Capitulo 7

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  El lunes por la mañana lo que menos quería era ir a la U.

  No es que normalmente fuera así de vago, o que me siguiera doliendo la mejilla —que si lo hacía, mas no era esa la razón-— pero dadas las circunstancias ir era lo que menos quería. 

  Me había estado dando de patadas mentales desde el sábado. Todavía no podía creerme como todo se había torcido tanto. Lo peor de todo era que no podía seguir enojado con Kris cuando era ella la que tenía todo el derecho de estarlo conmigo.

  Lo admito, besarla no fue la cosa más inteligente que pude haber hecho.

  En clase de Intro, Mark me miraba de soslayo por momentos, luego a Kris. Supongo que no podía culparlo, después de todo él estaba justo en medio de ambos, y no podía más que imaginarme como seria estar bloqueando las oleadas de energía asesina provenientes de la chica a su derecha con peinado de nido de pájaro. Era como si mi amigo en ese momento fuera una palmera en la costa, solo que en pleno huracán de categoría  5.

  Podía ver como el vello de su cervis se había mantenido erizado desde que comenzó la clase, hasta ahora.

  Había calculado llegar a la hora justa a propósito para que no resultara raro que de repente le dejara el asiento de en medio, consciente que no le había dado suficiente tiempo como para que me preguntara por la pinta que tenía mi cara.

  El licenciado Zelaya explicaba una serie de diapositivas sobre los datos históricos de las representaciones dramáticas, en los tiempos donde los hombres mal afeitados se vestían como mujeres con enaguas frondosas y bultos simulando pechos a falta de mujeres en el rubro debido a la opresión sexista. Toqué distraídamente mi mejilla.

  Me digo que fue consecuencia de una mala combinación de estrés, cansancio físico, el mal humor de la discusión y lo acuciante de las palabras, aunque en alguna parte muy profunda de mi cerebro la vocecilla de mi cabeza susurraba sandeces. Aparte la voz de un manotazo como a un molesto mosquito.

  Todavía recuerdo la forma descuidada en que la tomé de la parte posterior de su cabeza, la suavidad de sus cabellos y sus ojos abiertos por el shock. Sus labios eran suaves, con sabor a melocotón por el refresco, cuyos restos yacían volcados en el suelo. Su boca estaba entreabierta por la sorpresa y acaricie con mi lengua levemente la suya. Mis sentidos estaban completamente encendidos y concentrados en el beso, y para mi mayor sorpresa (y podría apostar mi Less Paul* a que no me lo imagine) estoy seguro que Kris me devolvió el beso también después de unos segundos, lo que me hizo abrir los ojos. Si, como si fuera un mocoso de 11 años. Había cerrado sus ojos y el ala del ridículo sombrero que traía puesto obscurecía sus rasgos, pero pude sentir la calidez de su piel y sus mejillas. Apreté los ojos y la atraje más cerca de mí. El olor a manzanas, canela y a ropa guardada me envolvía como una especie de velo, una completa amalgama de emociones en tropel se acumularon a una velocidad vertiginosa agitando mis latidos y haciendo que fuera difícil respirar, pero eso no me importó, porque en ese momento en el que me sentía capaz de fundirme con el tiempo y el espacio, en mi cabeza se formaba la más increíble y perfecta melodía que me pudiera imaginar.

  Me mordió el labio con furia hasta sacarme sangre antes de apartarme de un empujón. Sus ojos chispeaban de furia y lágrimas, su cara estaba completamente roja. Me impactó la mejilla izquierda con una fuerza que no tendría nada que envidiar a los chicos del club de atletismo, haciendo volar el sombrero de mi cabeza a más o menos un metro; sentí que el ojo de ese lado me iba a estallar o a salirse de su cuenca, y pude sentir también que en un solo movimiento me había provocado un leve arañazo con una de sus uñas; usualmente las mantenía cortas, pero obviamente estaba de suerte ese día.

Me miro con ira pura, y creí ver algo más debajo de eso. Abrí los ojos como un venado ante los faros de un coche y mi boca estaba entreabierta, probando un poco el sabor metálico. 

Los Chicos Guapos También LloranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora