimientos, sin articular palabra. Yo en cambio, miro al frente, no quiero mirarle en este momento.

- Vámonos, es casi la hora.

La mierda es que en aquel momento no lo supe, o no lo quise saber, pero acababa de empezar el principio del fin. Aquella noche, marcaría un antes y un después en mi vida.

Solo sé, que si pudiera volver a aquel momento, no habría encendido el motor de aquel coche. Habría mirado a los ojos a Hugo y le habría pedido que nos largáramos de allí, cuanto antes, de aquel pueblo de mierda, dejando todo atrás.

¿El motivo por el que no lo hice? Quería acabar con los Villanueva. Mal juego del destino que me dio como resultado algo mucho peor.

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