Nos montamos en el coche, nadie habla, todos están en silencio. Tras 20 minutos, llegamos a la bolera y Sheila y Jaime se bajan. Yo miro al frente y Hugo pone el seguro de las puertas para impedirme que baje.
- Me ha llamado David.
- ¿Y que quería?- Pregunto aún sin mirarle.
- Estaba preocupado por ti, no sabe nada de ti desde hace horas.- Él tampoco me mira.- Tu hermano está cabreado. -Hace una breve pausa.- No sabía que había vuelto.
- Ha vuelto esta mañana. - Intento abrir la puerta, pero el seguro sigue puesto.- ¿Puedes abrir ya?
Da un profundo suspiro y al fin me mira, sus ojos están rojos y a pesar de que el motor está apagado, sus manos siguen en el volante. Las miro, tiene los nudillos en carne viva en algunas zonas, en otras se está formando una costra.
- ¿Vas a dejar de comportarte como una niñata?
- ¿Perdona?
- Daniela, solo me preocupaba por ti ayer, nada más. Haz con tu vida lo que te salga de la polla, entra y sal de casa cuando quieras, queda con Àlex con Sergio o con Jaime y si te quieres liar con todos ellos líate, me la suda. Follatelos si te apetece.
Vuelvo a mirarle a los ojos, muy seria, por alguna razón sus palabras me duelen. Son las palabras que necesitaba, pero no las que quería.
- Cabreate con tu hermano, deja de hablar a tus amigos, vacílame u ódiame, me da igual.- Suelta el volante y pasa sus manos por su oscuro pelo, suspirando y mirando al techo del coche. Me mira de nuevo.- Ya me da igual. He intentado que lo entendieras, que le vieras como es realmente, pero no voy a arriesgarme más por ti. Lo siento pero estoy cansado.
- ¿Arriesgarte?- Pregunto confundida.
- Te lo dije hace unos días, hay mucho que no sabes. He intentado que te alejaras de toda esta mierda, pero tú te empeñas en meterte hasta la médula. Allá tú. No voy a preocuparme más por ti, no soy la niñera de nadie.
Le miro fijamente y niego con la cabeza despacio.
-¿Qué? ¿No es lo que querías?
Pongo los ojos en blanco y vuelvo a negar.
Suspiro y paso por encima suya para quitar el seguro. Él se pone tenso, pero enseguida me aparto de él y abro la puerta. Antes de salir me giro brevemente y le miro de reojo.
- ¿Sabes? No soy adivina. Intentas que entienda todo, y sin embargo nunca me cuentas nada. - Rio débilmente y me mojo los labios.- No, no es esto lo que quería, pero supongo que es lo que ambos nos merecíamos.
Adiós Hugo.Me levanto y cierro la puerta. Entro a la bolera, sin mirar atrás, no quiero mirar, eso me haría parecer débil y ya bastante me humillé cuando me vio llorar en los baños ayer.
Hugo no llega a entrar, supongo que se habrá ido. Jugamos a los bolos durante horas. Sergio y Yago a las horas se van, y Jaime y Sheila desaparecen al rato.
- Creo que yo también me voy.- Les digo a Àlex y a un chaval llamado Bruno.
- Te acompañamos a casa.
- No, mejor voy yo sola dando un paseo, vosotros vais en otra dirección.
- Son casi las doce no sé si es buena idea.
- Dejarlo, tranquilos, me apetece ir tranquilamente, dando un paseo, necesito... estar sola.
- De acuerdo, como tú veas.
La verdad es que las horas que hemos estado aquí no he estado al 100%. Lo he intentado, pero era imposible.
Bruno me da dos besos para despedirse. Àlex se acerca a mi con la intención de besarme, pero le esquivo y le doy un abrazo. Él me mira, extrañado, pero le ignoro y me doy media vuelta. Comienzo a bajar la calle, despacio.
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PURO VENENO
Teen FictionNo se como empezó todo. Quizá fue mi culpa, quizá realmente exista un destino que está escrito desde el momento en que nacimos. Quizá en mi destino estaba escrito que tendríamos que coincidir, que tendría que recordar un pasado que pensé que había...