"Recuerdo perfectamente el día que partimos. Era una mañana fría de invierno, la nieve había cuajado y todo el valle era un inmenso manto blanco. El sol hería nuestros ojos y nos obligó a protegernos con gafas ahumadas. Dejamos 'La Fortaleza' completamente en orden, con las despensas llenas y el armamento preparado. Los chicos de más edad se encargarían de llevar las riendas, por entonces, ya había muchos con más de veinte años y estaban acostumbrados a reunirse en consejo para tomar decisiones. Siempre intenté enseñarles que el gobierno de uno no era lo más adecuado, sin embargo, con la única persona que fallé fue con mi propia hija. Pero en fin, los caminos del Señor son inescrutables y no trato de comprenderlo todo a estas alturas de mi vida.
Alexia vino conmigo, tendría unos dieciséis años. Ella me convenció, pero quizás debí hacer caso a mi primera impresión, y dejarla al cuidado de Roser. Siempre me arrepiento de no hacer lo primero que pienso, y siempre pienso de esa forma después de no hacerlo.
Salimos temprano, como e dicho, y nos dirigimos hacia el este, de esa dirección los ataques eran más numerosos que desde ninguna otra, y no tardamos mucho en descubrir los rastros de los demonios. A medida que nos alejamos de 'La Fortaleza' y sus montañas, estos, se multiplicaban. Utilizamos un todoterreno, era uno de los últimos vehículos que funcionaban correctamente. Se nos hizo de noche relativamente pronto, pero no nos pilló por sorpresa, a pocos kilómetros al norte, desde nuestra posición, localizamos una ciudad que no conocíamos, y que nos serviría de refugio. Ya estábamos más lejos de lo que nunca habíamos estado, salvo antes de mi cruzada.
Entramos con precaución por una gran avenida, estaba semidestruida, las bestias habían devorado parte de casi todos los edificios y prácticamente todas las farolas y adornos municipales. Generalmente comienzan devorando la planta de calle, con lo que cuando eliminan los muros de carga el edificio se viene abajo, hundiendo todo lo que encuentra en su camino. A unos cien metros había un inmueble enorme de oficinas derribado de esta manera y que cortaba completamente la calle, así que para pasar la noche decidimos entrar en uno, a nuestra derecha, que no estaba muy deteriorado y subimos al último piso. Cerramos puertas y ventanas, no nos convenía que nos localizaran, aún no sabíamos que apenas tienen sentido de la visión. Registramos el inmueble de arriba abajo y no encontramos nada interesante. En cualquier caso me hubiese gustado haber ido más adelante y saqueado ese lugar, había cosas que escaseaban en La Fortaleza y que aun, por aquel tiempo, no sabíamos fabricar, como: papel, lápices, tinta.
Nunca volvimos, el riesgo no valía la recompensa y ya apenas debe haber rastro de ella.
Partimos antes del amanecer, encontramos un plano de la ciudad y la atravesamos de oeste a este. Los rastros de los enemigos eran escasos dentro de la urbe, tan sólo las zonas claramente devoradas nos indicaban su presencia. Cuando salimos campo a través las señales se volvieron más claras y seguimos la dirección donde las huellas eran más numerosas. Sin embargo, estás en un momento dado, giraban en sentido contrario y volvían a entrar en el radio de acción de la ciudad. Nos extrañamos de este comportamiento, era como si estos animales después de comer salieran al exterior y alguien les llamara para que regresaran. Recuerdo, además, que aunque encontramos deyecciones y huellas, no vimos a ninguna criatura.
Seguimos las pisadas, volvían a desviarse de manera absurda multitud de veces. Hasta más adelante no comprendimos el porque las criaturas iban, de un lado a otro, sin sentido. No obstante, la explicación era clara: las estaban llamando. Algo o alguien las reclamaba, barriendo la zona con ondas o emanaciones, y ellas lo seguían, incrementando su número cada vez más, hasta que los rastros alcanzaron tal magnitud que comencé a asustarme.
Estuvimos varios días rastreándolas, y en ningún momento tuvimos contacto visual con enemigo alguno, supusimos, con acierto, que iban por delante, abriendo camino. Ahora no entiendo como me arriesgué de esa manera, era obvio que eran cientos, quizás más y, sin embargo, arriesgué mi vida y la de mi hija por saber, necesitaba saber. Una vez leí que conocer a tu enemigo es tener la mitad de la batalla ganada, y yo lo conocí bien. Fue entonces cuando descubrí el secreto, aquello con lo que no me quiero ir a la tumba.
Nuestra odisea terminó en un inmenso agujero excavado en la tierra y de dimensiones ciclópeas. Enseguida lo reconocí como una mina a cielo abierto. Las huellas descendían por los escalones de terraza por donde antaño subieran los camiones con los minerales. En la parte más honda había multitud de entradas excavadas en la tierra, no sé si por los mineros que trabajaban allí en su momento o por las propias bestias. De cualquier forma ordené a Alexia que se quedará en la superficie y que huyera si comenzaban a salir y descendí, con cautela, adentrándome con una linterna por la primera que encontré. Esta continuaba hacia abajo en espiral, hasta una impresionante caverna como jamás imaginé que existiera.
Yo he estado en las cavernas de Carlsband en Nuevo México, su caverna principal es la más grande del mundo y aún con sus setenta y siete metros de altura no era ni una cuarta parte de esta. Mi posición se encontraba como a mitad de camino entre el techo y el suelo. Desde allí ví como todas las aberraciones se amontonaban en una inmensa explanada. Apenas cabían, eran cientos, en el centro sobresalía una estructura piramidal que parecía hecha de metal, y que brillaba de tal forma que iluminaba toda la caverna, dando a las estalactitas una visión de ensueño.
Yo miraba atónito en todas direcciones, pero lo que sin duda atraía más mi visión era la pirámide central. En un momento dado, no sé cuánto tiempo estuve absorto por el espectáculo, las bestias comenzaron a agitarse y centrar la atención en el prisma, que comenzó a abrirse por su vértice superior, separándose cada cara hacia un lado. Una plataforma ocupó su lugar y sobre ella nuestra destrucción."
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"LA FORTALEZA"
Science Fiction"La historia de unos supervivientes, en un mundo postapocalíptico, por encima de cualquier código ético y moral." Este relato fué escrito, originariamente, para los premios Minotauro de la editorial Planeta, en su apartado: "Relato corto de ciencia...