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Durante las madrugadas Link salía a entrenar al campo, montaba a Epona y la hacía saltar para pulir sus ataques montados en acrobacias más impresionantes que cuando era más joven; Revali iba a entrenar en la zona de arquería, al terminar sacaba dos cantimploras, una para si mismo, otra para el espadachín.

Pasaron días entrenando, al terminar sus respectivos entrenamientos se sentaban sobre un tronco cortado a platicar acerca de lo que habían hecho de sus vidas; El orni le platicó que en sus viajes sólo se centraba en la tarea de Terrak, en vez de conocer gente nueva conoció a los tres dragones que resguardaban las fuentes de las diosas doradas, cuando tuvo más tiempo meditó en las rutas donde volaban y escuchó de los retos antiguos acerca de disparar aún con viento en contra hacia cada uno.

Link en cambio le platicó sobre las relaciones que tuvo, cómo fracasó cada una; Pero sobre todo habló acerca de algunos santuarios, especialmente uno en una isla desconocida donde aterrizó tras planear por un buen rato.

Inició su relato diciendo que algo le golpeó y despertó sin sus cosas; Revali dio graznidos en forma de carcajada -No te imagino, ¿Te quitaron todo?- preguntaba este divertido por la anécdota.

El rubio se encogió de hombros -Recorrí...La isla... En..Calzoncillos- dijo, a lo que recibió como respuesta fueron más risas a las que luego se unió, ahora que había pasado admitía que había sido divertido.

-Entonces...¿Meditabas?- preguntó curioso, Revali asintió -Para nosotros, los dragones son símbolos protectores como de sabiduría, más que nada...Empecé a hacer las paces conmigo mismo- le decía -Recuerdas cuando te comenté que siempre sentía que cualquiera de la aldea podría pilotar a Medoh mejor o a ser el campeón, ¿No?- Link asintió.

-Bueno, prácticamente un día vi al dragón qué pasa cerca del puente de Tabantha, estaba cubierto de fuego, era tan hermoso que sólo me senté y contemplé como volaba lentamente hacia las tierras gerudo, desde entonces me tomaba cierto tiempo contemplando el cielo en cualquier región, esperando ver a algún dragón, ellos pasaban cada vez más cerca como si supieran de mi presencia hasta que me dejaron acercar mi ala para acariciar, a cada uno, en ese momento supe que si los dragones me consideraban digno de tocarlos, yo era más que suficiente- decía meditabundo viendo el área de entrenamiento, era el último día del torneo así que la cantidad de combatientes ya no era molesto para ninguno.

Link miró al frente, prácticamente se sintió igual pero ... No había sido tan místico después de que Farone apareciera para imponer la prueba.

-¿Link?- preguntó Revali devolviéndolo a la realidad, Link parpadeó y se enderezó -Te estaba preguntando...¿Cómo obtuviste la trifuerza?- preguntaba, el rubio miró su mano derecha, empezó a gesticular:

Después de ir a todos los santuarios; Fui a la fuente de Farone por tres días seguidos a meditar como lo hacía Zelda, trataba de dejar mi mente en blanco hasta que el tercer día apareció ante mi el emisario de Farore; Me dió la tarea de decirme por qué debía merecer la trifuerza. Le di muchas respuestas a las que me decía, eran erróneas.

Fue hasta un día nubloso pero con truenos en que volvía a un rancho cercano casualmente donde me quedaba; Un rayo cayó sobre el lugar y las chispas quemaron la madera como el heno; El fuego se dispersó rápidamente, dejé de lado la lástima hacia mi mismo para sacar a la familia del granjero que tan amablemente me habían recibido, también solté a los caballos, saqué a los viajeros que se quedaban ahí. Nadie notó que era el elegido por la espada, yo tampoco le tomé importancia en ese momento; Lo notaron.

Después de ponerlos a salvo volví a darle mi respuesta a Farone.

Inmerso en la historia, Revali hizo un gesto con su ala para que siguiera.

Propósito [COMPLETADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora