("A mi amante, a mi amiga, al que es mejor que yo. La calma de los momentos difíciles.")
(Dedicatoria del autor)
I
"La devastación ya no cubre la tierra. Mis cansados ojos lloran al recordar la belleza de antaño que se divisaba desde el promontorio que hoy llamamos 'La Fortaleza'. Realmente han pasado muchos años desde el holocausto.
No sé cuando perdimos el control, ni quién de nuestros prepotentes gerifaltes nos vendió de esa forma. Espero que lo pagara como todos nosotros y que el horror de la tragedia también le envolviera sus sueños, aunque no fuera durante demasiado tiempo, con el espanto que sufrimos aquel fatídico día.
Tampoco recuerdo cuando fue la última vez que pude dormir sin pesadillas. Me han acompañado tanto tiempo que creo que, jamás, he podido descansar una noche completa.
Ya soy mayor, y las nuevas generaciones achacan mi insomnio a la edad. Cuan frágil es la memoria del ser humano cuando el terror le alcanza el alma. Quizá sea mejor así, después de todo eran sólo niños cuando sobrevino el desastre. Sin embargo, yo, aún después de tanto tiempo, no consigo olvidar. Mi subconsciente se rebela ante el horror de imaginar siquiera poder olvidarlo, por los que se quedaron, por los que no volverán.
Yo estaba allí cuando los tentáculos llegaron, los ví actuar. Soy el único adulto superviviente del genocidio, y soy el padre de Alexia.
Me estoy muriendo. Mi hija no quiere que hable de esta manera, pero es la verdad. Un cáncer devora mis entrañas, es congénito, y noto que se acerca el final, no había cura para el mal entonces, tanto más ahora.
Sin embargo, y a cambio, Dios me ha dado el poder de los mitológicos cíclopes de conocer el día de mi muerte, quizá no exactamente cuándo, pero sé que pronto. No se lo reprocho, todo lo contrario, se lo agradezco infinitamente, esto me permite mirarlo todo desde otra perspectiva.
Ni siquiera puedo casi escribir. El dolor en las articulaciones cada vez es más fuerte, y no es conveniente tirar en un viejo terminal lo que queda de morfina. Los cruzados de las almenas, seguramente, lo necesiten pronto. Se acerca el ataque final, vienen a por nosotros con todo su poder y una vez más debemos luchar por los niños.
Yo salvé lo que quedaba de la raza humana en su momento, salvé la generación futura y por eso descubrí el "secreto". No quiero morir sin que deje de serlo. Todos deben saber a que se enfrentan realmente, y no a unas cuantas bestias, como creen ahora, sin apenas cerebro, que castigan sin cesar nuestros campos y nuestros sueños.
Alexia lleva muchos años haciendo un trabajo excelente, y por méritos propios se ha convertido en nuestra Monseñor y Libertadora. Realmente, pienso, que dejo a la comunidad en las mejores manos. Personalmente, no estoy de acuerdo en que convirtiera a los regulares en sacerdotes y a ella misma en Monseñor. Pero la religión, cuanto más fundamentalista más control tiene sobre el pueblo, y en una comunidad, pequeña y fuerte, como la nuestra, es la mejor manera de mantenernos vivos. Mi fórmula de democracia, a la antigua usanza, no funcionó y enseguida hubo escisiones entre nosotros. Escisiones que nos costaron muchas vidas y que alegraron el estómago de las bestias en el rescate de Sínola.
Pero todo debe seguir un curso y por ello, creo, que este es el momento de escribir el relato de mi vida. Debo contarlo todo, el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla, aunque en este caso sea inevitable."
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"LA FORTALEZA"
Fantascienza"La historia de unos supervivientes, en un mundo postapocalíptico, por encima de cualquier código ético y moral." Este relato fué escrito, originariamente, para los premios Minotauro de la editorial Planeta, en su apartado: "Relato corto de ciencia...