Capítulo 14

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  —Fantástico, simplemente fantástico —murmuré media hora después con mis brazos cruzados en el pecho. Mark me dió un pequeño codazo para recordarme que actuara amable.

  Después de la entrada triunfal de la chica fantasma y el chico Bambi, habíamos acordado —o mas bien nos comunicaron— qué comenzaríamos a ensayar todos los días después de clases en el Salón de Prácticas 2, comenzando esa misma tarde, puesto que ya tenían a la mayor parte del elenco.

  Al parecer habían abierto inscripciones virtuales para esto durante el fin de semana y hasta habían realizado castings el domingo y mas temprano ese día. Apreciaba la ayuda, desde luego. Habría sido muy tedioso tener que encargarnos nosotros tres de todo eso, así que no me quejaba, pero, diablos, me molestaba que no nos hubieran tomado en cuenta para ello, apenas y me dejaron conservar a mi banda como parte del equipo musical.

  Aunque a fuerza de ser honesto, habían dos piedras en mi zapato que no me dejaban tranquilo: la primera era que la expresión facial de Soo Ming, sus gestos y su seductor vestido rojo solo los habia visto en mujeres  enamoradas. Ese brillo en los ojos, esa coquetería ruborosa y refrescante no eran las usuales en ella, y estaba completamente seguro que no era debido a mi, pues en toda la reunión se habia dignado a darme una única sonrisa de cortecia, la misma que le habia dedicado a Mark.

  ¿Cómo se atrevia a tratarme con tanta indiferencia a mi? Eso no cuadraba con la mirada de admiración que me habia dado la noche anterior en Elfos, esa que habia provocado que mis hormonas se desbordaran. No tenía sentido, y esa incoherencia me molestaba.

  Por otra parte, la piedra más grande en mi zapato era que consideraran que mi música tenía la pasión de un tronco muerto, y que por ello tendría que ser pupilo de alguien que al parecer solo era un par de años mayor que yo, pero con un desempeño vocal… ¿Cómo fue que lo llamaron? Ah, sí: sobrecogedor.

  ¿Cómo se atrevían?

  La chica de cabello plateado se llamaba Alyona, y este era su ultimo año en esta universidad. La noche anterior cuando la había visto en el baño de Elfo's me había sorprendido lo suficiente como para no notar su acento fuerte cuando me habló.

  Casi la mitad de la Art U estaba compuesta por personas de diferentes etnias y nacionalidades, así que con el tiempo llegabas a acostumbrarte a escuchar acentos de los mas diversos, y a pesar de su nombre, Alyona no sonaba como si fuera rusa, pero definitivamente si de algún lugar cercano. No fue sino hasta que nos presentamos cara a cara que noté dos cosas más: la primera, es que el tinte de su cabello no era para hacerlo ver más claro, sino para oscurecerlo, pues era albina*.

  La segunda cosa fue su expresión como la de un toro en corral, como si enojarla seria de las ultimas cosas que experimentarías antes de partir de esta vida de manera dolorosa, y no era solo su acento fuerte lo que me lo indicaba, sino su mirada. Esos ojos grises decían claramente “trátame amable y obtendrás lo mismo, cabréame y no respondo”.

  Perfecta institutriz me había tocado.

  Por su parte, si el chico Bambi fuese un can, habría estado meneando su cola por tener cerca Kris, aunque parecía un poco asustado de Alyona. No lo culpaba.

  La chica Mara hasta ese momento me había dado la impresión de ser de esas personas sonrientes que fácilmente se rodean de amigos y dicen boberías cada dos por tres.

  Tan pronto nos dejo solos nuestro equipo de niñeras —¿de qué otra manera podía llamársele si no? —movimos un poco las sillas para vernos de frente. Traté de atender al reciente codazo de Mark.

  —Es un placer, soy Mara Noah, de Artes Plásticas. ¿Me repiten sus nombres? —preguntó con voz alegre.

  —Hola Mara, yo soy Marcelo, pero todos me dicen Mark. Él es Ángel y esta de acá es Kris —señaló.

Los Chicos Guapos También LloranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora