XI

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"Durante los nueve años que estuvimos en paz, hasta la llegada de las primeras bestias, hicimos muchos progresos, y lo más importante, nacieron los primeros niños. Cuarenta o cincuenta si no recuerdo mal. Tendría que mirar los archivos en el consistorio y no estoy por la labor, me cuesta mucho andar y el edificio queda bastante lejos del orfanato.

Los nacimientos fueron lo más complicado a lo que me había enfrentado hasta ese momento, pero estaba bien preparado. Estudié afondo el proceso del embarazo y del parto, y ayude a nacer a todos los niños, aprendiendo junto a los chicos y chicas que me ayudaban. Ahora, éstas y éstos, son artesanos médicos muy bien capacitados, sin embargo entonces, cada vez que una de mis hijas iba a dar a luz, la responsabilidad me impedía dormir la última semana, y cuando todo terminaba bien, se organizaba una pequeña fiesta que aún hoy en día perdura. Yo, personalmente, exijo que se me avise en cada nuevo nacimiento, quiero ser el primero en ver a todos mis nietos, biznietos y tataranietos y bendecirlos, al igual que hice con los padres. Cada nueva vida que viene al mundo nos perpetúa más en éste. Me niego a rendirme después del dolor pasado, me niego a rendirme después de todo el horror que sufrimos.

Por entonces ya habíamos acondicionado el edificio principal al completo y los adyacentes. Las jóvenes parejas con sus hijos tenían habitaciones individuales para preservar su intimidad, pero a mí me seguían obligando, los más pequeños, a dormir en su pabellón. Siempre había alguno con pesadillas que me costaba la vigilia de su sueño y la deuda del mío.

Hacía ya más de cuatro años que cultivábamos nuestros propios alimentos, teníamos una huerta enorme y campos completos de legumbres, árboles frutales, e incluso arrozales. Habíamos desviado parte del curso del río y teníamos agua más que suficiente para los campos. El problema era la carne, no había, sin embargo, teníamos pescado. Entonces no disponíamos de piscifactorías, como ahora, pero nuestros pescadores eran realmente competentes y nos abastecían de sobra.

Yo trataba de que la alimentación fuera lo más completa posible. Obteníamos leche de la soja, para el calcio de los niños, las vitaminas de la fruta de temporada, y el azúcar de la remolacha. Más tarde introdujimos la caña y la apicultura, con lo que obtuvimos miel. Hoy en día los campos de los túmulos son inmensos y nos proveen de casi todo, los invernaderos nos dan lo que el clima de la zona nos impide cultivar, y la carne y la leche la sacamos de nuestros propios enemigos. Sin embargo, por aquel tiempo, todo era un problema, y aunque muchos alimentos procesados, antes del holocausto, eran comestibles, también era cierto, que cada vez escaseaban mas y había que ir más lejos a buscarlos.

Todo mi afán era transformar el pequeño orfanato en una comunidad autárquica cuanto antes, esa era mi meta. Debían ser capaces de sobrevivir si yo faltaba y debían ser lo suficientemente fuertes como para proteger a mi pequeña.

En esos días, mi hija había cumplido doce años, y también, en esos días, tuvimos el primer encuentro con las bestias.

Alexia era feliz por fin. Jugaba con niños de su edad, que son los mismos que ahora la siguen ciegamente. Crecía fuerte y sana, y estudiaba esforzándose en aprender, sobre todo, lo referente al mantenimiento de nuestra pequeña comunidad. Quizá exigí mucho a unos chavales tan jóvenes como aquellos, donde el mayor apenas superaba los veinte años, pero sin ellos saberlo, los preparaba para lo que vendría a continuación, y no lo hice mal después de todo.

Una tarde me llevé a mi hija hasta los límites de los campos. Quería pasar una noche de acampada con ella. Deseaba demostrarle que, para mí, seguía siendo muy especial. Siempre experimentaba primero con ella y luego me llevaba a todos los demás muchachos, no quería celos innecesarios.

En 'La Fortaleza' los mayores se encargaban de que todo fuera bien durante mi ausencia, sobre todo Roser, el primer niño que vimos, cuya responsabilidad nunca deja de sorprenderme, ni siquiera hoy en día. Paso mucho tiempo con él, es de los mayores, y le tengo especial cariño, después de todo fue nuestro primer contacto. Es el Primado del Concejo y ha sido reelegido muchas veces en ese cargo. Esto es lo único que sobrevivió al desastre de Sínola, lo único democrático que queda, la elección de los consejeros por toda la población. Aunque, en teoría la Casa Consistorial es la que gobierna la comunidad, todos sabemos que es mi pequeña la que ostenta ese poder. Pocos dentro del Concejo se atreverían a llevarle la contraria. Ella impuso que yo tuviera derecho de veto a cualquier resolución de la cúpula, y de esa forma atajar las dudas sobre mi mando o el suyo, aunque nunca e hecho uso de ello, y espero no hacerlo jamás.

En fin, ya he vuelto a divagar, perdonarme de nuevo.

Cruzamos el río y nos adentramos en el valle del páramo. Caminamos durante unas dos horas y nos detuvimos en una pequeña loma a descansar y comer algo. Alexia era todavía una niña y estaba cansada, así que hice una hoguera y nos sentamos mirando las montañas que rodean el orfanato, un precioso paisaje que siempre me impresiona.

Ella fue la primera en descubrirla. A unos doscientos o trescientos metros algo se movía a saltos. Utilicé los prismáticos y descubrí con horror una bestia que avanzaba hacia nosotros incrementando la velocidad a cada momento. El viento soplaba en su dirección, así que es muy posible que nos hubiese descubierto hacia rato y que sólo se decidiera atacar cuando acampamos; el movimiento continuo las desconcierta. Nervioso cogí mi rifle y traté de apuntar lo mejor posible, no tengo muy buena vista de lejos, así que quizá, pensé, sólo tuviera una oportunidad de disparar, cuando sin esperármelo, una detonación rugió a mi izquierda y la bestia, en pleno salto, cayó abatida. Miré lentamente hacía ese lado, intentando no creer lo evidente y allí estaba mi pequeña niña, con su rifle apoyado sobre una piedra, casi más grande que ella, humeante.

No temblaba, no tenía miedo, no estaba asustada, dejó el arma a sus pies y empezó a comer como si nada hubiese pasado."

"LA FORTALEZA"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora