Capítulo 32

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Después de la conversación con Alyona, intenté ir a casa de Andrea Vásquez (para saber su dirección me bastó buscar en sus redes). Pero sucedía que estaba demasiado lejos, y para la hora que era, no sería conveniente solo llegar y ya. Mi idea, era pedirle que hablara con su tía para que me permitiera reintegrarme a la obra y con mi banda.

Claro que sabía que era más fácil de decir que de hacer. Era mas que una obviedad que no seria gratis.

Sin embargo, no esperaba que me hiciera esa petición.

-No --dije tajante-. Definitivamente no.

-Pues entonces nada, no hablo con mi tía y te quedas fuera.

-Me he disculpado por todo lo que dije, lo hice sinceramente, y estoy dispuesto a retribuirte de la forma que quieras, menos esa.

-Pues sucede que "esa" es la retribución que quiero. Tómalo como si fuera en concepto por daños ocasionados.

-Eso lo entiendo, pero pedirme que salga contigo por ello, es demasiado.

Su mirada cambio, tornándose agria.

-No dije que quisiera salir contigo. Dije que quería que me lo pidieras, pero no que lo haría.

-Eso no tiene ningún sentido.

-Pues para mí sí -dijo picándome el pecho fuerte con la punta de su dedo-. Quiero que intentes por todos los medios posibles hacerme aceptar, quiero que ingenies formas de hacerlo, quiero que experimentes en carne propia lo que se siente que te rechacen, una y otra y otra vez. Arrodíllate, dame obsequios, lleva mis cosas, cántame, dime palabras dulces esperando a que cambie de opinión, y si no funciona inténtalo de nuevo al día siguiente y al siguiente. Si logras hacerme dudar y darte el si, entonces hablaré con mi tía.

-No entiendo cuál es el propósito de que te ruegue, si tú misma ya no estás interesada.

-¡Ya te lo dije! ¡Quiero que te sientas como una cucaracha lame botas! ¡Y quiero que todo mundo lo vea!

Mi cerebro hizo conexión.

-Así que es eso -afirmé-. Quieres que los demás te vean rechazándome para sentirte bien contigo misma.

Levantó el mentón.

-Tal vez, pero nadie lo sabrá. A los ojos de la gente, solo verán a una alimaña desesperada, es decir tu, por obtener mi atención, como debe ser. Como siempre debió ser.

-Estas loca -dije frunciendo el entrecejo.

-¿Y? Nada de esto habría pasado si no te hubieras puesto arrogante conmigo hace meses.

Iba a responder sobre su acoso constante en redes y su obsesión, cuando me cortó:

-Y te recuerdo que soy la única sobrina de mi tía. Prácticamente me ama como su hija, y nunca, óyeme bien, nunca me ha negado algo. Ni antes, ni ahora. Así que piensa bien tu respuesta, porque si lo que quieres es participar en ese ridículo evento, me empezarás a tratar como la reina que soy, pero si lo que quieres es que se quede todo como está, por mi perfecto. Tal vez puedas presentarte en otro aniversario, ¿tal vez en el 75?

Comenzó a cerrar la puerta de su casa.

Pensé el elenco de la obra, en todos esos rostros cuyos nombres ni siquiera me molesté en aprenderme. Pensé en Ron, los gemelos, en Alyona, en Joshua, Mara, en Mark...

Pensé en Kris.

-Espera -dije deteniendo la puerta, volviéndola a abrir-. Acepto -dije con resignación.

Los Chicos Guapos También LloranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora